CAPÍTULO 35-EPÍLOGO

45 1 0
                                    

Valeria

Ochos años después

¡Hace una hora exactamente que he roto aguas!¡¡¡ Ya viene!!!! 

Espero que sea bonito el hecho de ser madre.

Claro que lo va a ser , qué cosas dices Valeria.

Ahora mismo me encuentro en el coche con mi marido Carlos. Nos casamos hace dos años cuando teníamos mas o menos 22 años. 

Un poco pronto, lo sé.

Vamos camino al hospital. Me he puesto de parto y son las 6 de la tarde. Estoy algo nerviosa. Pero no creo que vaya a ocurrir nada malo.

Qué pesimista soy.

Hace 9 meses concebimos a una criatuarita que se va llamar Marcos. Y ahora pues...¡está pidiendo salir!

...


Al llegar al hospital, Carlos aparca el coche lo más rápido posible y salimos pitando a la entrada del hospital.

No creo que aguante, siento que esto ya está bastante dilatado.

Duele.

Nos acercamos al mostrador corriendo y el primero en abrir la boca, es Carlos.

-Hola, buenas tardes, por favor, mi mujer se ha puesto de parto. Las contracciones son cada 2 minutos. Lo hemos contado.

El que nos atiende por detrás, si decir ni una palabra se va.

Carlos me mira y se encoge de hombros.

Al segundo, un médico viene con el señor que nos estaba atendiendo. 

Gracias a Dios.

-Buenas tardes, ¿cada 2 minutos verdad?

-Si, así es doctor.

-Bien, pues sigánme, les llevaré a una habitación.

Hacemos caso al doctor y llegamos.

Me da una bata para que me la vaya poniendo y en cuanto me he cambiado, me dice que me tumbe para ver como va el proceso de dilatación.

Me tumbo, pone un adaptador para apoyar ambas piernas y se dispone a mirar.

Mientras, Carlos me acaricia de la frente mientras me da la mano fuertemente y me dice:

-Tranquila, ya estamos aquí, todo  va a salir bien.

Sonrío y asiento.

-Vale, ya llevas dilatado 13 cm, ¿Valeria, no?

Asiento.

-Ya estas preparada para el parto, ya has dilatado lo suficiente.

Sin decir ni mu, se va y al segundo aparece con muchas enfermeras, trayendo carritos con artilugios y básculas - me imagino que para pesar al bebé - y noto que me empiezan a untar algo, ahí abajo.

Por supuesto, Carlos no me suelta de la mano. Le ofrecen una bata para no mancharse y ya llegó la hora.

La que me había imaginado toda mi vida.

Se me acerca el doctor a mi lado y me empieza a decir:

-Bueno Valeria, ya estarás viendo que esto ha sido muy rápido, pero la razón de eso es que has venido ya bastante dilatada, entonces, te voy a explicar.

-Adelante doctor.- añade Carlos.

-Ya mismo te va a tocar empujar, pero vas a tener que empujar lo mas fuerte posible. En ese momento sentirás mucha presión ahí abajo, dado a que la cabeza del niño irá bajando por el conducto de tu vagina. Y cada vez que notes mucho dolor, empuja, ¿de acuerdo? Cuando tengamos la cabeza fuera, ya no tendrás que empujar, eso lo haré yo, ¿vale?

Asiento.

Antes de empezar a empujar, miro a Carlos, me está sonriendo como un niño pequeño, está ilusionado.

-Tu puedes cariño.

Me da un beso y aquí comienza mi parto.

-Empuja Valeria.

Empiezo a empujar, lo mas fuerte que puedo, mientras voy empezando a sentir la misma presión que el médico me había anunciado.

Gimo de dolor. Pero merece la pena.

-Empuja, empuja, empuja, ya veo la cabeza, sigue así.

Sigo empujando. 

-Ya casi tenemos la cabeza fuera, un poco mas Valeria.

Empujo todavía aún mas fuerte.

-Siguee, sigue.¡ Ya está ya tengo su cabeza!

Comienzo a notar como estira de mi bebé y noto como me lo saca de mi cuerpo.

-¡¡¡OHHH DIOS!!- gimo del dolor que acabo de sentir.

-Ya está cariño, lo has conseguido.

En ese mismo momento, oigo los llorros de un bebé, mi bebé.

Me le enseñan, apenas puedo ver casi nada, solo una cabecita; se lo llevan a pesar y a limpiarlo mientras a mi me terminan de limpiar.

-3075 g. - anuncia una de las enfermeras.

Mi bebé pesa eso, no me lo podía creer.

Cuando ya terminan de hacerle todo lo que le tengan que hacer, una enfermera me lo entrega y me lo pone en mis brazos.

Es la cosita mas bonita que he visto nunca, chiquitita, preciosa y al fin y al cabo, es mi hijo.

Empiezo a llorar, es lo mejor que existe.

Le miro una vez mas antes de entregárselo a Carlos.

Le coge y sus ojos tienen un brillo inusual. Le encanta.

-Vamos a ser los mejores padres que pueda tener este niño.-me anuncia mi querido marido.

Asiento.


La verdad, en toda mi vida, siempre pensé que el parto sería horroroso teniendo en cuenta el dolor que se pasa. Eso no lo puedo negar, pero luego la recompensa que te llevas de tal esfuerzo, es lo mejor que puedes tener.

Mi experiencia con  el parto me ha dado a entender algo.

 "El dolor que sufres merece la pena"








DEEP FEELINGS Où les histoires vivent. Découvrez maintenant