Acto 1

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RANMA NO ME PERTENECE, SOLO HAGO ESTO POR DIVERSIÓN

Cuando las palabras sobran

Acto 1

―Que boba eres ¿para qué quieres comprar todas esas telas?―musitaba un aburrido Ranma Saotome, a la joven que estaba eligiendo varias piezas en el puesto de telas, y donde, bajo amenazas el artista marcial habia tenido que venir.

―! Ya te lo dije, Ranma!, es porque voy a coser todos los vestidos que pueda, hasta ver cuál es el más bonito―adujo la muchacha, muy abstraída verificando la tersura de otras piezas.

―Pero si solo te basta con uno ¿para qué quieres tantos trapos?―musitó el marcialista, aunque luego de una mirada asesina de ella, no tuvo más remedio que coger el bolso de las compras e ir a sentarse en un rincón del centro comercial―. ¡Por dios!, Akane....ya me las vas a pagar.

A Ranma le aburrían soberanamente estas cosas, pero Akane habia sido categórica en afirmar que él debía acompañarla. Después de todo era su marido.

―En vez de estar entrenando en el Dojo―murmuraba el joven

A pesar de su oposición inicial, Ranma habia tenido que ceder, ya que iba a ser la primera compra a la que iban juntos como matrimonio, así como también la misma tenía cierta importancia porque sería donde comprarían las cosas que necesitarían para su graduación.

Ranma decía que no hacía falta, que él usaría su traje de boda, para no hacer un gasto innecesario, pero Akane no quiso oír del asunto, y de hecho estaba algo obsesionada en comprarse varias de estas telas y coserse algo un poco más a su altura y posición de mujer casada egresando del instituto.

Ranma al final cedió, porque después de todo, la vida con Akane nunca habia sido previsible ni dentro de lo común. Su mismo compromiso habia sido arreglado, su misma vida era un torbellino con todos los pretendientes de Akane revoloteándola aun, así como las autoproclamadas prometidas de Ranma que tampoco daban el brazo a torcer.

Su misma boda también fue imprevista, tan solo unos años después de la primera que habia sido un desastre fallido. Y que además fue mucho antes de lo pensado, ya que se suponía que esperarían luego de la graduación, pero hace tres meses habia dado la casualidad que Soun, el padre de Akane enfermó de gravedad, y al final se organizó una boda a toda prisa, porque se suponía que Soun no sobreviviría mucho, pero cosa rara, el padre de las Tendo se recuperó milagrosamente tras la ceremonia.

Jugarreta o no, el asunto es que ya estaba hecho.

Ranma y Akane habían terminado en un matrimonio, un poco prematuro, pero al final de todo, más maduro de lo que hubiese sido si es que se hubiesen casado cuando tenían 16 años.

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Ranma caminaba a su lado, cargando las numerosas bolsas que Akane habia comprado, la mayoría conteniendo telas, aunque habia unas pequeñas que la joven traía consigo.

El joven esposo no podía evitar mirar de reojo.

― ¿Qué es eso que llevas ahí? Se ve muy pequeño como para que sean trapos―apuntó.

―Son algunas cosas personales que necesito―respondió Akane, la verdad algo avergonzada de comentar lo que habia comprado. Temía que Ranma se burlara de ella. Eran algunos maquillajes.

El muchacho enarcó una ceja.

―Ni que fuera un secreto de estado...―quiso decir el joven, pero antes de añadir cualquier cosa, ya la chica le estaba mostrando su inseparable mazo, aquella típica que tantos moretones le habia propinado, y merecidos por cierto.

Cuando las palabras sobranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora