ACTO 10

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RANMA NO ME PERTENECE, SOLO HAGO ESTO POR DIVERSIÓN

Cuando las palabras sobran

Acto 10

Unos brazos habían rodeado su cintura, en tanto podía sentir como un aliento tibio se colaba en el hueco de su cuello y su hombro.

Los ojos y las manos de Akane temblaron por ligerísimos segundos, pero al final, de manera instintiva como si estuviera siendo llamada por una intuición natural y poderosa, ella misma abrió un poco más su cuello para que él pudiera hundir aún más sus labios en ella.

En otras épocas y momentos, quizá hubiera muerto del sonrojo o darle un buen golpe, pero su cuerpo y su alma la llamaban a seguir los deseos que su cuerpo le enseñaba.

Fue ahí que colocó una mano sobre los brazos que se cruzaban a la altura de su cintura y llevó la otra a hundir en la frondosa cabellera del marcialista para pasear en ella con sus dedos. Lo que estaba haciendo era lo que la llamaba a hacer un reflejo autómata que ni ella comprendía, pero que sabía era lo correcto que debía hacer.

Tampoco se quejó cuando esas poderosas manos que sostenían su cintura la hicieron girar y fue allí cuando se topó de frente con esa mirada cobalto que la miraba con unos ojos provistos de una ternura, deseo, ansias , anhelo y mucho más de lo que ella pudiera describir o comprender.

Ella misma buscó sus labios, esa boca que la inducia a conocer más que un simple beso. Sino algo más profundo, más íntimo, más acorde a lo que ellos eran.

Él nunca dejó de acariciar esa cintura, por donde la sostenía. Ella no soltó el cuello de él por donde casi se colgaba por la diferencia de altura. Las percepciones de ambos se sentían colmadas de saber que ambos estaban en la misma sincronía y sus cuerpos exponían las misma necesidades, unas que habían callado por demasiado tiempo pero que sus huracanados sentimientos que brotaban de sus pieles ya no podrían seguir conteniendo.

Cuando Ranma hizo un movimiento desprendiéndole los botones de la camisa china que Akane llevaba puesto, para colar bajo ella, a sus manos que pretendían no quedarse quietas, fue que la muchacha gimió bajito, pero sin duda no esperaba que el joven acercara repentinamente sus labios por encima del pecho de la joven, besándola por encima y debajo de la camisa desprendida, y fue descendiendo lentamente hasta besar su ombligo.

Akane estaba completamente hechizada y al sentir las caricias de Ranma en el vientre, decidió hundir sus dedos en los cabellos de él, que estaba a esa altura, completamente extasiada ante las nuevas sensaciones. Cerró sus ojos para poder sentir mejor, pero de repente Ranma paró, y se levantó, haciendo que la joven abriera con miedo sus ojos ¿se habrá arrepentido?

Pero no.

Porque Ranma lo que hizo fue tomarle de la mano, y guiarla donde estaba el futon del cuarto.

―Ven―fue todo lo que él le dijo.

Ella apretó esa mano que la prometía llevar a un sitio donde nunca antes habia estado.

Ella apretó esa mano, y se dejó llevar.

Las cosas habían avanzado entre ellos de forma confusa, quienes guiados por sus instintos ahora se estaban dejando llevar de forma desesperada por ella.

Tanto tiempo conteniendo sentimientos y deseos estaban cobrándoselas con ellos en este instante cuando ambos estaban besándose con pasión, encima del futon, con un Ranma encima de una Akane que no dudaba en hundir sus dedos entre la cabellera de su esposo, y sin soltar jamás ese beso.

Cuando las palabras sobranWhere stories live. Discover now