Acto 9

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RANMA NO ME PERTENECE, SOLO HAGO ESTO POR DIVERSIÓN

Cuando las palabras sobran

Acto 9

No importa que se me rompan las piernas. Yo pienso salvarte, Ranma. Nunca te abandonaré...

La sensación de que esa persona tan valiosa para ella y que llevaba a sus espaldas caía a un inexorable abismo y vacío que ella no podía alcanzar jamás, la hizo gritar como nunca. Como si su misma vida se le fuera en el grito.

―!!!RANMA!!!!!

Fue ahí que abrió sus ojos henchidos de miedo y desesperación. Tan abiertos como se lo permitía el intenso terror que sentía por todo su cuerpo, como una especie de espasmo que amenaza con quitarle hasta el último aliento.

Solo cuando al fin pudo recuperar algo de consciencia sobre donde podría estar notó que estaba en un sitio desconocido y extraño e inmediatamente los recuerdos se agolparon dentro de su mente, más cuando vió al ancianito que la miraba con extrañeza y algo asustado luego de oírla gritar.

Estaba dentro de la cabaña aquella que habia visto en medio de la lluvia cuando traía a Ranma que aún seguía en ese sueño de la cual no parecía tener intenciones de despertar jamás.

Los ojos castaños de Akane se abrieron con toda fuerza al darse cuenta de eso.

―! Ranma!, oh dios, ¿!donde estas!?―gritó incorporándose con la fuerza residual que tenía, y cuando no vió el cuerpo dormido de su joven esposo en su rango de vista. Solo el ancianito que parecía calentar algo en una vieja cocina de leña y que la miraba algo asustado.

Su corazón, naturalmente impulsivo empezó a acelerarse de tal modo que no dio curso a ningún tipo de lógica, y lo único que atinó a hacer era acercarse al anciano que parecía calentar té o algo, y tomarlo por los hombros para sacudirlo frenéticamente y preguntar por Ranma, que era la única palabra que se comprendía de los labios de la exasperada muchacha.

El viejito le habría respondido pero la demostración de fuerza y desespero de la joven lo habia aturdido y en parte mareado. Además que escasamente entendía el idioma de la joven.

En tanto en la mente de Akane ya se habían tejido cientos de ideas, todas horrorosas en su mente, pero no se podía culparla. Habían pasado situaciones tan horribles y azarosas juntos.

Como el anciano parecía no poder hablarle, fue que Akane temió lo peor. Quizá la idea de que hubieran llegado juntos a la cabaña habia sido solo un sueño o un juego de su mente que solo le decía lo que quería escuchar.

Quizá Ranma se le habia caído en alguna parte cuando ella misma resbaló, y habia sido el pobre anciano quien la encontró.

―!!Eso no puede ser!!!!

Pero justamente el tipo de amor apasionado como era el que movía a Akane no entendía de lógica ni razones, salió disparando por la puerta como alma que lleva el diablo, con un único objetivo en mente que era la de hallar a Ranma ¡tenía que encontrarlo!

―! Espera, muchacha!―fue el único grito que atinó el anciano, intentando esgrimir su escaso japonés, que la miraba preso de confusión. Nunca en su vida habia visto a alguien tan obcecado en su vida.

Ni siquiera pudo detenerla.

Pero si tuvo una idea y de inmediato corrió hacia la zona donde podría encontrar ayuda.

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Afortunadamente ya no llovía, pero estaba oscuro, y el suelo seguía resbaladizo, bastante y ella apenas y podía ponerse en pie.

Cuando las palabras sobranWhere stories live. Discover now