Capítulo 20

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Lisette merodeaba por los pasillos más preocupada por sus amigos que por el ruido que hacía a su paso. Gritaba el nombre de Kristen con desesperanza. Luca hacía intentos banales por tranquilizarla. Luego del temblor y la desaparición de la cazadora, toda la calma que había retenido desde que el embrollo que traía consigo el ser una bruja hubo empezado, explotó de repente. Estaba asustada, realmente asustada.

-Lisette -Louisa se acercó a ella, igualando su paso-. Deja de estar tan inquieta. La encontraremos, ¿está bien?

-Una persona más por encontrar.

Lisette había perdido la melodía en su voz que la distinguía como una chica dulce, segura, audaz, valiente. En vez de ello solo quedaba el eco de la agonía, la expectación y la incertidumbre.

-Los encontraremos a todos.

- ¿Cómo puedes estar tan segura? ¿En verdad crees que saldremos todos vivos de esta, que somos capaces de derrotar a la misma persona que piensa destruir a millones y millones de seres en el mundo? Dime que no lo piensas, Louisa, porque creí que yo era la ingenua, no tú.

Louisa hizo una mueca, demostrando lo que Lisette ya sabía; la crueldad en sus palabras había sido tanta que hasta a ella misma le dolió proferirlas. No le importaba. Kristen había desaparecido, ¿qué tal si en los demás grupos también alguien se hubiese ido? Estarían más ocupados en encontrar a sus compañeros que en el verdadero objetivo. Entonces ella ganaría, con toda razón y derecho, porque habían sido débiles y crédulos.

Notó a Louisa quedándose detrás de ella, dejándole seguir el camino por su cuenta. Dejó salir el aire que estaba empezando a consumirla por estarlo reteniendo. Entonces alguien más se acercó, ya no era Luca ni Louisa. ¿Quién más podría ser? Por supuesto, el único que no mantenía ninguna relación ni responsabilidad sobre ella, el mismo que dirigía a su séquito de cazadores y tenía la cantidad necesaria de imparcialidad para controlarla por las malas si era necesario.

-Tenemos algo más importante por hacer que hablar, ¿no te has fijado?

-Te equivocas.

Legend, el mayor de los Ellsworth, jugaba con un cuchillo entre sus dedos con esa habilidad que podía interpretarse como solo una cosa «te calmas o te lo clavo en el pecho». Lisette se negaba a sentirse acobardada. Le dirigió una mirada, dándole la oportunidad de empezar con el discurso.

-Te diré lo que haremos. Seguiremos nuestro camino, estamos aquí para buscar a la Dama Gris y asesinarla, no nos desviaremos del plan.

- ¿Cómo puedes decir eso? ¿Es que no te importan los demás?

-Sí me importan -guardó el cuchillo dentro de la vaina-. Tú no puedes ser tan egoísta, Lisette. No piensas en grande, no piensas en todas esas personas indefensas que están fuera de estas cuatro paredes. ¿Estás pensando en los brujos que están pereciendo ahora contra los cazadores? Si no quieres pensar en ellos está bien, ¿qué me dices de los mortales? Te limitas a pensar en cinco, seis chicos, que están ya grandecitos para tomar sus propias decisiones en vez de preocuparte por lo relevante.

No contestó. Tenía razón. Claro que la tenía. Joder si la tenía. En el fondo estaba consciente que su actitud estaba siendo de una chiquilina. Una niña mimada que cuando algo le salía mal lo mejor que podía hacer era una rabieta. Oh, cuánto se odiaba ahora. Y cuánto se odiaba más por haber permitido que un segundo le dijera sus verdades en la cara cuando ella las conocía a la perfección aunque se negaba a consentirlas. Muy bien, Lisette. Estás actuando como una completa maldita.

- ¿Y si hubiese sido Phoenix o Tyrell?

-Me dolería, lo lamentaría, con seguridad me sentiría el culpable por desprotegerlos. Sin embargo, no cambiaría mi decisión. Escucha, cuando sigues una misión suicida, estás con un pie en la vida y otro en la muerte. Es así. Debes saberlo, Lisette, porque si no, no comprendo qué vio Aiden en ti.

Cazadores vs BrujasWhere stories live. Discover now