Capítulo 13.

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Capítulo 13.

El sol brillaba con fuerza en el cielo, y el calor estaba en su punto máximo, el clima clásico de un día de verano, lo que marcaba todo un contraste con los días fríos y ventosos de Berlín. En el puerto de Alguer, en la isla de Cerdeña, parecía que el verano acababa de comenzar, y las azules aguas del Mediterráneo reflejaban los rayos solares sobre los recién llegados visitantes, tal parecía que ellos no sólo habían cambiado de país, sino también de estación.

- Sotto il celo di un state italiana*.- canturreó Alexander, de buen humor.

- ¿Bajo el cielo de un... estadio italiano?.- tradujo Adrianne, confundida.

- Verano.- la corrigió Johann.- State es verano, no estadio.

- Oh, pero si ya casi estamos en otoño.- replicó ella, mirando a Alexander.

- Incluso dejamos atrás los meses de veraneo.- coincidió Patrick, ajustándose sus lentes oscuros.- Ya regresaron a sus casas las chicas universitarias suecas con bikinis diminutos y los turistas que tiran basura en las playas.

- La palabra secreta es "casi".- dijo el otro, sonriendo.- Casi estamos en otoño, pero aún no, y todavía podemos disfrutar de unos cuantos días de verano; ya pueden ir viendo que aquí en Alguer no nos costará trabajo hacerlo. Notti magiche...

- ¿Y eso, es una canción o qué?.- preguntó Adrianne, mirando el mar que se extendía ante ellos.

Ella, Alexander, Patrick y Johann esperaban a las demás chicas a las afueras del hotel en donde se hospedaban en Alguer, ciudad que se encuentra en la isla italiana de Cerdeña, como ya se mencionó. Alguer es un conocido sitio turístico de buceo, y uno de los lugares favoritos de Alexander para vacacionar, dado que es aficionado a este deporte; por tanto, era lógico que la primera escala que los jóvenes harían sería en este lugar, para tomarse unos días de descanso antes de comenzar con la serie de conciertos que el violinista y el pianista darían en otras ciudades de Italia (según había comentado Johann, el itinerario se componía de Venecia, Florencia y Roma). Adrianne, que nunca antes había visitado Italia, se sentía fascinada ante la vista del hermoso Mediterráneo, ese mar que ha sido la inspiración de miles de artistas durante siglos.

- ¿No la reconoces?.- Alexander se sorprendió, y volvió a canturrear.- Notti magiche, inseguendo un goal, sotto il celo di un state italiana.

- La verdad es que no.- Adrianne enarcó una ceja.- Noches mágicas, persiguiendo un gol, bajo el cielo de un... Verano italiano...

- A mí tampoco me suena.- coincidió Patrick, colocando sus brazos detrás de su cabeza.- ¿Debería?

- Es la canción oficial del mundial que se hizo en Italia en 1990, Un' State Italiana.- Alexander sonrió.- Fue el primer mundial que recuerdo, yo tenía 9 años, y ocurrió precisamente en mi país. Era muy emocionante ver a la Selección jugar en los partidos, incluso las clases y los trabajos se detenían para apoyar a nuestro equipo, y cuando Italia ganaba, los niños salíamos a las calles a festejar con las banderas y a tratar de imitar las jugadas que vimos por televisión. En esas épocas era raro no ver a un niño usando alguna playera de la selección; esa canción fue la número 1 ese verano, y me gustaba tanto que mi madre me compró el LP y la reproducía una y otra vez sin cansarme. Mi abuela decía que me gusta esa canción porque yo también nací bajo el cielo de un verano italiano.

- Ahora entiendo por qué no la conozco, yo tenía cuatro años cuando ocurrió el mundial de Italia 90.- suspiró Adrianne.- Dudo mucho que a esa edad me interesara un evento de esa magnitud.

El Sonido del Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora