12| Decisión

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     —Realmente está aquí...   —dijo Takeshi observando dentro del ataúd con manos temblorosas una vez que el polvo que levantó la tapa se disipó— Raiji.

     —Bien, ¿Ahora qué harás, he? —le preguntó Kabuto comenzando a burlarse— ¿Le pedirás disculpas por asesinarlo? ¿Actuarás como si nada hubiera pasado? ¿O no me dejarás darle conciencia, para poder observarlo como tú mente egoísta lo quiere recordar? —preguntó soltando una risa burlona, Takeshi por su parte intentaba ignorarlo sin despegar su mirada del chico en el ataúd— Dime, después de todo, te uniste a Orochimaru en cuanto supiste lo que podía hacer el Edo Tensei ¿No? Este era tu objetivo. Revivir a tu difunto hermano, ¿Ahora qué harás? ¿Traicionarás a Tobi como hiciste con Orochimaru? —dijo acercándose a él para fastidiarlo, cosa que estaba logrando, sin embargo Takeshi se mantenía sereno.

     —No es como si estuvieras en la mejor posición para reclamarme nada —le dijo Takeshi dándole la espalda e hincándose para observar al niño de frente— Además, entre Orochimaru y yo solo había un trato, no lealtad. Él me traería a mi hermano de vuelta y ahora que está hecho, yo cumpliré mi parte del trato en su momento... —Kabuto lo interrumpió.

     —El que te unieras a Tobi no era parte del trato —le reclamó.

     —Tampoco lo era el que te aprovecharas de su cuerpo después de que Sasuke lo asesinó, pero aquí estamos —le dijo enderezándose— Ahora, lárgate de aquí. Tengo que hacerme cargo de unas visitas no deseadas 

     —¿Hablas de los de Konoha que están escondidos entre los árboles o de mi? —le preguntó Kabuto fastidiado.

     —Hablaba de ti —dijo observando alrededor de su ejército, entre los árboles— Pero gracias por la información.

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     —Permítanos acompañarle —pidió con decisión Ryu apareciendo de entre los demás aldeanos armados- por favor.

     — No pueden hacer eso —se negó la Hokage— Deben quedarse en la seguridad de la aldea -aclaró— Nosotros nos encargaremos -le dijo intentando impartir seguridad en ese grupo de alrededor de 18 aldeanos armados.

     —Estamos dispuestos a dar nuestras vidas si es necesario —dijo Ryu tomando con fuerza el machete que tenía en manos— No podré estar tranquilo hasta arreglar esto y ver por mis propios ojos que mi hija realmente está muerta, hasta que no lo vea no lo creeré y con respeto, pero usted no me impedirá ir allá.

     —No necesitamos más muertes innecesarias —dijo fríamente Tsunade— Sólo se interpondrán en nuestro camino. Si esto es por tu hija, nosotros nos encargaremos de conseguirte las pruebas que necesites, pero... —Ryu la interrumpió.

     —Tengo que verlo por mi cuenta —dijo con molestia— Usted no sabe lo que es que simplemente alguien llegue y te diga que tu hija a muerto y tener que asimilarlo sólo con esas palabras —sus nudillos se encontraban blancos ahora por la fuerza con que tomaba el machete. En ese momento Tsunade recordó el día en que le hablaron sobre la muerte de su hermano en la guerra, ella insistió en ver el cuerpo incluso cuando le decían que había quedado irreconocible.

     —Entonces venga sólo usted —aceptó observando a los demás aldeanos que lo acompañaban, estos parecieron dudar por un momento sin embargo algo aliviados bajaron sus armas y salieron de la oficina

     —Usted reúnase con los de la arena abajo —le ordenó a Ryu quien obedeció mientras Tsunade salía con él de la oficina hasta que una débil voz la detuvo.

     —Aunque confíe en Naruto-kun... —dijo la señor bajando a su hija de la silla de la Hokage— ...Por favor no lo deje sólo. Él... —Tsunade la interrumpió.

     —Eso nunca estuvo en mis planes -le dijo con una gran sonrisa.

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     "¿Hablas de los de Konoha que están escondidos entre los árboles...?" Era la frase que abrumaba la cabeza de Naruto. No sabía si ir a encargarse de ellos o unirseles, pero de una cosa sí estaba seguro, y era que Takeshi no dudaría en ir hacia donde se ocultan.

—Takeshi... —estaba tan confundido, una fuerte parte de él le decía que lo detuviera— Takeshi, Yo... —mientras otra le decía que los asesinara él mismo— ...Yo iré —le dijo finalmente al peliblanco quién lo miraba sin expresión.

     —¿Quieres asesinarlos tu o solo quieres evitar que yo me acerque? —le preguntó fríamente Takeshi— Tienes que decidir si estás conmigo o en mi contra ahora —ordenó —   Dirígete a donde se encuentran ellos, lo que suceda después depende de lo que hagas allá —con esas palabras Takeshi se fue de nuevo al frente del ejército.

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     —¿Qué sucede? —le preguntó Aoba a Shino.

    —Mis insectos parecen haberse dado cuenta de algo. No estoy seguro, es como si estuvieran... Asustados —dijo Shino observando como se ocultaban en su chaqueta.

     —Tienes razón. Mis aves parecen estar de la misma forma —apreció Aoba— Además, no parece ser sólo eso, desde hace unos metros atrás no e escuchado el ruido de ningún otro animal, tal vez sea su instinto de supervivencia ante el aura de este lugar.

     —Es justo como aquella vez en el acantilado —apreció Ten Ten— Aunque esta vez estamos preparados -dijo tomando con fuerza el valioso pergamino que llevaba consigo.

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     —Ahí están —susurró Naruto sacando una Kunai. No estaba seguro de qué hacer, se encontraba emocionalmente inestable, pero aún así, sin pensarlo amarró un sello explosivo a la kunai mientras observaba lo que hacían.

     Sin embargo, alcanzó a apreciar como la plasma de Takeshi se había acercado en silencio hacia ellos por detrás sin que se dieran cuenta. 

     —¿Qué estás haciendo, Takeshi? —preguntó pues era obvio que lo estaba presionando a que decidiera. La plasma los atacaría en cualquier momento y no sabía aún si detener el ataque o potenciarlo.

     Pronto recuerdos de aquellos días en los que lo torturaban por el simple hecho de haber nacido lo atormentaron, y junto a esos recuerdos los acompañaban aquellos en los que entrenaba sin parar para defender a las personas que apreciaba. Ambas historias eran tan diferentes y se sentían tan reales.

     No quería traicionar a Takeshi, en el fondo sabía que era una buena persona, pero también quería aferrarse al otro lado de la moneda, los recuerdos más agradables. Quería creer la mejor de ambas, como si la otra nunca hubiese existido, sin embargo ambas ya habían formado parte de él. Como si hubiera vivido dos vidas.

     Pronto la plasma de Takeshi se separó del suelo en silencio, dispuesta a atacar, y sabía que no podía simplemente quedarse sin hacer nada, incluso si aún no decidía qué hacer, maldición, aún no.

     —¡A la mierda con esto! —maldijo en susurro para sí mismo, para después lanzar la Kunai con el explosivo encendido hacia ellos a la par que la plasma de Takeshi había decidido atacar.

✖ The Dark SideWhere stories live. Discover now