THE EXPERIMENT | Vol. 1 | Tony Stark | Steve Rogers |

《CAPÍTULO UNO》

De nuevo intentando deshacerse de los cinturones que la amarraban a la camilla del laboratorio, la tenían demasiado sedada y débil, llevaba más de dos semanas en ese mismo lugar y cada hora que pasaba aumentaban sus ganas de querer matar a todos y cada uno de los miembros o científicos de Hydra.

Sus ojos comenzaban a pesar de nuevo, como cada cinco horas un tranquilizante se estaba introduciendo en su cuerpo.

-Esta es la última vez que te sedaremos, es solo para que te relajes, Brooke, en cinco horas el suero habrá hecho su efecto. -esa voz rasposa y grave fue lo último que escuchó cuando cerró sus ojos.

La alarma de emergencia invadió toda la base de Hydra, solo podía significar una cosa: intrusos. Tal vez esa era su salvación.

Todos los científicos y agentes corrían por el lugar, finalmente el Dr. Highman, científico creador del suero que iban a aplicarle se acercó a ella con una jeringa rellena de un líquido morado transparente, Brooke comenzó a zangolotearse tratando de librar el agarre del cinturón pero fue inútil.

-Pronto me agradecerás por haberte hecho perfecta. -la miró con ojos fríos y tomó su antebrazo buscando las venas detrás del codo y finalmente inyectó todo el líquido que tenía la jeringa. -Suero administrado a las 22:47 horas, transición completada a las 22:52 horas, iniciando carga. -el doctor hablaba con su grabadora en la mano y activó la carga en la computadora la cual mostraba una barra que iba aumentando del 1% al 100%, pegó dos planchas con agujas a los brazos de la pelinegra que atravesarían su piel de inmediato, en el contenedor de éstas se podía observar de nuevo el mismo líquido. El suero se iba aplicando a su cuerpo poco a poco de acuerdo con la carga de la computadora.

Ya no había nada que hacer, estaba por convertirse en un experimento más de Hydra. Sentía el líquido correr por sus venas, sentía como se quemaba por dentro cada centímetro de su cuerpo, como si su piel se fuera a desprender poco a poco. Comenzaba a doler tanto que lagrimas se estaban juntando en sus ojos marrones, sentía punzadas en todo el cuerpo, como si fuera a estallar.

El estruendo de la puerta rompiéndose se hizo sonar por toda la habitación poniendo en alerta al Dr. Highman, la chica miró la computadora y la carga del suero se encontraba en un 90%, estaba a nada de convertirse en algún mutante de Hydra así que rogó que quien hubiera roto la puerta la sacara de ahí antes de dejar de ser humana.

Un hombre robusto de cabello rubio y largo entró en la habitación, tenía ropa tan extraña y característica que lo reconoció casi enseguida, supo que era uno de los vengadores.

Thor le dio un golpe con el Mjonir a las planchas que estaban enterradas en sus brazos y éstas salieron volando rompiendo las ventanas del laboratorio, la computadora se quedó paralizada en el porcentaje de 93. El dios del trueno comenzó a desabrochar los cinturones que la ataban a la cápsula y cayó por la debilidad de sus piernas.

-Mi lady -dijo Thor al sostener sus brazos de nuevo pero no notó que éstos estaban sangrando debido a las agujas que los habían atravesado.

Un disparo retumbó en la habitación, habían olvidado que el doctor seguía en el laboratorio, le había disparado al rubio, él sonrío y se volvió hacia Highman tomando su martillo de nuevo. Lo tomó por el cuello de la camisa y comenzó a golpearlo. Con todas las fuerzas que Brooke pudo reunir comenzó a correr hacia otra habitación, la de armamento. Se quitó la bata de hospital y se puso una camiseta negra con el escudo de Hydra en el hombro, pantalones y una chaqueta negra, tomó dos pistolas y salió de nuevo corriendo disparando a unos cuantos agentes de Hydra que se ponían en su camino para intentar detenerla.

Cuando al fin salió del edificio gracias a una ruta de evacuación escondida, escuchó un sonido metálico fuerte, como si hubiese impactado contra el piso, ella se quedó inmóvil para después voltear rápidamente y disparar hacia una armadura de metal color rojo y dorado. La bala proveniente del arma no atravesó nada, la armadura alzó un brazo y en la palma de su mano de metal salía una luz pero se quedaba petrificada.