《EPÍLOGO》

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    Setenta y dos horas después de una gran batalla que los Vengadores habían logrado  vencer, los daños comenzaban a ser reparados, las calles de Nueva York volvían a ser las mismas gracias al gobierno y a la gran ayuda del personal de los Vengadores, las personas afectadas eran generosamente socorridas por la fundación de ayuda Stark.

Había gente satisfecha por la intervención de los héroes en los ataques mientras que otros no podían estar más enfadados e indignados, y el gobierno era perteneciente a ese grupo de personas furiosas.

—Los Vengadores necesitan ser detenidos, no pueden destruir la ciudad cada vez que se les ofrezca. Nuestro país pasó de ser algo sólido a algo totalmente vulnerable, rompible; y todo esto es gracias a esos seres alterados. —exponía el gobernador de Nueva York.

—Tengo la impresión de que nos tiene bastante aprecio. —dice Tony a espaldas de Brooke, ella volteó y se levantó del sofá para ir hacia él.

—Y ahora al parecer, después de tantos rumores de su muerte, resulta que la mujer que ayudaba a los Vengadores está viva y eso solo causó aún más desastres. —continuó el hombre.

—Creo que esta vez la ciudad quedó peor que cuando pasó lo de Loki. —dijo ella intentando ignorar al gobernador y Stark se acercó para tocar suavemente el labio inferior de la pelinegra con su pulgar, tenía una cortada vertical, y al observar su rostro con atención, portaba un buen moretón en el pómulo derecho.

—Quisiera que esto nunca hubiera sucedido, excepto por la parte de conocerte. —le dijo el filántropo con picardía. —No me importa el maldito gobierno, sin ti todos hubiéramos muerto.

—Y también resulta que son novios. Para mí, solamente está por los millones de Stark, ¿Quién llega tan de la nada como lo hizo esa chica? —pregunta una mujer en un programa de chismes, al parecer Jarvis había cambiado el canal pero aun así no había acertado con su decisión. Brooke y Tony se miraron y estallaron en risas.

—Solo por mis millones ¿eh? —dijo él coqueto mientras tomaba a Brooke por la cintura y la acercaba. —¿Por las mansiones? ¿Las compañías? ¿Las propiedades?

—No olvides los autos. —rió ella rodeando el cuello de Tony con sus brazos y encajando sus dedos en el cabello del castaño.

—Oh sí, los autos. —fingió recordar el genio mirándola fijamente.

—¿Cómo pudiste olvidarlos? —le recriminó ella en broma y rieron de nuevo.

—Te amo, Brooke. —le dijo Tony con toda sinceridad, ella sonrió.

 —le dijo Tony con toda sinceridad, ella sonrió

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—Yo te amo a ti. —le contestó para después acercarse y besarle ardiente y dulcemente.

    Tres meses después, Brooke caminaba tranquilamente por los pasillos del complejo, se había convertido en una agente especial de seguridad, tal como lo era Sharon o María Hill.

THE EXPERIMENT | Vol. 1 | Tony Stark | Steve Rogers |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora