Hombre angustiado

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Esa tarde...

—Y tu tía Georgina se puso histérica cuando supo que su hijo pasaría la noche en casa de su novio.—le contaba la señora Park a ChanYeol, quién como un hijo devoto, había aceptado acompañar a su madre al súper mercado, y a SeHun, quien los vio desde la sección de frutas y corrió a saludarlos.—Hablando de eso, ¿qué tal su primer día, retoños?

—Bien, tía. Habían alumnos nuevos.—contestó SeHun, con la mirada distraída en los pasteles que estaban detrás de una vitrina de vidrio.—Alumnos guapos.

—¿Y tú, mi Yeol? ¿Cómo está Joy?

—Bien, hoy estuve en la mañana con ella. Se ve bastante bien.—apenas mostró una sonrisa.

—¡Mira esto!—exclamó la mujer cogiendo un paquete de papas de un contenedor.—¡Papas listas para comer, ya vienen fritas! Esta vez el padre de JongIn lo hizo bien. ¡La caja se llena, dios mío! Yo iré a pagar, ustedes busquen helado, rápido.




—Si vi biin.—remedó el menor cuando cruzaban la sección de carne y se alejaban de la madre de su amigo.—¿Si quiera te fijaste cómo se veía?

—Eso no es importante, SeHun.

—¿Cómo que no? Tú antes decías que Joy era hermosa, su rostro, sus pechos, su cintura... Y ahora no te interesa. ¿Qué sucede contigo? ¿Acaso solo fue una emoción momentánea?

—¿Por qué JongIn y tú se empeñan en interrogarme?

—Bueno, porque...—chasqueó la lengua, tomando el balde de helado entre sus manos.—Ya es hora de que admitas que tus preferencias van por otro lado, orejitas.

ChanYeol pensaba protestar en respuesta, pero el estruendoso chillido en los parlantes del súper mercado llamó la atención de todas las personas.

—¡Baja de ahí, JongIna!—se escuchó una voz femenina que los dos amigos reconocieron al instante.

—La hermana del betún.—suspiró SeHun.—Seguro su hija quiere babear el micrófono.

—No deberían permitir el acceso de bebés en esa cabina...

—¡JongIna!—exclamó el chico que conformaba parte del trío.—¡Suelta eso!... ¡Ah, no!... ¡Ayuda, papá!

Y después de eso, todo fue silencio.

—Kim JongIn, veinte años, bailarín y heredero de Kimarket, la cadena de supermercados más conocida de Seúl, asesinado con un micrófono por su sobrina de apenas dos años de edad. Nuestro amigo es increíble.

—SeHun, tu helado se derrite.—avisó el más alto antes de irse en busca de su madre.

—Uy, eso tuvo doble sentido.



Al día siguiente, por la noche...

—ChanYeol, amor, mis papás no están en casa.—pasó un dedo por el pecho del más alto mientras saltaba sobre él.—Vamos, ¿si? Por favor, bebé, di que sí...

—Tu padre podría llegar en cualquier momento y me mataría con una de esas armas medievales que colecciona.

—¡Pero, bebé!—lo empujó, provocando que cayera sobre la cama y se sentó a horcajadas de él.—No me vas a decir que no te gusto... Anda, ¿si? Sólo un poquito, Yeollie.

—Joy...—cerró los ojos con frustración, tomándola de las caderas para intentar sacarla de encima suyo.—Estoy cansado.

—¡No me importa!—chilló, saltando sobre él y aplastando su intimidad. ChanYeol gruñó.—Vas a hacerme el amor, ahora.

Crónicas de un hombre angustiado (ChanBaek, KaiSoo, HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora