Plan de JongIn: ¡éxito!

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—¿Playa?—repitió el nalgón, acercándose a su amigo moreno.—¿Me estás invitando a la playa?

—Sí... el sábado... Con tu auto.

—Llevaré a mi sireno.—sonrió y se dio media vuelta con un paso de baile.—Qué locura quererte como te estoy queriendo. Me parece mentira, pero no me arrepiento...

JongIn dio pequeños saltitos emocionado sin prestarle importancia a los lamentos de su amigo, o canto... o lo que sea que hiciera SeHun. Volteó hacia Chen y lo vio recogiendo su mochila del suelo, el muchacho guardó el libro al interior de esta y desapareció por el pasillo.

—¡Si ya no te quiere y yo te sigo apalte, dile a ese bobo que deje de engañarte!

JongIn y KyungSoo vieron como una duende le cantaba a una chica alta y sin forma mientras la seguía a través de todo el lugar.

—¡Hasta amanecer, quédate conmigo mujer!

—JongIn.—KyungSoo señaló a la duende, quien usaba una gorra, lentes de sol demasiado grandes para ella y una cadena dorada gigante.—Ella es pitchus on the skai.

Siguiendo con los lamen... cantos, sí, de Oh SeHun, la mejor voz del mundo mundial...

—¡Me enamoré de tí y qué, me enloqueció tu piel y qué!—canturreaba SeHun, moviendo las caderas de un lado al otro.

—Estúpido, mis oídos, idiota.—le reclamó LuHan, dándole un golpe en el hombro.—¿A qué vienes?

—Mi sireno, mi muso de aguas calmas, mi adonis.

—Có.—lo interrumpió, rodando los ojos.

—El sábado iremos a la playa, así que cómprate la tanga más ajustada del mercado.

—¿Cómo? ¡Yo no iré a la playa contigo!

—Irás porque SeHun, tu patrón, lo dice.

Nuevamente, en el pasillo...

—Tú erih mi mamita rica y apretadita, rica y apretadita.—se acercó un poco demasiado a la chica, moviendo los hombros.

—No lo trates, noooo.—la detuvo con una mano y la empujó, moviendo la cintura de un lado a otro.

—¿Qué?

—No me trates de engañaaar. Se que tú tienes a otra.

—¡Será tu sombra!

—Y a mí me quieres para mmmmmh.—se agachó sin doblar las rodillas y volvió a subir de manera lenta y sensual.

—Tú erih mi mameta rica y apretadita, mamita mamita rica y apretadita.

—¿Y ella es ejemplo de la nación?—le preguntó JongIn a su novio en un murmuro mientras observaba todo el espectáculo.

—Tú eres mi negrito rico y apretadito, negrito rico y apretadito.

Vayamos a... la facultad de Números, salón de cuarto año...

—¡Hasta que te encuentro, duraznito!—exclamó JongDae.—Debo hablar contigo.

—¿Qué pasa?—le preguntó BaekHyun, echándose la mochila al hombro.—¿Pasó algo?

—Sí.—le sonrió.—El sábado te necesito en mi casa.

—¿Qué? Chen, no... ¿Tú también? ¿Entiendes que... pasivo y pasivo no calzan?

—Es porque... ¡No, no!—soltó una fuerte carcajada.—Yo soy el activo, mierda.

Crónicas de un hombre angustiado (ChanBaek, KaiSoo, HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora