━━ 045. Brooklyn nights

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Brooklyn, 1943.

Probablemente, aquellos momentos al lado de tu sargento se quedarían grabados en tu memoria para siempre.

Lo que en un principio fue sólo un juego de un simple coqueteo derivado de una gran atracción, se convirtió en un sentimiento verdadero, algo imposible de negar.

Se amaban, todos eran testigo de eso.

Cuando te dió la noticia de que en un día se iría al ejército, no pudiste evitar sentir nostalgia pero no eras la clase de chica que rompía en llanto tan fácil así que lo entendiste y apoyaste su decisión. Preferiste no hablar del tema y disfrutar de la última noche con tu chico antes de que se fuera por un tiempo.


Se encontraron con Steve y otra amiga en la expo de la ciudad, como siempre, sus manos estaban entrelazadas mientras miraban el espectáculo de Howard Stark y su auto volador del futuro.

Después de eso, sabían que su noche sólo podía terminar de una forma: en una pista de baile. Y lo hicieron aunque Steve y la rubia ya no los acompañaban.

—Sabes, espero verte en forma cuando regreses, estás algo gordito —le dijiste burlona, con una ligera risa incontenible. Él te miró mal un momento pero se le hizo inevitable no unirse a tu risa tan contagiosa.

—Claro que no —replicó él—. Siempre he estado igual.

—Bueno, tal vez es tu uniforme. Te hace ver más... rellenito —comentaste divertida, tomando su gorro para ponértelo.

—Te ves tan sexy así —alagó Bucky, recorriendo tu cuerpo con una sonrisa coqueta.

—Yo soy sexy con cualquier cosa, cariño —presumiste tajante. Una de las cosas que tenían en común es que amaban coquetearse y provocar.

—Te verías mas sexy desnuda —opinó en su tono de galán. Abriste la boca sorprendida y golpeaste su hombro.

—Cállate, alguien podría escucharte —lo regañaste mirando rápido a las parejas bailando alrededor de ustedes.

—¿Qué acaso no puedo expresar lo sexy que se vería mi hermosa novia desnuda? —preguntó con una ceja en alto.

—No si estamos en público —le recordaste.

—Oh entonces, ¿por qué no... vamos a mi casa? —propuso coqueto, pegando más sus cuerpos.

La música seguía, tus manos estaban en su cuello y las de el en tu cintura mientras se movían al lento ritmo de la orquesta en el escenario.

—Oh cariño, no puedo, quiero terminar este baile con mi novio —dijiste suave mientras el te daba una vuelta, haciendo que los flecos de tu vestido volaran.

—Estoy seguro de que tu novio entenderá, nena —sonrió, siguiendo tu juego.

—¿Crees que por ser sargento haré lo que quieras? —murmuraste cerca de sus labios.

—Tal vez —encogió los hombros—. La verdad es que me tienes loco, nena. No quiero otra cosa en este momento más que hacerte mía para que ningún hombre se acerque a ti mientras no estoy. No quiero que nadie toque a mi futura esposa, la única mujer que quiero para mi vida.

𝕭𝖚𝖈𝖐𝖞 𝕭𝖆𝖗𝖓𝖊𝖘 ( 𝖒𝖚𝖑𝖙𝖎𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊 )Where stories live. Discover now