Grandes parecidos

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Hibari estaba perplejo, ¿No se suponía que su querido primo estaba en china? Además, ¿Por qué Giotto estaba allí también? Ya no entendía nada, pero se dio cuenta de algo que no había notado antes, ahora entendía porque las facciones del castaño le eran tan familiares.

–¿Qué haces aquí? Se supone que debías quedarte en china–Alaude miro molesto al azabache.

–Yo hago lo que me da la gana y estoy donde quiera estar, en cambio tu, ¿Por qué estas en un lugar lleno de gente? ¿Te cansaste de ser un ermitaño?–Se burlo el rubio.

–Es curioso que eso venga de alguien que es arrastrado, literalmente, fuera de su casa por un herbívoro cualquiera–Contraatacó el menor de los Hibari.

Mientras los primos ermitaños seguían su feliz reunión, los acompañantes se miraban entre ellos uno más sorprendido que el otro, por no decir que el mayor de ambos parecía feliz también mientras que el castaño sólo lucía desconcertado.

–¿Eres Sawada Tsunayoshi?–La pregunta del menor de los rubios sorprendió a los Hibari.

–¿Se conocen?–Preguntó Kyōya sorprendido y fue cuando Alaude noto la presencia del castaño.

–En mi vida lo he visto, si me disculpan debo ir a buscar a mi hermano–Tsuna escapo después de decir aquello, estaba confundido ¿Por qué esa persona conocía su nombre y era tan parecido a él?

Hibari no dudo en seguirlo, después de todo prefería estar con ese enigmático chico a con esos dos insufribles.

Alaude vio a los más jóvenes perderse entre la multitud antes de mirar al rubio a su lado, tenía en su rostro un expresión herida y desconcertada, por un momento sintió lastima por él, pero era Giotto con quien estaba así que su lastima no duro demasiado.

–Parece que al fin lo encontraste–Comentó sin saber realmente que decirle.

–No creo que él lo sepa, parecía bastante confundido–Murmuró el menor de ambos.

–¿Crees que se alegre de saberlo? Después de todo ha vivido una vida bastante tranquila, si quitamos el hecho de que sus padres adoptivos murieron y todo eso–Giotto se deprimió.

–También parece que tiene un lindo hermano y es bastante feliz–Alaude suspiro, Giotto era tan melodramático.

–¡Dios! Eres toda una nena, deberías dejar de ser tan exagerado y buscar la manera de acercarte a él, ¿No dicen que la sangre llama?–Se burlo el de ojos azules.

Giotto suspiro y Alaude tomo eso como una señal de que su cita seguía en pie así que sin perder el tiempo se llevo a su melodramático rubio lejos de los otros dos.

Tsuna seguía en shock, había escuchado que en el mundo habían siete personas idénticas a él, no fue así como le dijeron pero así lo interpreto, y si ese hombre era uno de esos siete significaba algo horrible, ¿Reborn también tendría personas que se parecieran a él? O peor ¿Fran los tendría? La sola idea lo aterraba.

–¡Tsuna-nii! ¡Bel-senpai, me esta haciendo daño!–El grito de Fran distrajo al castaño.

–¡Vuelve aquí!–Exclamó el rubio al ver al peliverde escapar de él.

–¿Crees prudente acercarte?–Preguntó el azabache al notar el alboroto.

–Si te soy sincero no me importaría mucho que lo matasen, pero creo que por ahora lo mejor es mantenerlo con visa–Murmuró cansado.

Fran no tardo demasiado en llegar donde el castaño y esconderse detrás de él, cosa que irrito al azabache que estaba con el Sawada, Belphegor intento asesinar al menor aun cuando Tsuna estaba en su camino.

–¿¡Qué crees que intentas hacerle a Juudaime!?–Grito un peliplata recién apareciendo con un extraño sonrojo en su rostro.

–¡Yo no le estoy haciendo nada a dame-tsuna!–Gruño el rubio molesto.

–¡Ya basta!–Tsuna miraba enojado al que momentos antes le usaba de escudo, estaba empezando a sentirse mareado.

–Eres un amargado que no aguanta nada–Fran suspiro dramáticamente, como Reborn se enseño.

–¿Alguien sabe donde están los demás?–Preguntó Yamamoto notando el ambiente tenso que rodeaba a los otros cinco.

–Kufufufu~, llevamos aquí un buen rato–Mukuro sonrió levemente al verlos.

–¿Por qué no dijeron nada?–Preguntó Tsuna perplejo.

–Es que se veían tan entretenidos que no quisimos interrumpir–Se burlo Hana.

–Fran y Belphegor sabían que estábamos aquí, boss–Comentó la pelivioleta.

El grupo de Sawada dio por terminadas las explicaciones y se dedicaron a recorrer aquel parque, Tsuna recordaba vagamente la última vez que fue a un parque con sus padres, por algún motivo se sentía bastante nostálgico, pero ese sentimiento desapareció cuando noto que la piña y el narcisista se habían aliado para asesinar a Fran.

–¿Qué demonios tiene él que hace que todos quieran matarlo?–Murmuró irritado.

–Fran siempre a tenido el talento de despertar el instinto asesino de las personas que lo rodean–Respondió Lambo.

–Eso no debería de considerarse algo bueno–Comentó I-pin preocupada.

–¿No es mejor así? Estoy seguro de que sería una buena carnada en las misiones de Reborn–La opinión de Takeshi no hizo que Tsuna se sintiera tranquilo.

–¿Eres consciente de lo que acabas de decir, friki del béisbol?–Preguntó Gokudera tratando de no lucir sorprendido.

–¿Fue muy malo?–Preguntó decepcionado.

–Estoy segura de que hasta Ryohei hubiese dicho algo mejor que eso–Hana bufo molesta.

–Deberían calmarse un poco–Sugirió Tsuna.

Mientras la discusión con respecto a los múltiples usos de la extraña habilidad de Fran continuaba, Mukuro empezaba a intentar asesinar a Fran con una cuchara, ya que habían dejado el parque de lado y estaban en una heladería.

–Shishou, se ve ridículo–Comentó inocentemente el menor.

–Kufufufu~, más ridículo te veras tu cuando termine contigo–Gruño el mayor.

–Le sugiero que siga disfrutando su helado, no creo que Tsuna-nii me deje morir hoy–Se burlo el inexpresivo chico.

–Me largo, no puedo más–El azabache mayor se levantó de su asiento.

–Ushishishi~, habías durado mucho–Se burlo el rubio.

–¿Ya se va, Hibari-san?–Preguntó el para nada obvio y decepcionado castaño.

–Tendras que disculpar a Hibari, pero lo que tiene de sociable lo tiene Fran de agradable–Comentó el rubio antes de seguir a su malhumorado amigo.

Luego de que Bel y Hibari se fueran los demás lo tomaron como una señal de retirarse, de todos modos no tenían nada más que hacer, los últimos en irse fueron Fran y Tsuna, ya que se habían entretenido hablando de ciertas cosas típicas de los hermanos, o eso creen ellos, sin darse cuenta de que eran observados por dos rubios.

–Sigo sin poder creer que después de cinco años de búsqueda lo encontré–Murmuró el más dramático de los dos.

–Yo sigo sin poder creer que te la has pasado siguiéndolo y arrastrándome contigo–Se quejo el mayor.

–Sabes que te voy a recompensar todos los problemas que te cause, deja de quejarte–Giotto le dedico una mirada coqueta a su acompañante.

Alaude suspiro, definitivamente el idiota de Giotto sabía como tenerlo comiendo de su mano.

Problemas con el amorWhere stories live. Discover now