¿La llegada del diablo?

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Tsuna miro a Fran, no podía entender como después de diecisiete años de vida nadie le habían enseñado que cuando atiendes un teléfono y alguien te dice que va a vivir en tu casa debes preguntarle cuando llegara.

–No me pareció importante–Respondió el chico a la pregunta no formulada del castaño.

–No me importa lo que tu consideras o no importante, debiste preguntarle–Se quejo Tsuna y el peliverde lo pensó.

–Creo que tienes razón, si hubiese preguntado seguramente podría escapar y no tener que verle la cara–Tsuna fruncio el ceño, esa era la razón de su molestia.

–Pero no lo hiciste y ahora tendremos que estar en casa para cuando llegue–El mayor de ambos bufo molesto.

–En mi defensa no es mi culpa, la culpa la tiene Reborn-san por dejar a ese psicópata quedarse con nosotros–Comentó Fran.

–Quiero oírte decir eso frente a Reborn–Murmuró Tsuna.

–Vivo con locos, no soy uno de ellos y aunque no lo parezca amo mi vida–Fran miraba horrorizado a su nii-san.

Luego de esa pequeña conversación, el descanso del universitario se termino y Fran tuvo que volver a casa, por lo menos esta vez sabía que hacer, Hana le había dado una sugerencia de algo que según ella tenía que ver para entender a Gokudera y Yamamoto, aunque en realidad poco le importaba la relación de esos dos.

Durante el resto del día a Tsuna no le paso nada interesante, tuvo otras dos discusiones con Gokudera y Yamamoto, que terminaron en lo mismo de siempre, y para sorpresa de Chrome y Kyoko se acerco a entablar una conversación con Kusakabe, al final no le había sido tan difícil aceptar la relación de la que fue su amor platónico.

–Sawada-san, ¿Usted que opina de Kyo-san?–La pregunta del mayor sorprendió al castaño.

–¿Te refieres a Hibari-san? Pues me parece una persona muy agradable y a pesar de que es un poco intimidante es muy amable conmigo–Respondió extrañado, Tetsuya lo miro sorprendido.

–¿Kyo-san es amable con usted?–Las sorpresas no se acababan nunca cuando se involucraba a Sawada y Hibari.

–Sí, por cierto ¿De qué conoce usted a Hibari-san?–Preguntó el menor tratando de que el otro no notase su interés por la respuesta.

–Kyo-san y yo fuimos miembros del comité disciplinario antes de que sus padres lo mandasen a china–Informó el novio de Kyoko.

–Eso suena genial, no sabía que Hibari-san también había estado en china–Comentó Tsuna, el azabache podía notar la mirada soñadora del castaño.

Kusakabe siguió hablándole maravillas a Sawada sobre Hibari, que de maravillas ni tantas, sólo respondía lo que el menor le preguntaba intentando no manchar demasiado la imagen de Kyōya, pero al parecer a Tsuna le podían decir que el azabache se la pasaba golpeando a todo aquel que se le cruzara y lo aplaudiría, "Si no esta enamorado de Kyo-san me cambio el nombre" fue lo que pensó Kusakabe.

A lo lejos el centro de aquella conversación los observaba, Hibari no sabía si sentirse traicionado e ir a moder hasta la muerte a Kusakabe o dejarlos ser y regresar a su casa.

–Ushishishi~, te ves tan patético–El rubio que apareció mágicamente a su lado no lo sorprendió.

–No más patético que alguien que conozco que uso una tiara hasta hace menos de un año–Se burlo el azabache.

–No era una tiara, era la corona de un príncipe–Belphegor bufo molesto.

–¿Sabes cuán mal suena eso?–Preguntó sin apartar la mirada del sonriente rostro del castaño.

–Para ti todo suena mal, nada en este mundo podría sonar bien a tu parecer–Respondió el rubio.

–Me diras que quieres y te iras–El rubio miro con el ceño fruncido a su amigo.

–No me des órdenes, sólo venía a decirte que le bajes a tus celos y que lo único de lo que hablan es de ti–Kyoya sonrió de manera casi imperceptible y dejo de mirar al dúo.

–¿Cuáles celos? Siempre dices cosas sin sentido, además no me importa si hablan de mi o no–El chico empezó a caminar en dirección a su casa.

–¡Oh, vamos!, pero si estabas murmurando maldiciones dirigidas al pobre de Tetsuya–Se burlo el rubio mientras lo seguía.

–No tengo idea de que estas hablando, yo sólo estaba pasando y me llamo la atención ver a Kusakabe hablar con ese herbívoro–Comentó el mayor de ambos.

El rubio siguió intentado burlarse de Hibari, siendo golpeado en varias ocasiones, mientras cierto castaño los veía alejarse.

–¿Desde cuándo Hibari-san y Belphegor son amigos?–El acompañante del castaño se sorprendió al escuchar esa pregunta.

–Tengo entendido que son amigos de la infancia–Respondió el mayor y Tsuna se sorprendió de haber pensado en voz alta.

Luego de otro rato de conversación llegaron las personas que estaban esperando y cada uno se fue por su lado.

Yamamoto y Gokudera discutían de vez en cuando, aunque era más unilateral que nada, mientras Tsuna los escuchaba, estaba asegurándose de que esos dos no se mataran.

–Juudaime, ¿Por qué el friki del béisbol tiene que estar con nosotros?–Preguntó el tsundere.

–Porque Takeshi vive cerca–Respondió el menor de los tres.

–No veo porque te molesta de todos modos, yo sólo estoy aquí fácilmente podrías ignorarme–El castaño ignoro la mirada coqueta que le dedico el azabache al peliplata.

Gokudera no tardo en estallar y empezar a golpear e insultar a Yamamoto, por primera vez en el día Tsuna los ignoro y siguió su camino, siendo seguido por los otros dos luego de unos momentos, si Sawada no les hacía caso no valía la pena discutir.

Cuando llegaron a casa del castaño los tres se despidieron y el menor ingreso a su hogar, al no escuchar el "Tsuna-nii me aburro" con el que Fran siempre lo recibía se extraño bastante.

–¿Fran? ¿Estas en casa?–El castaño se extraño al notar el perturbador silencio.

–¡Tsuna-nii! ¡Llego el diablo!–Al escuchar aquello el nombrado volvió a tomar sus cosas y se dispuso a escapar.

–¡No intentes escapar, Sawada Tsunayoshi!–El mencionado empezó a sudar frío.

Los ojos miel se encontraron con aquella mirada mortal y no dudo que lo que dijo Fran era verdad, el diablo había llegado.

Problemas con el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora