¿Bienvenidos?

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Tsuna no sabía qué decir, no podía creer lo que el chico frente a él estaba diciendo, ¿Significaba que él sentía lo mismo? Era como un sueño, sin embargo demasiado bueno para ser verdad.

Hibari le mando una mirada molesta al grupo de alborotadores que celebraba a pocos metros, algunos de los espías disfrutaban de la victoria, Belphegor y Mukuro le mandaban miradas molestas a Hana y los otros que habían ganado, ahora ¿Cómo pagar algo si ni siquiera tenían dinero? A Mukuro se le ocurrió pedirle dinero a su pareja, sin embargo se valoraba lo suficiente como para andarse prostituyendo.

Volviendo con el pobre Sawada, el chico miraba confuso al azabache frente a él, tal vez debería arriesgarse un poco y preguntar si estaba bromeando.

–Hi-Hibari-san, ¿Es alguna clase de broma?–El mayor miro al pequeño frente a él sintiéndose ofendido.

–No suelo hacer bromas, mucho menos con esta clase de cosas–La respuesta del azabache provoco un pequeño puchero en el rostro del castaño.

–Ti-Tiene razón, pero entonces ¿De verdad usted siente algo por mi?–Kyōya resistió el impulso de suspirar irritado y se concentro en la adorable imagen frente a él, tantos problemas valdrían la pena sólo por ver a su pequeño omnívoro con aquel adorable sonrojo.

–Tsunayoshi, es lo que he estado tratando de decirte, ¿Vas a decirme de una vez que me amas o no?–El hijo adoptivo del mejor agente del FBI miro detenidamente al hijo del instructor de kempo chino.

–Usted me gusta mucho, Hibari-san–La sangre se acumulo en el rostro del menor de ambos chicos.

–Me alegra oír eso, ahora podemos decir oficialmente que puedo morir tranquilo–Comentó el sonriente azabache, Sawada lo miro extrañado.

–¿Por qué?–Preguntó curioso.

–Porque tu mismo lo dijiste, las personas que tienen un amor correspondido y son felices frente a ti deberían morir–Tsuna sonrió débilmente al recordar la frase que había iniciado toda aquella discusión.

–Si usted muriese todo esto no tendría sentido, Hibari-san–El mencionado miro divertido a su, ahora, pareja.

Mientras la recién formada pareja bromeaba con temas tan normales como la muerta y esas cosas tan románticas, el grupo de espías los miraban atónitos y sin entender ni jota de por qué tenían conversaciones de ese tipo.

–¿Creen que fue buena idea unirlos?–Hana miro confundida a todos los demás.

–Por mi esta bien, nunca había visto a Tsuna tan feliz–Yamamoto abrazo el cuerpo amordazado y atado de su pareja, Hayato no tardó mucho en sonrojarse y mirarlo molesto.

–Kufufufu~, a mi me da igual–Mukuro miro extrañado a la alondra y el castaño y luego al tsundere y el jugador de béisbol, ¿Cuál de esas dos parejas era más extraña?

–Boss parece feliz, además de que normalmente no bromea mucho–Chrome sonrió al ver como el sonrojo del hermano de Fran desaparecía por momentos.

–Ushishishi~, he visto parejas más extrañas–Comentó el rubio al recordar a su desequilibrado hermano y al mayordomo.

–Hibari no tiene idea del extremo problema en el que se metió el solo–Ryohei miro casi con lastima al azabache que acompañaba a Tsuna.

–Estoy seguro de que Kyo-san y Sawada-san podrán complementarse y hacer que esto funcione–Comentó Tetsuya con orgullo, a saber por qué.

–Bueno, basta, ¿Qué demonios es esto? ¿Una reunión para juzgar el futuro de la relación de esos dos o una reunión de espionaje? Debemos informar a M.M, Haru y a Fran sobre lo ocurrido aquí–Kyoko miro con reproche a sus compañeros.

–Le he mandado un vídeo de todo lo sucedido aquí a los estudiantes de secundaria y a los rubios que viven con Hibari–Comentó Bel.

–Ya he avisado de esto a los estudiantes de la universidad de Kokuyo–Añadió la pelivioleta.

Cuando los chicos se dieron por satisfechos decidieron darle privacidad a la pareja más peligrosa de namimori, en alguna parte del mundo el instinto asesino de cierto hombre de fedora y patillas se activo, por algún motivo sentía la necesidad de terminar con rapidez aquel trabajo.

–¡Reborn, concentrate!–Lal intento atacar al azabache, cosa que no consiguió porque el título del mejor en su trabajo no era de adorno.

–Lal, deja a Reborn tranquilo, esta preocupado por sus lindos hijos–Se burlo un hombre rubio y de traje militar con un halcón en su hombro izquierdo.

–¿Cuándo demonios llego Falcón aquí?–Verde miro sorprendido al animal, y no precisamente a Colonello.

–Esa cosa esta donde quiera que este su amo–Comentó Reborn, Skull lo miro sin entender.

–¿Se refiere al ave, Reborn-senpai?–Una extraña sonrisa cruzo por el rostro del hombre que oculto su mirada bajo su fedora.

–No, me refería a Colonello, quién era el invitado aquí era Falcón–El rostro del hombre de ojos azules se sonrojo debido a la molestia.

El resto del día paso con relativa normalidad, aunque lo algún motivo desconocido todos los universitarios decidieron mantener una distancia prudente de aquellos dos chicos que parecían haber empezado a pasar más tiempo juntos.

Cuando las clases acabaron Tsuna se despidió de su azabache favorito, después de su tutor obviamente, y acompañado por un rubio que no terminaba de agradarle se dirigió a su hogar, donde debería de estar esperándolos un peliverde que es esos momentos hacía lo que podía para escapar de un sin número de ataques con armas mortales.

–¿Al final no necesitaste mi ayuda?–Tsuna miro confundido a Belphegor antes de entender a qué se refería y que un pequeño sonrojo se plasmara en sus mejillas.

–No, creo que desde un principio no te pedí ayuda–El castaño bufo molesto, el mayor sonrió divertido.

–No lo hiciste, pero no puedes negar que en serio la necesitabas, de no ser por nosotros estoy seguro de que ninguno de ustedes se habría atrevido a dar el primer paso–Bel suspiro fingiendo agotamiento.

–¿A qué te refieres?–El rubio miro a su acompañante por el rabillo del ojo.

–Mi trabajo y el de Fran era hacer presión hasta el punto de que ambos se hartaran de nosotros–Sawada miro perplejo a su compañero de clases.

Antes de que pudiera decir algo noto que habían llegado a la casa, la intuición del castaño le advirtió sobre los peligros que tendría que atravesar al cruzar aquella puerta, por una de las ventanas del primer piso salio la figura de un adolescente de edad indeterminada, Fran se sacudió los vidrios de la ropa como si nada antes de notar que aquello de lo que escapaba estaba por alcanzarlo.

–¡Voiii!, ¡Vuelve aquí enano, voy a matarte!–Con esa cálida bienvenida Tsuna dio por terminada la felicidad del día, sobretodo cuando tuvo que esquivar con un poco de molestia una bala que paso peligrosamente cerca de su rostro.

Problemas con el amorWhere stories live. Discover now