Capítulo 21

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El flujo de personas parecía haber aumentado exponencialmente en tres minutos. Miré por décima vez seguida el teléfono robado en mi mano, pero no había ninguna llamada perdida. Me limpié el sudor que caía por mi cara mientras me ponía de puntillas, intentando ver los rizos desordenados de mi hermana entre la multitud.

Aunque sería exactamente mi suerte que se hubiera alaciado justo hoy.

Cedí cuando un calambre recorrió mi pantorrilla y tuve que apoyarme en un chico a mi lado vestido con una camiseta negra, quien pareció completamente a gusto conmigo colgada de él.

Me alejé casi a trote, metiéndome más hacia la tarima. Estaba pensando que subirme a la tarima y revelar mi presencia era una buena idea.

Un sonido desgarrador me ensordeció y salté, pero no era más que la prueba de sonido de una guitarra eléctrica. Me di cuenta que tenía mis manos levantadas, listas para atacar a alguien. Las bajé sin mirar a nadie.

Empujé un grupo de personas. A lo mejor si lograba llegar hasta uno de los parlantes y subirme...

Giré y corrí en dirección contraria, tan rápido como mis pies y la multitud me lo permitían.

Mierda, mierda, mierda.

La estática recorría mi piel como una tela. No había sido capaz de ver el rostro, pero estaba segura:

Era igual a mí.

Mantuve la cabeza agachada y me solté el cabello. En el mejor de los casos no me reconocerían. Esperaba que esa persona no se hubiera dado cuenta. Aunque la probabilidad era casi nula.

Expandí mis sentidos y en los bordes podía sentir aquellos chispazos que indicaban su presencia. La presencia de muchos. El pánico comenzó a atenazar en la parte baja de mi garganta. Mi estómago era un nudo y estaba considerando la posibilidad de vomitar detrás de una de las palmeras. Hundí las uñas en mi palma.

Contrólate, demonios.

Agarré el teléfono, tenía que llamar a Karen, decirles que estaban cerrando el cerco. ¿Qué querían hacer? ¿Matar al grupo o a alguno de sus integrantes y esperar que la estampida de la huida matara al resto? ¿Una explosión a gran escala? ¿Un asesinato en masa?

El pequeño símbolo de batería baja brilló en la pantalla y solté un gruñido.

-Tranquila, preciosa -susurró alguien a mi lado.

Lo ignoré e intenté de nuevo.

Tal vez fue suerte o un sexto sentido que me hizo girarme justo hacia uno de los parlantes. Medía casi dos metros y estaba en medio de un grupo de amigos, borrachos al parecer. No era eso lo que llamó mi atención.

Estaba flotando.

Grité algo que se ahogó en el feroz rugido de la multitud cuando la banda finalmente subió al escenario, llenando el aire con notas fuertes y salvajes y el grave redoble de la batería. Extendí la mano y el parlante se estabilizó.

Podía adivinar que era uno de los otros telequinéticos. ¿Diana? ¿Romeo? ¿Karyn? ¿Pepe? ¿Leo? No habían más opciones que esas, pero yo seguía siendo más fuerte, había descubierto eso durante mi segunda semana, se le había escapado la información a Leo, por eso me entrenaba tan duro; no por nada me querían tanto. Sentí a mi oponente queriendo neutralizarme, aplicando presión. Lo mantuve en su sitio, mirando subrepticiamente a mi alrededor.

En efecto, los demás se habían dado cuenta que el plan había encontrado algún tipo de obstáculo y ahora estaban buscando el origen. La música empezó a sonar, los estridentes chillidos ahora sobreponiéndose en una perfecta armonía. Podía sentir mi corazón latiendo al ritmo del bajo, el miedo palpitando justo ahí.

Sobrevive (Resistencia #1)Where stories live. Discover now