#51

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— Nos vemos el siguiente año escolar, Ed. La próxima vez, tratemos de controlarnos. ¿Está bien? — la maestra se dirigió a mi. Afirmé con la cabeza.

La maestra está más feliz porque ya no me tendrá como alumno. Esa es su verdadera sonrisa de satisfacción.

— Muchas gracias, señorita Daira. Espero verla pronto. — mi madre le contesto mientras apretaba sus manos con ella.

Hoy en la tarde teníamos que volver a la escuela para recoger todas nuestras cosas y por fin irnos de vacaciones de verano.
Agarramos mis útiles, y salimos del salón con una maleta gigante donde estaba todo. No había visto a Mark, seguro que había venido más temprano. Aún vi algunas niñas que todavía susurraban los días del campamento, tuve que mantenerme oculto entre mi sudadera con gorro de dinosaurio.

— Oh. ¡Se me ha olvídalo preguntar cuándo es la venta de uniformes! — dijo mientras se golpeaba su frente lentamente. — Edward, quédate aquí. No tardó.
Y mi mamá me dejo en la banca junto con una maleta llena de todo lo que fue mi tercero año escolar.

La banca era incomoda, demasiado. Su madera ya estaba más vieja que la misma tumba de una momia, y aparte de que había una mancha de " la cosa extraña verdosa que olía a yogur de fresa podrido". Sentado ahí ,en medio de todo el patio, ahora solo me intimidaba.
Parece que pasó una eternidad, noté que mis botas estaban llenas de barro. Agite mi pie para derramar la mugre de ahí y le pegaba en las piedras, la voz de escalofríos sonó:
— No conseguirás nada si haces eso, necesitas agua.

Cecilia. No. Su voz era rasposa, y su cabello café estaba más rebelde que antes.
— ¿Puedo sentarme? — no era una pregunta, porque instantáneamente Lucía dejó caer su cuerpo cerca de "la cosa extraña verdosa que olía a yogur de fresa podrido".
Pasó otra eternidad hasta que volvió a hablar.
— Cecilia quiere que me disculpe contigo por meterte en todo esto. — la voltee a ver al mencionar su nombre. — Yo solo quería hacerla feliz, tenía un plan. Pero se arruinó. Extrañaba verla sonreír. Ahora, ya no me ve con los mismos ojos.
— Lucía lees demasiado poemas aburridos.—se me escapó.
— Cecilia los leía para mí, nunca me ha gustado leer. Pero regresando, ¿no harías cualquier cosa para hacer feliz a alguien aunque te cueste? — se paró y miro el cielo que poco a poco se llenaba de nubes.
No respondí, solo pregunte algo más.
— ¿porque ella no es feliz?
Lucía me miro sin expresión pero aún así suspiro como si fuera una pregunta tonta, y lo era.
— Aún no lo entiendes, eres demasiado perfecto para verlo. Eres tonto, Cecilia es demasiado tonta también.

Se alejó de mí, vio a mamá dirigirse.

¿Todas las niñas son demasiado difíciles de entender?


— Mamá, ¿qué le pasó a Cecilia?

La mire desde el retrovisor, y ella me vio extrañada.

— ¿A que te refieres?
— He oído algo sobre su papá, recuerdo que me dijo que ya no la puede cargar.
Guardo silencio, y tragó saliva.
— Lo que pasó, es que el Sr. Lauren está malo de su espalda. Me lo comentó una vez su esposa.

¿Porque los adultos dicen mentiras, cuando los niños ya saben las respuestas?








...

Después de años, he actualizado *^*
La Región de la Escuela ha regresado, así que la guerra me costará más este año ;-;

Gracias por leer, y este ya es uno de los últimos capítulos :3
No olviden comentar ,ni poner en los comentarios todos sus FEELING al leer este capítulo ;3

Los quiero, Hanon 🌸

Cuando aún no lo entendía ©Where stories live. Discover now