Capítulo 9

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Capitulo 9
POR un momento, ____ se sintió demasiado sorprendida y furiosa para moverse.
El corazón le latía con fuerza y una oleada de rubor cubrió su rostro, para luego
desaparecer, dejándola helada y con una ira tan profunda como nunca antes la había
experimentado. ¿Cómo se atrevía?
Irguió los hombros y casi sin saber lo que hacía, cruzó rígida la habitación, alzó
una mano y la dejó caer con fuerza sobre la boca de él. El duro sonido del contacto,
acentuado por el silencio de la habitación, le proporcionó una momentánea sensación de
satisfacción, pero no la suficiente para mitigar la cólera que ardía en su interior.
Justin ni siquiera retrocedió y un breve destello, que extrañamente parecía de
triunfo, se apagó de inmediato, dejando una mirada dura que no revelaba nada. Tal vez
no lo tocó y mucho menos lo abofeteó con toda la fuerza que poseía, así que volvió a
alzar la mano, con la palma ardiendo dispuesta a dar otro golpe y luego otro... hasta
sacar de su cuerpo, el tormento de su coraje, el apasionado disgusto por el comentario
de él.
Pero sin parecer siquiera moverse, él le sujetó la muñeca con una mano, mientras
la mancha rojiza se extendía sobre una parte de su rostro, en un agudo contraste con
la palidez del resto.
—Una esposa sólo puede abofetear a su esposo una vez en su vida, y tú ya no
tienes esa opción. Vuelve a intentarlo y te devolveré el golpe —le soltó la mano y
retrocedió, como si no soportara estar cerca de ella. En sus ojos apareció una
expresión sombría y ____ supo que lo decía en serio.
Alzó la cabeza y los ojos verdes brillaron desafiantes en el pálido óvalo de su
rostro. Y el clamor de los latidos de su corazón la dejó sin aliento cuando comprendió
que casi le habría agradado la violencia física de él, porque cuando menos sería un
contacto, un indicio de que sus emociones estaban involucradas, y eso sería mejor que
el helado desdén con que ahora la observaba, el ligero sarcasmo que empleó con ella
cuando discutían el futuro de su matrimonio.
Y ese pensamiento, más que cualquier otra cosa, la hizo retroceder y rehuir la
confrontación. Era algo enfermizo y se sintió asqueada. La violencia física siempre le
pareció algo odioso y hasta donde sabía, también a él... y creía conocerlo bien.
Luego, con un helado sarcasmo que la hizo estremecerse, Justin comentó:
—Me imagino que tu reacción significa que nunca dormiste con él. Tendrás que
disculparme por preguntarlo, pero lo oí cuando te propuso matrimonio y, puesto que
soy un cínico, supuse que tú lo habías alentado.
____ se dio la vuelta, recurriendo a todas las reservas físicas y mentales para
cruzar la habitación y subir la escalera sin desplomarse. Una vez que lo logró, se
acostó, sólo para permanecer despierta casi toda la noche, preguntándose cómo se
enfrentaría al resto de su vida.

— ¡Oh, es tan agradable estar de nuevo en casa! —Molly Garner dejó escapar un

suspiro de placer, tomó una taza y un platito de la mesa y se sentó en un sillón,
bebiendo satisfecha unos sorbos. Las ventanas estaba abiertas y el distante ruido de
una podadera de césped resultaba hipnótico en la somnolienta tarde a finales del
verano, y justo afuera de la ventana, una abeja zumbó en el voluptuoso centro de una
rosa roja.
Por primera vez en semanas ____ experimentó una leve sensación de contento y
respondió con mayor sinceridad de lo que jamás sabría su madre:
—Es agradable tenerlos de nuevo en casa. Los eché de menos.
Durante las pocas semanas desde su regreso a South Park se había sentido más
sola y vacía que nunca. Era cierto, Allie acogió con agrado su sugerencia de renovar su
sociedad y las dos estuvieron muy ocupadas, encargándose de los aspectos legales, de
los futuros procedimientos de trabajo y convirtiendo el pequeño estudio, atrás de la
impresionante biblioteca de South Park, en una oficina que ella pudiera usar, en donde
instalaron una computadora, archiveros y todo lo necesario.
Pero nada, ni siquiera el hecho de empezar a trabajar de nuevo, podía
compensarla por la fría farsa de su matrimonio; se estremeció involuntariamente y su
madre le preguntó a toda prisa:
— ¿Tienes frío, querida? Voy a cerrar la ventana.
—Estoy bien, sólo fue un fantasma que pasó por mi tumba —logró dirigirle una
sonrisa a su rolliza madre, que se disponía a levantarse del mullido sillón; siguió
sonriendo hasta sentir el rostro rígido por el esfuerzo, mientras Molly comentaba
burlona:
—Me alegra que lo digas, pero no creo que hayas tenido tiempo de echarnos de
menos, corriendo de un lado a otro. ¿Estuviste en Francia no es cierto?
No hacía ni cinco minutos que sus padres habían llegado a su .hogar, cuando se
enteraron de los rumores; nada podría mantenerse en secreto en la pequeña
comunidad. Así que ____ no tuvo otra opción, que no fuera reconocer la verdad.
—Estuve cerca de Bolonia. En esa época Justin pasaba mucho tiempo viajando,
Allie tenía un cliente que solicitó ayuda y no podía encontrar a nadie. Se trataba de
algo temporal, así que yo intervine. Justin se las arregló para ir a visitarme un par de
veces.
—Debió hacerlo —replicó la señora Garner con tono seco—. De lo contrario, yo
no estaría a punto de tener un nieto.
____ sonrió temblorosa, pero en su interior suspiró aliviada. Estaba de nuevo en
su hogar, guardando las apariencias como esposa de Justin, pero si su madre llegaba
a enterarse de que sólo lo hacía porque él la amenazó con solicitar la custodia de su
hijo, con toda la publicidad que crearía el caso y las dudas que albergarían todos
acerca de las historias exageradas de su estancia en Francia, al lado de un hombre que
acabó proponiéndole matrimonio... se quedaría horrorizada.
En primer lugar, siempre se opuso a ese matrimonio. No porque Justin Justin
estuviera encima de la hija del médico, tanto en el aspecto financiero como en el
social... no era tan anticuada... sino debido a Zanna. Una semana antes de la boda le

Obsesión salvaje Justin Bieber y _____Donde viven las historias. Descúbrelo ahora