Capítulo 11

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____ decidió cortar algunas flores y hacer un arreglo para la mesa del
comedor... reconoció irónica que eso la ayudaría a pasar el tiempo hasta el regreso de
Justin, cuando podrían hablar; el sólo pensamiento la hizo sentir una excitación
nerviosa, como si tuviera mariposas en el estómago... echó a andar por un amplio
sendero de grava, sólo para asegurarse de buscar la seguridad del césped cuando un
auto deportivo color escarlata apareció en la curva, a toda velocidad.
Su voluminoso cuerpo hizo que su movimiento para ponerse a salvo fuera a la
vez poco digno y difícil. Cayó en el césped sobre manos y. rodillas; su rostro adquirió
un tono escarlata cuando se puso de pie con dificultad y sacudió las partículas de
césped y tierra húmeda pegadas a sus manos y su abrigo. Se volvió a mirar indignada el
auto que frenó bruscamente un poco más adelante, para echarse en reversa a una
velocidad ridícula.
A través de la ventana del auto deportivo vio una elegante maleta en el asiento
delantero, unas largas piernas cubiertas con medias de seda y una falda verde
esmeralda que dejaba ver unos voluptuosos muslos. Rígida, sólo pudo mirar a la mujer
que bajaba del auto y le hablaba desde el otro lado.
— ¡Rompí todos los récords de velocidad para llegar aquí desde Heathrow, sólo
para estar a punto de atropellarte en la entrada de tu casa! ¡Debo decir que es casi
imposible dejar de ver tu voluminosa figura... yo nunca engordé tanto cuando esperaba
a Harry! —le dirigió una mirada desdeñosa y vio las manchas de césped en el frente de
su abrigo—. ¿No te lastimaste, verdad?
____ movió la cabeza impaciente, ignorando el repentino dolor en un costado. El
corazón le dolía demasiado para permitir que una pequeña punzada la inquietara. Zanna
estaba allí de nuevo... lo que más temía había sucedido. Tan encantadora, tan
rebosante de vida y carismática como siempre... ¿Sería Justin capaz de resistir ese
encanto?Cerró los ojos brevemente cuando Zanna rodeó el auto y al abrirlos la
vio de pie frente a ella, deslizando los dedos con las uñas pintadas de color escarlata
por la masa de cabello rubio rojizo. No había señales de Harry y no iba a preguntar en
dónde estaba. Todo lo que pudo decir con voz débil fue:
— ¿Heathrow? ¿Acabas de llegar de Francia? —con seguridad Justin no
estaba enterado de eso, ¿o sí? Se sentiría tan consternada y molesto como ella..., se
dijo decidida.
—En realidad vengo de España, en donde hemos pasado los últimos meses
—Zanna inspeccionó las costuras de sus medias y estiró la ceñida falda de trabajo,
obviamente modelo de un diseñador. ____ se preguntó si habría dejado al pequeño al
cuidado de una niñera española, mientras ella obedecía al caprichoso impulso de
abordar un avión para ver de nuevo a Justin y halagar su vanidad, ya exagerada,
demostrando una vez más que él era suyo si se lo proponía...
¡Pero no lo era!, gritó ____ mentalmente. Estuvo obsesionado por Zanna, todos
lo sabían... y hubo un momento en que estuvo dispuesto
a hacer a un lado a su esposa por causa de ella. Pero era demasiado sensato para
permitir que lo hicieran pasar de nuevo por ese infierno.
Así que Zanna se encogió de hombros con un gesto teatral y declaró:
—Soy demasiado exótica para el clima de Inglaterra; sube, te llevaré a la casa
—____ la miró con dureza y se negó.
—Prefiero caminar. ¿A qué has venido? —"cómo si no pudiera adivinarlo", se
dijo burlona y con los labios apretados. Zanna correspondió a su mirada dura y ladeó la
cabeza al replicar:

South Park, que se consideraba como un miembro de la familia y no tenía miedo de
decir lo que pensaba...
____ dejó la bandeja a un lado y se deslizó de la cama. Recordar el pasado no la
ayudaría en sus intentos de crear un nuevo futuro con Justin. Era necesario que
hablaran; ella debía decirle que si pudiera estar segura de que su obsesión por Zanna
era algo que pertenecía al pasado, sin ningún peligro de una futura resurrección,
entonces estaba dispuesta a olvidar todo lo sucedido y trataría de que su matrimonio
fuera algo valioso para ambos.
Se había esforzado tanto en dejar de amarlo, que creyó que lo había logrado.
Pero una demostración de ternura de él, una noche pasada en sus brazos, le
demostraron que estaba equivocada. No podía dejar de amarlo, como tampoco podía
dejar de respirar.
Como si quisiera reforzar su estado de ánimo, el clima había cambiado y el día
era un heraldo perfecto de la primavera. Incapaz de dedicarse a trabajar, o no
descansar como lo ordenó Justin, ____ se puso un abrigo sobre uno de los nuevos
vestidos de maternidad, de lana, que compró en Londres, y salió de la casa.
El viento era frío, pero lo bastante ligero para ignorarlo, el sol brillaba en un
bello cielo azul, salpicado de nubes blancas. Pasaría otro mes antes de que los brotes
en los árboles empezaran a desplegar sus hojas, pero ya se veían algunos narcisos
silvestres, mostrando su dorada promesa.
____ decidió cortar algunas flores y hacer un arreglo para la mesa del
comedor... reconoció irónica que eso la ayudaría a pasar el tiempo hasta el regreso de
Justin, cuando podrían hablar; el sólo pensamiento la hizo sentir una excitación
nerviosa, como si tuviera mariposas en el estómago... echó a andar por un amplio
sendero de grava, sólo para asegurarse de buscar la seguridad del césped cuando un
auto deportivo color escarlata apareció en la curva, a toda velocidad.
Su voluminoso cuerpo hizo que su movimiento para ponerse a salvo fuera a la
vez poco digno y difícil. Cayó en el césped sobre manos y. rodillas; su rostro adquirió
un tono escarlata cuando se puso de pie con dificultad y sacudió las partículas de
césped y tierra húmeda pegadas a sus manos y su abrigo. Se volvió a mirar indignada el
auto que frenó bruscamente un poco más adelante, para echarse en reversa a una
velocidad ridícula.
A través de la ventana del auto deportivo vio una elegante maleta en el asiento
delantero, unas largas piernas cubiertas con medias de seda y una falda verde
esmeralda que dejaba ver unos voluptuosos muslos. Rígida, sólo pudo mirar a la mujer
que bajaba del auto y le hablaba desde el otro lado.
— ¡Rompí todos los récords de velocidad para llegar aquí desde Heathrow, sólo
para estar a punto de atropellarte en la entrada de tu casa! ¡Debo decir que es casi
imposible dejar de ver tu voluminosa figura... yo nunca engordé tanto cuando esperaba
a Harry! —le dirigió una mirada desdeñosa y vio las manchas de césped en el frente de
su abrigo—. ¿No te lastimaste, verdad?
____ movió la cabeza impaciente, ignorando el repentino dolor en un costado. El
corazón le dolía demasiado para permitir que una pequeña punzada la inquietara. Zanna
estaba allí de nuevo... lo que más temía había sucedido. Tan encantadora, tan
rebosante de vida y carismática como siempre... ¿Sería Justin capaz de resistir ese
encanto?Cerró los ojos brevemente cuando Zanna rodeó el auto y al abrirlos la
vio de pie frente a ella, deslizando los dedos con las uñas pintadas de color escarlata
por la masa de cabello rubio rojizo. No había señales de Harry y no iba a preguntar en
dónde estaba. Todo lo que pudo decir con voz débil fue:
— ¿Heathrow? ¿Acabas de llegar de Francia? —con seguridad Justin no
estaba enterado de eso, ¿o sí? Se sentiría tan consternada y molesto como ella..., se
dijo decidida.
—En realidad vengo de España, en donde hemos pasado los últimos meses
—Zanna inspeccionó las costuras de sus medias y estiró la ceñida falda de trabajo,
obviamente modelo de un diseñador. ____ se preguntó si habría dejado al pequeño al
cuidado de una niñera española, mientras ella obedecía al caprichoso impulso de
abordar un avión para ver de nuevo a Justin y halagar su vanidad, ya exagerada,
demostrando una vez más que él era suyo si se lo proponía...
¡Pero no lo era!, gritó ____ mentalmente. Estuvo obsesionado por Zanna, todos
lo sabían... y hubo un momento en que estuvo dispuesto
a hacer a un lado a su esposa por causa de ella. Pero era demasiado sensato para
permitir que lo hicieran pasar de nuevo por ese infierno.
Así que Zanna se encogió de hombros con un gesto teatral y declaró:
—Soy demasiado exótica para el clima de Inglaterra; sube, te llevaré a la casa
—____ la miró con dureza y se negó.
—Prefiero caminar. ¿A qué has venido? —"cómo si no pudiera adivinarlo", se
dijo burlona y con los labios apretados. Zanna correspondió a su mirada dura y ladeó la
cabeza al replicar:
—Santo Dios, eres una arpía frígida. No me sorprende que Justin...
—obviamente lo pensó dos veces antes de hablar, aunque no era necesario que lo
hiciera, reflexionó ____ con amargura—. Me miras con si yo fuera algo venenoso...
como lo hiciste antes, en el mes de junio... muy pronto te enterarás del motivo de mi
visita —se dio vuelta para subir a su auto, pero se detuvo cuando el Range Rover que
conducía Justin, frenó brusco después de dar vuelta en la curva.
— ¡Justin... querido! —con los brazos abiertos, Zanna corrió hacia el vehículo
estacionado, ____ se quedó inmóvil, cerrando bien el cuello de su abrigo y sintiendo
que los apresurados latidos de su corazón amenazaban con sofocarla. Todo dependía
de la reacción de él, de su forma de saludar a la mujer que en dos ocasiones .se apartó
de su vida, dejándolo devastado.
Lo vio bajar del auto y oyó el ruido de la puerta cuando la cerró, se percató de
la breve mirada inquisitiva que le dirigió a ella, del ligero encogimiento de hombros y
luego, sus rasgos austeros se iluminaron con una sonrisa de placer al abrir los brazos y
estrechar la esbelta figura vestida de verde, oprimiéndola contra su cuerpo.
____ sintió una punzada de celos. No soportaba quedarse allí como espectadora
un momento más, mientras ellos la ignoraban. No quería verlos, pero no pudo menos que
escuchar el grito de deleite de Zanna cuando exclamó sin aliento:
— ¡Querido... he regresado! ¿No es maravilloso? ¡Bésame!
Era increíble y no obstante, estaba sucediendo de nuevo. Zanna sólo tenía que
aparecer para qué Justin Justin, un adulto, actuara como un estudiante enamorado.
____ no podía soportar eso y combatiendo una oleada de náusea, se obligó a regresar a
la casa, sintiendo que las piernas se le doblaban.
¡En el primer momento en que lo viera a solas le diría lo que pensaba de él! Y
luego se iría. ¡Ningún tribunal le concedería la custodia de su hijo a un hombre que se
comportaba como él lo hacía!
Llegó al vestíbulo, cerró la puerta y rechinó los dientes furiosa.
La cólera era la única forma de no echarse a llorar. ¡Todas sus absurdas
esperanzas para el futuro quedaron destrozadas sólo porque la caprichosa Zanna Hall
le dirigió una mirada plena de coquetería!
De manera que así terminaba el interludio de la noche anterior. La otra mujer
sólo tenía que dirigirle esa deslumbrante sonrisa y él se olvidaba de todo de una
manera muy conveniente... ¡de su esposa, sus responsabilidades, sus votos
matrimoniales!
Subió furiosa la escalera y ya iba a la mitad cuando se dobló, jadeando de dolor.
Desde abajo, la señora Penny, llevando en los brazos unas sábanas recién planchadas,
le preguntó ansiosa:
— ¿Qué sucede? ¿Se siente bien?
—Sí —respondió ____, recobrando el aliento y luego se sentó en la escalera—.
Creo que el bebé viene en camino.
—No se deje invadir por el pánico. Vale más que se adelante y no que se atrase.
¿En dónde está ese esposo suyo?
—No tengo la menor idea —era mejor mentir que reconocer que estaba al lado
del amor de su vida a la mitad del sendero. ¡Ya estaba harta de él! La rabia era su
única salvación.
—Típico —murmuró la señora Penny, subiendo apresurada la escalera—. Cuando
una los necesita, nunca están y cuando no, siempre están encima de una. Vamos —le
ayudó a ponerse de pie—. Llame por teléfono a su padre, él la llevará al hospital. Yo iré
por su maleta. se preocupe.
Dar a luz era la menor de sus preocupaciones, pensó ____ con amargura cuando
descolgó el auricular, mientras el ama de llaves subía a buscar la maleta que ____ tenía
preparada desde hacía una semana. Prefería que su padre la llevara. No quería a
Justin cerca de ella, porque empezaría a gritarle, diciéndole lo que pensaba de él y
eso no le haría mucho bien a su presión sanguínea.
Empezó a marcar el número, pero una segunda contracción, más fuerte que la
primera, la hizo soltar el auricular.
Y por supuesto, fue Justin quien la llevó al hospital. Entró al vestíbulo
acompañado de Zanna, con un brazo sobre los hombros de ella y de inmediato captó la
situación. Colgó el auricular, tomó la maleta que llevaba la señora Penny y se dirigió con
____ a la puerta, instalándola en el Range Rover, estacionado frente a la casa al lado
del llamativo auto deportivo de Zanna.
—Puedes llevarme, porque así llegaremos más pronto —le dijo ____ con los labios
apretados cuando él se sentó al volante y puso en marcha el motor—. Pero después de
eso no te quiero cerca de mí —se enjugó las gotas de sudor del labio superior con el
dorso de una mano y lo miró desafiante—. No quiero tener la responsabilidad de
alejarte de tu amiguita. ¡Estoy segura de que ha pensado en muchas formas de
divertirte mientras yo estoy fuera del camino!
— ¿Qué diablos se supone que significa eso? —quiso saber Justin. Sus manos
sujetaban tensas el volante cuando cruzaron la verja hacia la angosta carretera rural;
en su voz había un dejo de amenaza. Pero ____ tenía otras cosas en qué pensar en ese
momento y replicó exasperada:
— ¡Tú sabes lo que significa! Escuché lo que decían, ¿lo recuerdas? —se
sobresalto, aferrándose al borde del asiento cuando cruzaron un puente. Su rostro
estaba pálido y perlado de sudor, pero eso no tenía nada que ver con la velocidad. El
conducía rápido, pero no demasiado y conocía esas carreteras como la palma de su
mano. Cuando recobró el aliento prosiguió con tono de censura—. En el mes de junio,
cuando trajo a su hijo para que lo conocieras, te habrías divorciado de mí para casarte
con ella. Sólo acepté regresar a tu lado porque estaba embarazada...
De nuevo experimentó un agudo dolor, pero siguió gritando.
— ¿Te abandonó de nuevo, verdad? Oh, sé que te dijo que estaba cansada de su
papel de madre soltera y que Harry necesitaba a su padre, pero a pesar de eso se fue.
Yo esperaba que lo pensarías dos veces antes de permitirle que te hiciera eso de
nuevo. ¡Pero no! -—sonrió abatida—. ¡Tan pronto como aparece de nuevo, te lanzas
hacia ella... abrazándola, besándola! ¡Me das asco!
El le dirigió una mirada sombría. En sus ojos había tantas emociones, demasiadas
para tratar de descifrarlas y a ella no le interesaba intentarlo, se dijo cuando él volvió
a concentrar su atención en la carretera y respondió impaciente:
—Creo que hay muchas cosas que no has comprendido.
— ¿Eso crees? —la fría indiferencia podría ser más eficaz que cualquier
cantidad de ira justificada y ____ volvió la cabeza para mirar por la ventana.
Habían dejado atrás la aldea y ahora iban por la carretera principal; no tardarían
más de cinco minutos en llegar al exclusivo hospital en donde nacería su hijo. ¡No podía
esperar... en más de una forma!
-____...
— ¡No trates de adularme! —le pidió entre dientes, interrumpiendo lo que él
empezaba a decir—, Y no creas que no puedo adivinar tus intenciones. Si quieres
mantener abiertas tus opciones, de acuerdo, pero no me busques. No me interesa si
Zanna se queda o se va, porque yo no regresaré. No esta vez.
Por alguna absurda razón, sintió que se le cerraba la garganta y sus ojos se
anegaron en lágrimas. Parpadeó furiosa al percatarse de que él la miraba de soslayo y
lo oyó retener el aliento. Durante un momento alzó el pie del acelerador, como si
pensara detenerse a la orilla de la carretera, para prestarle más atención a la
discusión. Pero cuando ____ sintió un nuevo espasmo, jadeó estremecida cerrando los
ojos, y Justin volvió a pisar el acelerador. Todo lo que comentó, con una especie de
amarga calma, fue:
—Hablaremos de esto dentro de uno o dos días. Por el momento, te sugiero que
ahorres tus energías. Estás histérica.
Tal vez él tenía razón, pensó ____ angustiada y cerró los ojos. Cuando al fin le
expresó sus sentimientos y le dejó ver su disgusto por la forma en que estaban las
cosas entre Zanna y él, eso la ayudó a apartar de su menté el terrible pensamiento de
tener a su hijo a un lado de la carretera. ¡Ahora, en medio de ese tenso silencio, no
estaba muy segura de poder evitar que eso sucediera!
Pero no fue sino hasta las primeras horas de del día siguiente, cuando
depositaron en sus brazos el diminuto bulto y vio la carita enrojecida de su hijo. Lo
amó en ese instante, irremediable y eternamente y sus dedos acariciaron con suavidad
la aterciopelada mejilla mientras murmuraba:
—Tu nombre es Aidan John, amor mío.
— ¿No "Justin"? —vio a su esposo en el vano de la puerta, con una expresión
indescifrable y luego avanzó despacio—. Veamos... Aidan porque te agrada el nombre,
supongo. John, por tu padre. ¿Pero nada para mí, que soy su padre?
A pesar de que ella le dijo que no quería verlo, Justin insistió en quedarse y si
era honesta, se sintió más que agradecida por la forma en que le ofreció su mano para
que la apretara, mientras deslizaban algo fresco y ligeramente fragante sobre su
acalorada piel. Nunca se apartó de ella, brindándole su apoyo y ahora, aunque trató de
encontrar un comentario mordaz, no pudo hacerlo.
Estaba agotada, pero completamente eufórica, y ahora, con su hijo recién nacido
en los brazos, no era el momento de discutir. Pero su capitulación y la ternura en su
sonrisa, cuando desvió la mirada de su hijo para dirigirla a su padre, la sorprendieron y
aceptó con voz ronca.
—Justin Aidan John Justin... pero lo llamaremos Aidan para evitar confusiones.
—Ah, por supuesto —se acercó a un lado de la cama y se inclinó para acariciar los
diminutos dedos de su hijo. En sus atractivos ojos había un destello diabólico cuando
murmuró:
—Creo que es hora de que descanses un poco, señora Justin. Me alegra ver que
ya hayas aclarado tu confusión.
Como si la hubiesen llamado, en ese momento entró una de las enfermeras y
diminuyó la intensidad de la luz.
—Descanse ahora, señora Justin —repitió como un eco—, y si necesita algo, sólo
oprima el timbre. ¿Señor Justin...? —la ceja alzada era un gesto de franca coquetería
y había una expresión de aprecio en sus ojos y ____ esbozó una sonrisa. Tal vez
debería sentirse celosa, pero no era así. Las mujeres siempre coquetearon con Justin
Justin desde que llegó a la adolescencia y ahora no había cabida para los celos o el
resentimiento, sólo experimentaba una gloriosa sensación de orgullo, lo que era muy
extraño, reflexionó exhausta y lo oyó replicar: —Me quedaré hasta que mi esposa se
duerma —y sintió el suave roce de la mejilla sin afeitar sobre la suya. Su último
pensamiento consciente fue que tal vez él tenía razón. Quizá su confusión había
desaparecido
A primera hora de la tarde, rodeada de un verdadero diluvio de flores de
invernadero, los ramos más grandes y más bellos eran de Justin, ____ supo que nada
había terminado, ciertamente no su "confusión", si eso era lo que él pensaba de su
decisión de apartarse de su vida.
La llamó por teléfono antes, interrogándola ansioso, pero ella abrevió la
conversación, informándole que su habitación estaba llena de visitantes que charlaban
sin cesar, lo que era cierto, excepto por la charla y que no podía oír nada, lo cual
tampoco era cierto, porque escuchó el tono duro en la voz de él cuando le informó que
iría a verla más tarde.
Ahora sus padres estaban a punto de retirarse y se llevarían a la señora Penny,
que les suplicó que la llevaran a conocer al recién nacido. Allie entró cuando ellos
salían, y aunque ____ habría disfrutado de la oportunidad de disponer de algún tiempo
para pensar, planeando lo. que le diría exactamente a Justin acerca de su traición,
recibió a su amiga con mucho placer.
Después de asomarse a la cuna y de los entusiastas comentarios, Allie dejó sobre
la cama un ramo de flores de primavera y sonrió.
— ¡Veo que es como llevar hierro a Vizcaya! Pero te he traído algo que tal vez
apreciarías más —depositó un voluminoso paquete sobre las rodillas de ____—. Llegó
esta mañana a la agencia, con una carta explicatoria, así que sé de que se trata.
¡Vamos, ábrelo!
Después de hacerlo, ____ vio que era un ejemplar del último libro de William, en
el cual ella colaboró. Y se ruborizó cohibida al leer la tarjeta que lo acompañaba:
Si alguna vez .necesitas de nuevo tu trabajo, o cualquier otra cosa, no titubees.
Yo siempre estaré aquí. Tuyo Will.
Era una amabilidad de su-parte, pero nada útil cuando Justin entró a la
habitación y con los párpados entornados, indagó amable:
— ¿Alguien te envió un libro? Hola, Allie —miró en dirección a la otra joven, pero
sólo brevemente; estaba concentrado en leer el mensaje escrito en la cartulina que
quitó de los débiles dedos de ____.
Luego sus ojos se oscurecieron cuando dejo caer la tarjeta sobre la cama y se
acercó a la cuna. ____ supo lo que pasaba en su retorcida mente y la invadió la furia
cuando siseó, sin que le importara la presencia de Allie.
—Si tratas de encontrar algún parecido... olvídalo. ¡Y te mataré si mencionas las
pruebas para establecer la paternidad!
El giró despacio sobre sus talones. Su rostro parecía tallado en granito y el
impecable corte del traje oscuro lo hacía verse inabordable; su actitud amenazadora
pareció distanciarlo de todo lo que lo rodeaba cuando replicó con tono helado.
—Ahórrate tus palabras. Tu reacción a la acusación que te hice en Francia me
convenció. No habrías cruzado el umbral de mi puerta si yo albergara la más mínima
duda.
—Yo... debo irme —las palabras torpes de Allie pasaron desapercibidas para
ambos cuando ____ replicó con brusquedad.
—Posees una naturaleza confiada, ¿no es cierto? —y ni siquiera se sobresaltó
cuando él fruncid las cejas en un gesto de amenaza. —Eso parece. Sin embargo, te
agradecería que tú pudieras aprender a confiar.
Su descaro dejó a ____ sin aliento y abrió la boca para protestar. Pero él le
cubrió los labios con una mano nada suave y le advirtió sombrío:
—No digas otra palabra hasta que me hayas escuchado — la dejó recostada
sobre las almohadas, con los labios apretados, pero la barbilla alzada en un ángulo
desafiante; colgó afuera de la puerta el letrero de "No molestar", arrojó al suelo las
flores de Allie y el libro de William y se recostó sobre la cama, con los brazos
cruzados atrás de la cabeza, ignorando la exclamación de protesta de ella.
—He estado tratando de averiguar el motivo de tu comportamiento desde que
inventaste esa estúpida idea de una separación a prueba.
—Fue una de las cosas más sensatas que he hecho —él podría ordenarle que
guardara silencio, pero no podía obligarla a mantener la boca cerrada. Deseaba que se
bajara de la cama, pues estaba demasiado cerca, así que lo atacó mordaz—. Hacía
meses que no te acercabas a mí, como si yo fuera una huésped, y además octogenaria,
a juzgar por el interés que me demostrabas —le dirigió una mirada fulminante y se
quedó mirando hacia el techo, con los brazos cruzados sobre los senos. ¡Aún no
terminaba con él... apenas había empezado!
—Ya te explique la razón —por primera vez, había un dejo de cansancio en la voz
de él y ____ sintió que el corazón se le retorcía cuando prosiguió—. Si supieras lo
culpable que me sentía, no habrías necesitado preguntar el motivo.
No importaba lo que él fuera; no importaba que siempre pusiera a Zanna en
primer lugar, ella debía reconocer que siempre fue sincero acerca de eso. No era
posible confundir el dolor en su voz, cuando le habló de sus sentimientos de culpa
durante esos terribles meses después del accidente. Su reto fue innecesario y fuera
de lugar y para compensarlo, comentó insegura:
— ¿Cómo podía saberlo, si tú nunca me hablaste de eso? Y si de algo sirve, yo
también me sentía culpable. Te casaste conmigo para tener hijos... por lómenos fue tu
motivo principal. Sentí que te había decepcionado y sabiendo que era improbable que
volviera a concebir, eso me hacía sentir insegura, inadecuada.
El se movió de pronto en la cama, Obligándola a mirarlo.
—Debiste decírmelo. Rectifico —apretó la boca en un gesto irónico—. Debimos
hablar de eso a fondo —su mirada se suavizó, lo mismo que su boca, cuando rozó con
sus labios la piel de pronto sensible de su hombro, que dejaba desnudo el camisón sin
mangas.
____ se estremeció impotente. Esa confrontación no estaba resultando como ella
la planeó... se sentía hundida en un pantano de incomunicación. Si hubieran hablado, en
vez de guardar en su interior sus mutuos sentimientos de culpa... Pero todo eso
pertenecía al pasado y no podían retroceder. El se lo dio a entender cuando se apoyó
sobre un codo y la miró a los ojos mientras le informaba con fingida paciencia.
—Como ya he. tratado de explicarte, no me fue fácil descifrar los motivos de tu
conducta. Es decir, hasta que sufriste ese ataque de histeria camino al hospital.
— ¿Histeria? —protestó herida—. Eso no tuvo nada que ver con lo que te decía.
¡Tú también te habrías puesto histérico si hubieras pensado que no llegarías a tiempo
para dar a luz en el lugar apropiado!
—Yo diría que algo más que eso. Habría albergado algunas dudas muy serias
acerca de mi papel en la vida.
Reacia, ____ sonrió. Luego recordó que deshacerse de un esposo era algo muy
serio y, extrañamente, también muy atemorizante. Suspiró, ahora muy seria y a pesar
de que el bebé dormía tranquilo cerca de ella, se sintió muy sola. Luego Justin
continuó:
—Fue sólo cuando hiciste esos comentarios absurdos acerca de que Harry era mi
hijo, cuando pude comprender las cosas. Dime, ¿qué fue exactamente lo que
escuchaste ese mes de junio?
¿Comentarios absurdos? ____ sintió que el corazón le daba un vuelco y luego latía
agobiado. Sabía que lo oyó y no había forma de que él pudiera impedir eso o negarlo. Y
no querría hacerlo, ¿o si? Se pasó la punta de la lengua por los labios resecos y
murmuró acusadora:
—Ella te llamó querido.
— ¿Eso es todo? Zanna llama a todos querido —se recostó de nuevo y cerró los
ojos, como si estuviera totalmente aburrido. ____ le clavó un codo en las costillas.
—No, no es todo, y tú lo sabes.
Un leve llanto, seguido de un grito, hizo que ____ se bajara de la cama para
tomar en brazos al pequeño y volvió a recostarse, con Justin Aidan John instalado
cómodamente en su seno. Luego Justin murmuró:
—Bien, prosigue. Dímelo todo.
—No creo que este sea el momento ni el lugar adecuado para discutir la ruptura
de nuestro matrimonio —replicó ____. No se alteraría, no ahora. Tal vez después, o al
día siguiente.
Justin volvió a cambiar de posición, con los ojos fijos en el bebé que mamaba
ansioso y después alzó despacio la vista hasta la suave curva vulnerable de los labios
femeninos y comentó con voz apagada:
— ¡Dios mío... creo que estoy celoso de mi propio hijo! —luego prosiguió, al ver
que ella se ruborizaba—. Cuando aceptaste ese trabajo en Francia y me hablaste de
una separación, estuve a punto de enloquecer. Las cosas estaban mal entre nosotros...
y yo sabía lo mucho que deseabas tener hijos. Creo que, en general, ese deseo fue el
responsable de que la suerte estuviera de mi lado cuando aceptaste casarte conmigo.
—Tú también dijiste que querías tener hijos. Muchos, para llenar South Park —le
recordó ella a la defensiva y Justin alzó una mano para callarla.
—Sólo porque sabía lo mucho que tú los deseabas. Yo sólo te. quería a ti: Si me
dabas hijos, maravilloso, pero si no hubieras podido hacerlo, no me habría hundido,
puedes creerme —respondió con tono seco—. Y creo que el ver al pequeño Harry en
nuestro hogar, fue la gota que derramó el vaso, lo que te hizo alejarte. Yo era el
responsable, por lo menos así lo pensaba, de que hubieras perdido ese bebé. Y por lo
que sabíamos, habías perdido toda esperanza de tener más hijos. Traté de hacerte
creer que habría otros para ti, más para consolarte que para tranquilizar mí
conciencia. Podía ver que la presencia de Harry te hería y te amargaba. Verás, no
podía tocarte. Eso se debía en parte a mis sentimientos de culpa y en parte a que
sabía que si compartíamos la misma cama, no podría mantener las manos lejos de .ti.
Pensé que necesitabas tiempo para aceptar lo sucedido, sin que yo te exigiera eso.
____ meditó en sus palabras acerca de que la quería sólo a ella, reteniéndolas en
su mente como si fueran un bálsamo y también que trató de consolarla, asegurándole
que tendría otros hijos, cuando en aquel entonces ella pensó que se refería a otros
hombres. Pero su declaración acerca del efecto que causó su hijo en ella, la sacó de su
engañosa felicidad. ¡Por supuesto que la presencia de Harry la hirió y la hizo sentirse
amargada y celosa!

Obsesión salvaje Justin Bieber y _____Donde viven las historias. Descúbrelo ahora