Capítulo Vigésimo Séptimo parte 1 (narrado por Luisa)

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   Me encontraba escondida detrás de unos árboles cuando la alarma volvió a sonar. Enseguida vi cómo los diferentes habitantes de Fálizta salían de sus escondites, se abrazaban, lloraban, se reían y hasta gritaban.
   
    Algunos habían sido rodeados por los "Xior" y otros habían estado a punto de serlo.
 
     Me estaba preparando para salir de mi refugio cuando sentí que alguien me abrazaba por detrás.

    Cuando me di la vuelta, descubrí que no era otra persona sino Marina. La abracé con fuerza. La había perdido de vista cuando había salido corriendo.

      -Estás viva.-suspiró, aliviada.
  
   Asentí. Me saltaban lágrimas de felicidad.

      -Tuve mucho miedo.-confesé.
      -Yo también.-repuso ella.

   Marina me soltó y alguien me tapó los ojos por detrás.

        -Adivina quién soy.

    Por el aroma de su maravilloso perfume y la textura de sus manos, deduje que era Val.

        -Eres el chico más lindo del mundo.-dije y mi chico retiró las manos. Me di la vuelta, le di un beso en los labios y agregué- Qué modesto eres.
       -Hay que admitir cuando uno es lindo.-me guiñó un ojo y me besó.

    Sus labios eran suaves y dulces, tal como la primera vez que nos besamos.

       -Venga ya, separáos, manga de románticos.-nos cortó Marina.

   Me reí y me aparté de él.

       -¿Habéis sido rodeados?-les pregunté.
       -Yo no.-respondió Val- Pero he salvado a esta dama de un aprieto.-señaló a Hanna, que estaba detrás de él.

   Le sonreí y la saludé con la mano.

      -A mí no me rodearon.-respondió Marina, algo incómoda.
      -Me alegro por vosotros.-dije y miré a Hanna-¿Te encuentras bien?

   Asintió.

      -Sí. No es algo muy malo, ¿sabes? Es decir, la pasas mal en el momento, pero en realidad no te hacen nada esas cosas de cartón.-suspiró y agregó- Son totalmente inofensivas.

    Iba a comentar algo al respecto, pero una voz (que seguramente era emitida por un altavoz) me interrumpió:

      -Hola Ciudadanos, El Jefe se dirige a vosotros para informaros que sólo cuatro fantasmas han salido victoriosos en este simulacro-hizo una pausa, en la que todo el mundo se quedó en silencio, esperando- Sus nombrea son: Jacinto Velizio, Marina Dobonsky, Osvaldo Tiber y Luisa Menhër; -al oírlo pronunciar mi nombre, me estremecí- agradecería que los ya nombrados se presenten en la Sala De Experimentos, para ver cuál de ellos es el que está más calificado para proteger esta hermosa ciudad.

   
       Me encontraba en un inmenso establecimiento que se parecía muchísimo a un gimnasio: tenía un techo de chapa curvo, que se elevaba a más de diez metros del piso; paredes de madera y suelo de baldosa. El edificio se dividía en varias salas pequeñas: la de espera, donde yo me encontraba; la de las pruebas físicas; la de las pruebas físicas; la de las pruebas mentales y la sala donde se analizaban los resultados.

   Marina y Osvaldo me habían explicado el objetivo de esas pruebas. Al parecer, habían tres tipos de fantasmas: los normales (es decir, que no reaccionaban de manera correcta frente a un peligro y/o no controlaban muy bien sus poderes), los que se las arreglaban bastante bien (eran los que tenían actitudes correctas frente al peligro y, por lo tanto, lograban salvarse la mitad de las veces; así como también lograban ejercer cierto control mental sobre los humanos y otros seres mortales), y los mentalmente más fuertes (que eran los que lograban controlar a CUALQUIERA debido a su destreza y fuerza mental, y por ende, eran los que siempre se salvaban de los ataques que sufrían). Los que gobernaban Fálizta querían saber quiénes pertenecían a cada una de esas clases. Por lo tanto, organizaban los simulacros (que también les servían porque los ciudadanos se preparaban para los ataques del primero de febrero, lo que disminuía considerablemente ka tasa de muertes), y les hacían pruebas a aquellos suertudos que se habían salvado de los Xior falsos, para ver si alguno se encontraba en la última clase y les salvaba la vida.

    Según comentó Marina, los mentalmente más fuertes solían hacer guardias por la noche para vigilar la ciudad y controlar las plantaciones, además de apoyar moralmente a los heridos que estaban en el hospital y muchas cosas más.

   También me había explicado cómo hacían los Xior para matar a los fantasmas: primero, llenan su mente de recuerdos de cosas que hicieron en el pasado y de las cuales se arrepienten, o simplemente de situaciones que los hacen sentirse tristes (por ejemplo: la muerte de un familiar), para así lograr una depresión tan profunda que provoca la destrucción de su "parte invisible " (que es la que heredamos por parte de los Xior y la que nos permite tener poderes); y, como esto no es suficiente, luego de haberse desecho de ésta, los apuñalan en algún lugar donde la pérdida de sangre es tan abismal que la muerte acude a ellos, o los ahogan, o les quiebran algún hueso que es esencial para la vida: en fin, que les quitan la vida humana. Y luego, chau fantasmita.

     
      -Luisa Menhër.-la voz del altavoz que había en la Sala De Experimentos rompió el silencio sepulcral que se había instalado a mi alrededor durante la larga espera.- Diríjase a la Sala de Pruebas Físicas.

     Obedecí.

   

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