"¿Quién es este imbécil?"

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           Son las nueve de la mañana cuando el maldito despertador suena haciendo el estúpido e irritable ruido que conozco a la perfección desde el momento en donde me hice independiente y colocar la alarma se hizo parte de mi rutina.

Me levanto de un brinco cuando uno de mis hermanos –no puedo distinguir quién es por la cruda que cargo en estos instantes– golpea la puerta.

—¡TIENES ENTRENAMIENTO EN UNA HORA!— Aunque no pueda distinguir el dueño de aquella ronca voz por el dolor de cabeza, sé que es mi hermano Jake por qué de los dos gemelos, aunque sea el más irresponsable el siempre a sido el que más le pone interés a mi pasatiempo, pasión, deporte favorito, el voleibol que tanto amo y adoro.

Aún en la cama y con los ojos cerrados trato de quitar mi vestuario de anoche, abro los ojos lentamente frunciendo el ceño por completo cuando me doy cuenta de que ya estoy sin aquella ropa, solamente con mi ropa interior.

Me levanto de golpe tambaleándome cuando aterrizo al frío suelo.

¿Qué carajos?... Me acerco a los cajones de mi armario que están abiertos levemente dejando ver varios bracieres y calzones afuera de ellos desacomodadamente.

No estaba segura de que es lo que había pasado pero si estaba segura de que yo no había sido. Nunca jamás e dejado mis cajones de ropa interior así, por lo general están acomodados por color y tipo, aquí parece que alguien vino a robar.

Busco nerviosa entre mi cajón mi bra favorito el cual no está junto con otros muy sexys que había usado solo en una o dos ocasiones y sí, los bras sexys de Victoria's Secret son los mejores y los más cómodos que puede haber en el mundo.

—¡¡SAL YA!!— De nuevo el imbécil de Jake vuelve a gritar.

—¡CÁLLATE YO SE CUANDO BAJAR NO ME MOLESTES!— Grite de vuelta seguido de murmurar repetidas maldiciones a causa de la pulsación que mi cabeza dio.

Agh, ¿Pero qué le pasa? ¿Que no ha visto que las mujeres se tardan mucho? Debería de saberlo porque si no, buena suerte Jake.

De inmediato me lavo la cara y los dientes, tomo una aspirina. Traigo cara de muerta así que me hago una coleta, me pongo una gorra Nike negra y unos lentes que no dejan ver la mitad de mi cara y también en vez de ponerme ropa normal y cambiarme en la escuela como todas las chicas lo hacen normalmente, me pongo mi uniforme de el equipo y una sudadera negra dejando ver mis piernas y trasero en ese mini short súper criminal.

Bajo directo a la cocina, tomo una dona de chocolate y una taza de té ya que es lo primero que veo en la isla.

—¡Es hora Lennon por dios! Tienes que practicar, muy pronto será el partido final de la temporada ¿en qué estás pensando?— No le digo absolutamente nada y le hago caso, el lleva mi termo de agua y juntos entramos al auto, el con ansia y yo con cruda.

Segunda división

—¿Qué hay chicas?— Ese es mi saludo casual cuando llego a los vestidores de la mujeres. Recibo varios hola al unísono y me siento en frente de mi casillero, cerrando los ojos y recargando la cabeza en el.

Pero Martha Linceen –una de las chicas más chismosas que e podio conocer en la vida– eligió el momento en donde me relajaba y descansaba de mi dolor para hablarme.

Martha... Siempre tan inoportuna.

—Parece que alguien se divierto mucho ¿verdad?— Mis ojos recorren su rostro blanco y pecoso, no puedo observar muy bien sus ojos azules ya que el flequillo rojo levemente los tapa. Sonrío demasiado fingido por un segundo y vuelvo a cerrar los ojos. —Y más con los chicos de el equipo el viernes, ¿eh Miller?

American FootballDonde viven las historias. Descúbrelo ahora