Epilogue: I wanna rock with you, all night

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Advertencia: este capítulo no es común a todos los demás así que es su propia elección si deciden leerlo y bueno, la verdad espero que lo lean porque me partí la cabeza escribiéndolo. ¡Escuchen la canción que les puse en multimedia!



Después de tres meses en los que nos habíamos declarado nuestro amor por primera vez, Hunter y yo hicimos un viaje express a Nueva York. Nos quedamos en el nuevo departamento de su familia en un lujoso edificio de la ciudad, Hunter estaba demasiado emocionado y yo también al verlo en ese estado.

Nuestra relación era semejante a un término de casi perfección. Nos divertíamos, hablábamos de todo y jamás era aburrido. Nuestras familias se llevaban bien y nuestros amigos también y no podía sentirme más feliz y enamorada. No había palabras para explicar lo enamorada que estaba de él. Me hacía feliz, éramos felices...

Una noche de las que nos quedamos en Nueva York me desperté en la madrugada y el no estaba a mi lado en la habitación. Me levanté para buscarlo. No estaba en el baño, no estaba en el armario así que con aquella camisa corta y vieja que usaba de pijama y el cabello enredado salí para buscarlo en la cocina o en cualquier lugar.

Mi corazón latió por el susto cuando vi a un hombre boca abajo flotando sobre el agua, cerré los ojos y lance una maldición, toque mi corazón con alivio cuando me di cuenta de que era Hunter.

El estaba en la piscina de aquella asombrosa azotea lujosa y privada que estaba dentro del departamento y me tranquilice un poco cuando lo vi nadar con calma.

Me quede estática en mi lugar unos segundos pues la vista a la ciudad, la luna y las estrellas de la noche hacían un contraste fantástico. No había que olvidar el hecho de que un joven demasiado sexy para su propio bien estaba ahí nadando sin camisa mostrando sus músculos brillantes por culpa del agua que lo rodeaba.

A paso lento me acerqué y salí. La temperatura templada y cálida de la noche chocó con mis piernas desnudas.

—¿Hunter?— Aclaré mi garganta cuando el no se dio cuenta de que estaba ahí afuera observándolo. De inmediato paró con lo que estaba haciendo y con el cabello mojado escurriendo en la frente, me sonrió. —¿Que haces a las tres de la mañana nadando? Me haz dado un susto de muerte— Se ríe y con sensualidad retira aquel cabello mojado de su frente y lo peina con sus dedos, carajo.

—No podía dormir, alguien ronca mucho— Se burla y hace una mueca de fastidio pero esa pequeña sonrisa en las comisuras de sus labios me hace saber que está jugando conmigo.

—Sí ajá, ronco...— Resoplo incrédula, los dos sabemos que eso no es verdad.

—¡Enserio!— Exclama. —Bueno, no me creas— Bufa. Entonces en un abrir y cerrar de ojos ya está dando un vuelta para comenzar su carrera.

Ya no veo su rostro, ahora lo que veo es su sensual y musculosa espalda siendo flexionada gracias a que comienza a bracear. También veo sus bíceps fuertes y paso la lengua por mis labios.

—Así no se hace— Le digo cuando finalmente sale del agua y una vez más, peina su cabello mojado.

—¿Ah no?— arquea una perfecta ceja.

—Nop— Negué.

—Entonces enséñame...— Esa oración salió tan sensual, tan doble sentido que me hizo removerme incomoda. Mi piel se erizo y no supe el porque. Ignore sus ojos un poco obscuros y también esa sonrisa pícara.

American FootballDonde viven las historias. Descúbrelo ahora