Uniendo el Rompecabezas

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-¿Qué te pasa Amy?, preguntó Bruno asustado.
-Nada, mentí.
-Ah, vale, no te pasa nada, es por eso que te tiemblan las manos y tienes cara de haber visto a un muerto pasar, dijo Bruno.
-Que no me pasa nada Bruno, ¡Dios! a veces llegas a ser un gran fastidio, dije riendo.
-Vale, si no te pasa nada entonces ¿A qué haz venido Amy? , preguntó, no quería seguir ocultándole cosas a Bruno,nos conocíamos desde pequeños por qué Cassidy y su madre Ange eran íntimas amigas del colegio y con el pasar de los años cada vez le iba tomando más cariño, digo era mi mejor amigo sabía todo sobre mi, me conocía incluso mejor que yo misma.
-No todos los días recibes una llamada de Bruno, es decir, las chicas de segundo año morirían por estar en mi lugar ahora, contesté riendo.
-Bah, déjate de tonterías Amy, contestó en seco.
-Que fastidio das, solo quería pasar un buen rato con mi mejor amigo, mi tía se fue de viaje... Y estaba sola en casa, solo eso, volví a mentirle y esta vez esperaba que me creyera.
-Amy ¿Por qué siempre te cuesta decir tanto las cosas?, dijo mientras me daba un abrazo y yo me acurrucaba en su pecho.
Subimos a su cuarto y jugamos vídeo juegos toda la tarde, esta vez me dejo elegir a que jugar, solo por el hecho de que Cassidy estaba de viaje. Aun así no podía sacarme de la cabeza en el lío de cosas que habían pasado en estos últimos días, el maldito de Max se había ido y no dejó ni siquiera su número de teléfono como para poder hablar con él. ¿Y si Pía tenía algo que ver con Óscar? ¿Y si Max había mentido y todo era algo mucho peor de lo que estaba pasándome?.
Llegue a mi casa a eso de las nueve de la noche, todas las luces estaban ya encendidas, abrí la puerta y allí estaba Natalia, acostada en el Sofá viendo su serie favorita, algo de una chica que conoce a un chico y blablabla.
-¿Haz visto las invitaciones de Pía?, bueno , es estupido que pregunte el sobre lo tengo yo, termino de decir Natalia mientras lo sacaba de su mochila.
Me sentía fatal por haber pensado hace algunos segundos mal de mi amiga, pero a la vez estaba aliviada de que todo lo de Bruno fuera una falsa alarma, mi único problema ahora era no ir al evento y hacer que mis amigas no fueran.
-¿Vas a hacer algo el sábado?, le pregunte a mi hermana
-¿Quizás ir al evento?, preguntó con todo de burla.
-¿por qué no mejor hacer una fiesta?, pregunté.
-Si se llegara a quebrar algo de la casa, Cassidy nos mata ¿Lo sabes?
-¿Podemos guardar todo lo valioso no?, dije sonriendo con satisfacción.
Luego de dejar la idea dando vueltas en la pequeña cabecita de mi hermana, subí a mi cuarto y me tendí en mi cama. Mi cuerpo ya no daba más y mis ojos se cerraron lentamente antes de que yo pudiera hacer algo contra ello.

Sonó mi celular a eso de las cinco de la mañana, era Max.
-Princesa, asómate por la ventana, dijo, pero antes de que pudiera contestar cualquier cosa ya me había cortado.
Asome la cabeza por la ventana, pero no vi ningún rastro de Max, en su lugar había un sobre de color morado pegado en el borde de la venta.
Abrí el sobre y comencé a leer la carta:
" No podía irme de la ciudad sin despedirme de ti, el motivo por el que me voy la verdad es que no te incumbe (¿por qué siempre era tan fastidioso? pensé) en fin, espero que todo salga bien con Ignacio y te puedas librar de él. Por favor Princesa no vayas a tu colegio el sábado ni siquiera si la vida de tu hermana dependiese de ello, por qué si la quisieran , yo lo sabría. Oscar lleva años en este negocio y es muy popular dentro de los mafiosos, actúa con cuidado siempre ira un paso más adelante que tú, en caso de decidas meter la pata, suplicarle no ayudará, sólo hará que te maten más rápido. Se inteligente Amy, confió en que al igual que yo encontrarás la forma de librarte de Oscar. Ignacio por otro lado, si es que no logras ponerlo en su lugar podría perseguirte por años, ofrécele dinero, algo de valor o un secreto.
Perdón por no quedarme, pero entre menos sepamos el uno del otro será mejor para ti, podrías terminar enamorada de mi.
Max. "
Qué clase de carta era esta, me dije a mí misma mientras ponía los ojos en blanco y me volvía a dormir.

Hasta que tu misma te consumasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora