Tarde en la Plaza

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El colegio aquel día había estado tan común y corriente como siempre, eso me agradaba ya que sentía que me había sacado un peso de encima, por la tarde acompañe a Pía y Antonia a fumar yerba a una plaza, para que los Padres de Pía no hicieran problema.
-Vamos Pía, otra vez lo haz mal, chilló Antonia.
-Bah, tú ni siquiera sabes hacerlo, le contestó Pía, mientras le quitaba la yerba de las manos.
-Cálmense por favor, está bien hecho , yo lo enciendo ustedes dos pelean mucho por tonterías, dije algo frustrada. Tome el encendedor, lentamente comencé a fumar la yerba y luego de unas cinco veces de hacer lo mismo comencé a sentirme eufórica y a la vez relajada, ya no podía pensar tan solo llegaba y decía lo primero que se me venía a la mente sin sentir remordimiento alguno, adoraba esta sensación, claro de vez en cuando.
Pía y Antonia tenían los ojos rojos, lo único que quería era no tenerlos así también.
-Alguna tiene algún cigarro?, preguntó Antonia.
Saque uno de mi bolsillo y empezamos a rotar el cigarro en círculo para que la yerba nos hiciera más efecto del que debía.
-¿Por qué no ha venido Bruno?, preguntó Pía entre risas.
-Bah, sabes que él no ha fumado su vida, dijo Antonia, se podría decir que Amy es la mala influencia en su vida.
-Y ustedes en la mía, dije , jamás entenderé por qué Bruno es tan santo en todo lo que hace, cuando hacemos fiestas con suerte toma un poco de bebida.
-No todos son unos borrachos como tú Amy, dijeron Antonia y Pía al unísono con cara de burla, como si en su mente estuvieran pensando en  todos los momentos en que me había pasado de la ralla.
-Que graciosas son, dije poniendo los ojos en blanco, de todas formas me gusta que sea así, espero que jamás se corrompa.
-A alguien le gusta Bruno, chilló Antonia, la verdad eso sería una lástima por qué no podríamos presentarte a Nico.
-¿Quién es Nico?, pregunté.
-Ves al Joven, guapo que está allí parado? Dijo Pía mientras lo saluda.
-Espera que... chillé.
-Esperábamos que pudieras estar con él mientras nosotras íbamos a comprar más yerba para tu fiesta del sábado.
-Vale, llámenlo ya, dije algo molesta
Nico se acercó a nosotras sonriendo, tenía la piel blanca y bajo sus ojos verdes tenía sus mejillas cubiertas de pecas y el cabello negro y ondulado, al igual que Max ¿Era Max?
Falsa Alarma.
-Hola Nico, saludaron Antonia y Pía.
-Hola chicas.
-Bueno ella es Amy, la chica guapa de la que tanto te hemos hablado, nosotras nos vamos espero que se la pasen bien dijo Antonia entre pequeñas risitas.
Ambas me miraron y me guiñaron el ojo antes de irse. Debía admitir que Nico era guapísimo, esperaba que no fuera lo mismo de la última vez.
-Eres guapísimo, dije, Nico comenzó a sonrojarse, por lo visto era bastante tímido y yo estaba siendo muy directa.
-Eh... Gracias, contestó, tú también lo eres, me dijo colocándose aún más rojo y avergonzado de lo que estaba.
-Vale, lo siento, conocernos así es una mala idea ¿De donde conoces a Pía y Antonia?, dije.
-Antonia es mi prima, no esperaba que supieras de mi existencia, ella apenas lo supo ayer, confesó.
-¿De dónde vienes?, pregunté.
-Vengo desde Alemania, he estado estudiando dos años allá.
-Genial, ¿Y hace cuanto has llegado?
-Ayer, ya te lo he dicho, contestó en seco, como si mis preguntas lo estuvieran exasperando.
De pronto entre unos árboles que habían en la plaza salió Ignacio y comenzó a acercarse y nos dijo:
-¿Alguno de ustedes tiene fuego?, lo volví a mirar detenidamente y me di cuenta de que tan solo era un joven de la plaza, esperaba no estar alucinando.
-No, dijimos ambos al unísono.
-Gracias de todos modos, hacen linda pareja chicos, dijo mientras se iba.
-Oye, me dijo Nico, la verdad es que no tengo interés en ligar contigo, su comentario fue un golpe duro.
-Creo que estamos en la misma situación , no sé si Antonia te mencionó que tengo novio, mentí para no quedar más avergonzada de lo que ya estaba, su nombre es Max, volví a mentir.
-... ¿Entonces por qué haz aceptado estar aquí?, dijo algo molesto.
-Ni siquiera sabía que vendrías, le confesé, pero no veo por qué el enojo, ya que no haz venido aquí a ligar conmigo.
-Buen punto, la verdad es que necesitó ayuda con Pía,dijo tímidamente.
-¿Sabes qué Pía tiene novio no?, dije riendo.
-Creo que no tengo nada más que hacer aquí me contestó, fue un gusto... Me miró con una expresión de desprecio, o al menos eso parecía. Me besó la mejilla y yo me fui a casa con los sentidos un poco más alerta.
Cuando llegue vi que Natalia se había emocionado con eso de la fiesta y había dejado los muebles de la cocina repletos de cosas para la fiesta. Luego de ordenar todo aquel desastre subí a mi cuarto, me puse mi pijama y me tendí a mi cama a dormir.

Hasta que tu misma te consumasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ