☪- Capítulo 2.

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CAPÍTULO DOS


Riley en multimedia.


Por si no sabían yo soy una licántropa, es decir que me puedo transformar en loba... cuando quiera que mi primera transformación llegue. Ajá, sí, se suponía que la primera transformación sería cuando cumpliera dieciséis pero al parecer se puso de acuerdo con mi periodo y se retrasó. ¿Embarazo? No lo creo.

Tiré el móvil de la mesilla con la esperanza de que esa maldita canción dejara de sonar pero no, siguió sonando recordándome que era Lunes de nuevo y que tenía que ir al instituto de nuevo. De un gruñido me senté y recogí el móvil, parando la alarma.

Esperen, ¿por qué noto húmedo mi pijama? Giré la cabeza y miré mi sábana blanca rojiza. Sí, hablando del periodo, ¡me hizo la visita del mes! Aún más enfadada con el mundo me levanté de la cama y tomé ropa interior limpia de mi cajón junto a una compresa y un tampón. Cogí el uniforme y salí de mi cuarto tapando la mancha de la sábana con el edredón.

Me metí a la ducha cuando llegué al cuarto de baño y me duché tratando de calmar mis ganas de matar a alguien. Me puse el uniforme con aburrimiento y notando enseguida aquel frío en mis piernas. Sí, además de estrictos eran maltratadores de alumnos. ¡En invierno nos hacían ponernos falda! Una maldita falda corta de cuadros con calcetines negros hasta por debajo de las rodillas, aquellos zapatos tan molestos y un suéter verde con una camisa debajo para dar ese estilo ''formal'' con los picos del cuello por fuera.

Sí, definitivamente horrible. Me cepillé el pelo dejándomelo suelto y bajé con la mochila a un hombro.

— ¡Noah, date prisa! —grité a las escaleras. Me senté en la mesa y eché cereales en un bol con yogur líquido. Mi hermano bajó tres minutos después con la camiseta por el pecho— ¿Qué mierdas haces? ¡Inútil! —bufé.

—Cálmate fiera, que acabo de levantarme —se quejó sentándose. Tomó mis cereales y se comió la mitad. Maldito. Le fulminé con la mirada y me levanté cogiendo mi mochila nuevamente.

—Vamos.

Salí primero y mi hermano detrás. Montamos en la moto y cuando llegamos al instituto me bajé y ni me despedí de él.

— ¡Riley! —gritaron. Lo ignoré y seguí caminando— ¡Riley! —volvieron a llamar. Volví a ignorar— ¡Riley, mierda! ¿¡Qué no me oyes!? —se quejó Bec llegando a mi lado.

—Sí idiota —gruñí.

— ¿Qué tienes? —preguntó.

— ¡Nada, solo dejadme en paz! —me quejé exasperada.

Me alejé de Bec y fui a mi clase, me senté en mi sitio y saqué el libo de física y química de la mochila junto al cuaderno y mi estuche.

—Muy buenas chicos, tenemos dos nuevos alumnos hoy en clase, quiero que sean muy amables con ellos y no les intentes corromper, ¿sí? —dijo amenazante la profesora Watens. Nos tenía un asco casi imposible esa mujer, y no sabía por qué. ¿Porque hablábamos, quizás? No sé.

—Sí profesora —dijimos todos a la vez. Apoyé mi cabeza en mi mano y suspiré.

—Presentense —les ordenó a los nuevos. Yo ya me lo olía pero igualmente les miré.

—Yo soy Nathan Miller, tengo diecisiete, repetí segundo y soy nuevo en el pueblo —dijo ''pasota''.

—Yo soy Lindsay Miller, tengo quince pero pronto cumpliré dieciséis así que sí, este es mi curso para quién se lo pregunte, y como él es mi hermano también soy nueva y... ¡Oh, hola, Riley! —exclamó feliz.

HAZEL. [W#2] DESCONTINUADAWhere stories live. Discover now