☪- Capítulo 4.

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CAPÍTULO CUATRO

— ¿Estás segura de que quieres hacerlo, Riley? —preguntó Lindsay por décima vez observándome seriamente.

—Sí —reafirmé— Debo recuperar a Bec. Cueste lo que cueste.

—Como digas, pero en ese caso yo no te conozco —rió de broma.

Acomodé el uniforme del instituto y me encaminé hacia Rebecca con pasos silenciosos.

— ¡Eh, Bec! —la llamé entonces a pesar de estar bastante cerca.

— ¿Ril... —comenzó, pero no terminó la frase ya que estalló en carcajadas y yo sonreí tras la careta de Ian.

—Hoy no soy Riley, soy nuestro futuro marido —dije con voz grave.

— ¿Qué diantres? —preguntó calmándose y mirándome con el ceño fruncido.

— ¿Sigues enfadada? —pregunté, esperanzada por escuchar un ''no'', pero el silencio me confirmó que sí—Bueno mira, llevaré esta careta durante todo el día escolar. No me la quitaré para nada y si cumplo me perdonarás. Si no tendrás derecho a seguir enfadada —dije.

— ¿Acaso te has vuelto loca?

—Siempre lo estuve. ¿Aceptas o no? —sonreí.

—Bueno —dijo, y por el tono de su voz supe que estaba aguantando la risa mientras apretaba mi mano.

Sí. Realmente estuve todo el día con la careta puesta. El último timbre sonó y yo me acerqué a Bec.

— ¿Entonces? —pregunté ansiosa.

—Te perdono, boba. Pero no hacía falta que hicieras tal cosa —rió abrazándome.

—Ay, ahora soy Riley Somerhalder —reímos—Pero me alegro de haberte recuperado.

—Realmente te había perdonado cuando me saludaste esta mañana pero quería ver si de verdad harías esta locura por mí —rió llevándose un golpe en el hombro de mi parte.

—Eh, hoy es viernes —sonreí quitándome la careta y levantando ambas cejas— ¿Maratón de este papu? —pregunté señalando a Ian.

—Claro. Le digo a mi madre y como allí, ¿está bien?

—Sí, pero no te asustes si ves invitados provisionales —informé.

Tras el permiso de su madre fuimos hacia donde mi hermano aparcó la moto.

—Hoy somos tres —dije.

— ¿Y cómo pretendes que entremos?

—Siéntate detrás de mi hermano Bec —dije. Ella se sentó y yo sonreí observando el pequeño espacio que quedaba. Me monté encima de la caja que llevaba atrás, dándole la espalda a Bec.

—Te matarás —observó mi hermano.

—No lo haré.

—Cierto, no caerá esa suerte —bufó.

—Imbécil —gruñí a la vez que la moto se ponía en marcha y yo me agarraba fuertemente a la caja esperando no salir volando. Llegamos a mi casa y entramos tranquilamente, como si nada, hasta que...

— ¡¿En qué estabas pensando en ir así en la moto de tu hermano?! —gritó mi padre nada más entré.

—Hola a ti también —reí.

— ¡Podías haberte matado Riley!

—Oh vamos, cálmate papá, no me maté, ¿viste?

— ¡No Riley, no! Siempre estás haciendo estupideces sin pensar en las consecuencias. ¡Cualquier día te pasa algo por ello y, ¿qué hacemos, uh?! —me regañó.

HAZEL. [W#2] DESCONTINUADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora