V. Rookwood [1/2]

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Harry quiere volver a casa, está cansado y desea dormir al lado de Ginny, sólo eso. Por más frustrado que esté, Ginny siempre será la única capaz de hacerle olvidar el trabajo. Hoy, siendo jueves, tuvo entrenamiento con las Arpías de Holyhead, así que creyó Ginny llegaría en sus mismas condiciones.

––Es un desgraciado ––dijo Ron cuando caminaban a los elevadores.

––Mortífago ¿Que esperabas? ¿Una invitación a su escondite? ––Harry no pretendía hablarle así a Ron, pero había pasado todo el día en su oficina siguiendo su rastro ¡Y aún así había escapado!

Ron no dejaba que Harry fuera a ayudarlos, su presencia en varias juntas o en cualquier otro departamento era importante, así que el resto de los Aurores iban. Pero ya no más. En cuanto volviera a localizarlo, él mismo iría por él.

––No, pero sigue siendo un maldito desgraciado ¡Casi mata a Padge! ––Dijo cuando llegaron al último piso.

––Lo encontraré y voy a ir por él Ron. Y nada de lo que digáis podrá detenerme ––le advirtió mirando por última vez su herida. A Ron casi le corta un brazo, gracias a sus reflejos sólo fue una herida. Hermione lo arreglaría.

––Harry… ––Ron miró con desesperación a su amigo y cerró los ojos. Ginny lo mataría por abrir la boca––. Le prometí a mi hermana no dejarte ir tras Rookwood ––desvió su mirada, pero no era buena idea.

Harry lo miraba con el ceño fruncido, parecía molesto, pero no lo estaba, estaba decepcionado, se sentía defraudado ¿Ginny le había pedido eso a su hermano? No tenía sentido ¡Es un Auror! ¡Ése es su trabajo! ¿Qué demonios hacia Ginny pidiéndole a su hermano que no trabajara?

––Voy a ir por él, Ron, y punto ––Harry caminó hacia la chimenea y con un cabeceo se despidió de él. Ahora estaba molesto. ¿Porque no quería que trabajara? Se había enfrentado a miles de cosas ¡Al propio Voldemort! ¿Y ahora no podía dejarlo ir tras un maldito mortífago?

Sabía que Ron tendría problemas si lo delataba, pero no podía dejarlo así, necesitaba la explicación de Ginny.

––¿Ginny? ––preguntó caminando a la cocina.

––¡Arriba! ––gritó desde algún cuarto, su voz se escuchaba lejana. Harry suspiró y caminó escaleras arriba, no iba a gritarle, sería una conversación simple y sin alterarse––. Hola, ¿Cómo te fue? ––dijo cuando Harry entró a la habitación de Teddy. Estaba ordenando el desastre de juguetes. Ginny lo besó con una sonrisa dejando su tarea, pero al ver la cara de Harry frunció el ceño–– ¿Pasó algo, Harry?

––¿Por qué le pediste a Ron que no me deje salir? ––Incluso se escuchaba ridículo. Él es el jefe de Aurores ¡Y su amigo no lo dejaba ir a las misiones! Ah, y estúpidamente le hacía caso.

Ginny desvío la mirada hacía el armario y pensó en la respuesta. Harry enojado no es bueno, pero él no se enoja con ella por tonterías. Después de todo la amaba, no dejaría de hacerlo por esa tontería.

––Yo..., sé a quién buscan, no quiero que les pase algo malo. No sé qué sería de mí si algo te ocurriera ––respondió mirando sus ojos. No estaba enfadado, ni decepcionado, estaba triste.

––Ginny es mi trabajo ––murmuró––. Lo hago para protegerte, no al revés. Sé lo que hago.

––¡Si! Lo sé y te entiendo pero... Rookwood es un tipo peligroso, y yo no quiero que te pase algo ––se acercó a él lentamente hasta tomar sus manos entre las suyas. Harry la soltó gentilmente y con delicadeza.

––Por eso soy Auror, Ginny ––Harry la miró e hizo una mueca. Ginny observó cómo salía de la habitación con la misma mueca de tristeza de Harry.

¡Ella sólo se había preocupado por él! Pero Harry Potter es un cabeza dura y nunca aceptaría poner en riesgo a alguien más.

Pasó toda la noche siguiendo el rastro de Rookwood, Ginny tocó varias veces a su estudio sin recibir respuesta, el hechizo muffliato que Harry tenía era muy eficaz. No quería molestarse con ella, no podía, sólo quería encontrar al maldito mortífago y mostrarle que no había riesgo alguno.

Harry había estado demasiado tiempo tras mapas y archivos del ministerio, luchaba con sus ganas de salir (y usar el poder de ser Harry Potter) e ir con Ginny, al fin y al cabo no había ido a entrenar las últimas dos semanas. Mismas en las que no encontraba a Rookwood.

Ginny finalmente se había decidido a decirle la verdad a Harry, le había estado inventando excusas de porque no había ido a entrenar, y ninguna era cierta, sabía que decirle estaría mal, pero Hermione tampoco la ayudaba. Era como su hermana después de todo.

––¡Ron! ¡Ron! ¡Weasley! ––gritó Harry entusiasmado, si estaba en lo correcto, había encontrado a Rookwood.

––Jefe ––dijo Ron. No le gustaba llamarlo Harry frente a los otros Aurores. Harry lo miró confundido pero no redujo su entusiasmo ¡Sabía que no se equivocaba!

Ron siguió a Harry hasta su oficina y, viendo el desastre de ésta, creyó que se avecinaba un sermón acerca de un informe mal redactado.

––¡Lo encontré! ¡Está en Cornwall! ––le dijo con una sonrisa maliciosa. Al fin vengaría la muerte de todos los que Rookwood había matado.

––¿Y qué esperamos? ––exclamó Ron igual de contento que Harry. Rookwood había estado en donde Fred cuando murió, Ron quería verlo en Azkaban.

Reunieron a los Aurores y se aparecieron donde Harry les indicó. Una colina con un sendero en el centro de esta, los conducía a unas cabañas aparentemente abandonadas, pero Rookwood estaba en una de ellas, Harry casi podía escucharlo.

Era la única cabaña con luz encendida, aparentemente había aprendido mucho de los muggles.

Entusiasmados, los Aurores se fueron acercando a la cabaña, el único ruido que opacaba sus pisada era un murmullo, repasaban el plan por seguridad.

Con señas de varita, Harry les indicó por donde entrar a los que se quedaron con él. Ron abrió la puerta y Harry se escabulló dentro de la sala, todo olía a podrido, estaba sucio y mohoso. Cobijas sobre la alfombra decían que alguien había dormido ahí. Ron señaló a tres de sus hombres registrar la planta baja mientras este seguía a Harry que caminaba a la segunda planta.

De un momento a otro del lado derecho de Harry alguien gritó––: ¡Crucio!

Harry entró a la habitación sin pensarlo encontrándose con la risa burlona de Rookwood, estaba demacrado y sucio. El asco se insertó rápidamente al verlo. Antes de que alguno de ellos pudiera lanzar algún hechizo,  desde abajo, algo explotó. El desordenado pelo de Harry se elevó al igual que su capa dejando que un  par de sus notas cayeran al suelo; el suelo de madera que separaba a Rookwood de Harry se hizo trizas.

Rookwood agrandó su sonrisa y la maldad atravesó la mirada.

––¡Expelliarmus! ––La varita voló por los aires mientras Harry le impedía la entrada a Ron. Varios papeles habían volado hasta Rookwood por la explosión que Harry había provocado, sin varita o algo sin que defenderse Rookwood saltó por la única ventana de la habitación.

Ron corrió hasta la ventana empujando a Harry a un lado: Rookwood, con semblante burlón, agitaba una varita desde abajo. Harry gritó indicaciones al resto de los Aurores, y junto con ellos corrió escaleras abajo con Ron tras él.

Rookwood estaba rodeado; sin embargo, se esfumó en un peculiar humo negro.

––¡Se fue de nuevo! ––gritó un Auror de entre las filas.

––Voy a volver a encontrarlo, y cuando lo haga no tendrá escapatoria: irá a Azkaban ––habló Harry decidido.

~Primera Publicación
(01/Oct/2016.  1:45)
~Publicación Editada
(02/Nov/2017.  20:42)

¡Ey! Ginevra (One-Shots) © [Harry&Ginny]Where stories live. Discover now