LXIII. Caída

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Ginny vuela y vuela altísimo. Tiene la quaffle en sus manos, le faltan al menos siete metros para alcanzar a su compañera Jane, la que está más cerca de los aros. Sin mirar a los lados lanza la quaffle y ve como Jane la atrapa, al mismo tiempo que su cadera es golpeada por una bludger y cae. Cae de la escoba y cae de las alturas. Piensa que Jane anotó en el aro más alto, y que la bludger volvió al jugador que se la lanzó, dejándole un buen golpe en el rostro. La cadera de hormiguea y escucha a la afición gritar.

Demasiado tarde se da cuenta de que nadie la espera abajo, nadie la va a atrapar o frenar su caída. Ella va estrellarse contra el suelo y va a morir, pero no solo ella también su hijo.

Mientras Ginny cae, no grita. Mantuvo los brazos sueltos, cayendo y esperando el desenlace de aquel recorrido, sin embargo, sus manos viajan de pronto a su abdomen y su rostro refleja horror en todo su esplendor, no grita solo cierra los ojos y espera el impacto.

Entonces abre los ojos, su corazón latiendo con fuerza contra su pecho, aparta las cobijas y corre al baño, se deshace de su cena en menos de lo que le costó comerla. Respira agitada y se limpia el sudor de la frente. Cuando se incorpora limpia su boca con papel higiénico para luego lavar sus dientes y golpear el mueble con sus uñas.

Se observa en el espejo de su habitación y hasta ese momento es consciente de que ha estado observando su abdomen por las últimas dos semanas. Como esperando que creciera repentinamente, evidenciando su embarazo.

—Embarazo —masculla. Niega y vuelve a acostarse en su cama. Le toma un par de minutos decidir lo que hará, pero se decide. Baja a la estancia, toma la agenda que Hermione le hizo y llama al número de su agente.

—¿Ginny? —dice como saludo. Ginny permanece en silencio unos segundos.

—Cuando vengas a casa te daré el número de Natalie, ella busca una agente que la represente —responde la pelirroja, Ginny no escucha nada del otro lado de la línea por unos segundos.

—¿Ginny? —pregunta de nuevo.

—Ya no puedo jugar Quidditch, Eva. Lo siento —susurró Ginny. Escucha varias cosas se removidas pero ninguna respuesta clara— ¿Eva?

—Iré a tu casa, algo no anda bien —Ginny sonríe pequeño antes de recordar que Eva no la ve.

—Estoy muy bien, Eva. Solo… estuve pensando y el Quidditch ya no es lo que quiero.

—¡Hace seis semanas ganamos, Ginny! Seguramente iremos al Mundial… no creo…

—Eva —la detiene Ginny—. En verdad lo siento, pero esto no es lo que necesito ahora.

—De acuerdo, iré más tarde.

Ginny asiente y corta la llamada, se da cuenta demasiado tarde que dejó colgada y sin respuesta a Eva. Suspira y sube la habitación, duerme y pretende que todo está bien al hacerlo.

Cuando despierta la habitación está oscura, tan oscura como sus cortinas, bloqueando la ventana, lo permiten. Con el entrecejo fruncido se incorpora y observa a su alrededor. Harry aparece en la puerta con un plato extendido y una taza en sus manos.

Es curioso como le parece extraño y al mismo tiempo familiar que esté ahí.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Ginny, con la espalda en la cabecera. Harry se acerca y deja el vaso en la mesa de noche, el plato lo deja en manos de Ginny.

—Eva llamó, segura de que te habías golpeado la cabeza ya que estabas renunciando al Quidditch —alza ambas cejas y se sienta a su lado.

Ginny dedica unos momentos a escudriñar el contenido del plato: hay verduras coloridas picadas, un poco de arroz y carne molida con trozos de verdura verde. Toma el tenedor y lo clava en unas verduras.

¡Ey! Ginevra (One-Shots) © [Harry&Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora