Capítulo 29

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La luz del sol ya iluminaba cada rincón de su habitación, no había dormido nada la alarma estaba sonando y ella no tenía intenciones de apagarla, tomó un almohadón y juntando fuerzas lo tiró sobre el despertador, este cayó al suelo y la batería salió rodando bajo la cama.

Refregó sus ojos sintiéndose tan mal por lo de Emma hasta cierto punto en que no podía dormir y eso había comenzado desde ya una semana donde empezaba a ver sus brazos más seguidos.

Reiteradas veces le había hablado sobre "eso" pero ella solo negaba y sonreía, para luego decirle "déjame en paz, estaré bien" y nunca faltaba el "no le digas a nadie" y ella lo que más quería hacer era decírselo a sus amigos, así tratar de ayudarla entre todos, lo peor es que había pasado dos meses desde que descubrió aquello y no había hecho nada, se sentía un desastre.

Se puso de pie y empezó a alistarse para ir al instituto, al salir de su habitación bajó hacia la cocina y ahí estaba su madre preparando el desayuno y su padre sentado en la mesa leyendo un diario, la típica escena familiar, recordaba a Emma ¿Se sentirá mal por su madre?

—Cariño, buenos días —Su madre habló sin dejar de mirar los huevos que de vez en cuando movía sobre la sartén.

—Buenos días —contestó desgana, su padre bajó el diario doblándolo en dos, se sacó sus anteojos y miró atentamente a su hija.

—¿Te encuentras bien? —dijo clavando sus ojos en las ojeras que tenía—. ¿Dormiste bien?

Rose estaba en una batalla consigo misma, suspiró y empezó a llorar posicionando su rostro entre sus manos.

—¿Rose? —Su padre empezó a preocuparse, pocas veces la había visto llorar.

—¿Cariño? Rose, pequeña, cuéntanos qué te sucede —Su madre dejó de cocinar acercándose a su hija.

—No se que hacer... —dijo en un susurro, sus padres se miraron entre sí—. Hay un problema con Emma... —Los dos volvieron a mirarse preocupados, Emma era la mejor amiga de su hija y la consideraban otra hija más, siempre sonriente y sobre todo cuidando de Rose, ayudándole con los estudios y sacándola de problemas típicos de los adolescentes, una chica que tomaba precauciones, le agradecen haber conducido a Rose por un buen camino.

—¿Qué sucede con Emma? —dijeron los dos a la vez.

—Ella... —Seguía sin alejar sus manos de su rostro, tomó aire y levantó la vista—. Ella se autolesiona... —Bajó la vista de nuevo, sollozando otra vez.

Su madre le acarició la espalda y su padre la miraba preocupado.

—¿Hablaste con ella? —dijo el—. Sobre eso...

—Ella no quiere hablar...me ha pedido que no le diga a nadie, solo lo se yo y Ally —Se abrazó a su madre que tenía la mirada perdida.

¿Emma? No lo podía creer siempre la había visto feliz.

—Deberías hablar eso con Taemin, ¿No es su novio? 

—No lo se, le prometí no decirle a nadie... 

—No siempre hay que mantener las promesas, uno no puede Rose, y si es para que mejore entonces hazlo, habla con todos —Asintió decidida.

—Tengo que ir al instituto —Se puso de pie y sonrió limpiando sus lágrimas.

—¿No desayunaras? —Su madre prendió la cocina de nuevo apurándose un poco.

Apunto de contestar se escuchó el timbre, Rose sonrió.

—Ya vienen por mi —Su estómago se contrajo y sus labios ya empezaban a llamar a los de el.

Tomó su mochila y salió corriendo hacia la puerta, al abrirla y ver a Jonghyun con aquella encantadora sonrisa, se abalanzó sobre el y casi se comen a besos.

Sonríe para mi// Taemin SHINeeWhere stories live. Discover now