Automáticamente me convertí en el juguete sexual de Marc por no decir algo más vulgar. Por supuesto que podría negarme, pero me gustaba mucho sentir su calor...ya me daba igual que tuviese novia o no.
O simplemente saber que alguien te presta atención.
Me dirigía como de costumbre a una de las máquinas expendedoras para sacar algo de comer. Mientras esperaba a que callese el producto noté una mano en mi espalda.
-¡Hola Carla!
-Hola Sergi-Sonreí.
-¿Cómo estás? ¿Todo bien?
-Sí-Sonreí falsamente-¿Y tú que tal?
-Bien, hemos terminado el entreno ya e iba irme a casa, pero antes debía decirte algo.
Oímos las voces de los chicos que entraban al recinto.
-Te escucho-Le miré con atención.
-¿Podríamos...quedar este viernes para ir al cine o...tomar algo por ahí?-Sus mejillas se pusieron rojas.
-Oh...eh...bueno, yo...
-Si no quieres no pasa nada, lo entiendo.
-No, no, claro que quiero, es que me ha pillado por sorpresa...-Me puse algo roja.
Miré a mi derecha y vi a Ter apoyado en la pared oyendo seguramente nuestra conversación con una expresión seria. Cambié del castellano al catalán para que no se enterase.
-Entonces...¿El viernes a las 20:00?
-Sí, así quedamos-Sonreí.
El sonrió de esa forma tan adorable y se marchó después de darme dos besos en las mejillas. Cogí el producto y miré de nuevo a mi derecha, él no estaba allí.
Volví a mi despacho a trabajar. Me puse los auriculares y me metí de lleno en lo que hacía, entre fotos, photoshop, papeleo, y más cosas.
Me levanté para terminar una de las cosas que más ilusión me hacía hacer; unos retratos de los jugadores pintados a mano. Pintar me relajaba muchísimo y me apartaba de los malos pensamientos.
El estruendo de la puerta me sorprendió. Los ojos azules de Marc me dejaron congelada.
-¿Necesitas al...
-Cállate. Siéntate en la mesa.
No hice caso a lo que me dijo. Seguí a lo mío.
-Entiendo el catalán mejor que tú, así que me he enterado de todo lo que habéis hablado, ¿Vas a quedar con ese niñato?
-Sí.
-¿Por qué?
-PORQUE ME DA LA PUTA GANA-Le chillé.
Vino a mi a paso rápido y me agarró del brazo para luego besarme con salvajismo.
-Como ese hijo de puta se sobrepase se va a enterar, y luego tú te acordarás de quién estuvo ahí primero.
-Todo ladrón piensa que los demás son de su condición. Ahora olvídame.
Me separé con brusquedad. El volvió a pegarme a él para manosearme el cuerpo.
-Mío, todo esto es mío, ¿Podrás entenderlo?
-Eres asqueroso.
Me besó por el cuello riéndose.
-No recuerdo que me hayas dicho eso mientras follamos.
Agaché la cabeza. Él se separó sabiendo que me había ganado.
