Estaba en la portería mirando atento la jugada, hasta que...
¡GOOOOOOOOOOOOOOOL DE SUÁREZ!
Grité con todas mis ganas y me arrodillé en el suelo esperando a que el árbitro diese el pitido final, así fue y corrimos todos a abrazarnos al ver que habíamos conquistado Europa.
Campeones de Champions.
Saltábamos y gritábamos emocionados mientras celebrabamos el triunfo. Levantamos el título y después de las fotos saludamos a nuestros familiares.
En mi caso, nadie, llevaba varias semanas peleado con ella, ella se encontraba en Mönchengladbach y obviamente no iba a venir a verme.
Miraba a mis compañeros sonrientes hasta que me tocaron la espalda por detrás. Me giré.
-Hola-Dijo Carla tímidamente mientras sonreía.
-Hola, preciosa.
-Enhorabuena-Sonrió.
-Gracias, cariño, ¿Vendrás a la fiesta?
Asintió. Sonreímos.
-¿Puedo darte un abrazo?
-Claro que sí, no me preguntes eso.
Nos abrazamos. Me acerque a su oído y susurré.
-Después de la fiesta espérame en tu cuarto.
Se rio.
Después de despedirme de ella seguimos celebrando en los vestuarios mientras poniamos al día a la afición en las redes sociales. Cenamos algo y en cuestión de unas horas acabamos en una de las mejores discotecas de Berlín. La pedazo de copa, nosotros, las chicas, la música, el alcohol y la felicidad.
Mientras bailábamos como cosacos sintiendo el alcohol en nuestra sangre yo bailaba con Carla mientras nos reíamos.
-¡Te mueves genial, cariño!
Se rio.
-Tú también, niño.
La besé. Me daba igual que estuvieran mis compañeros estuviesen delante, yo he visto cosas peores de ellos, no hay cámaras, no hay nada, así que paso.
Llevábamos toda la noche robándonos besos. La agarraba de la cintura mientras ella tenía sus brazos en mis hombros. Mientras hablábamos, de repente sentí un tirón de alguien en el hombro, miramos.
Sergi.
-No la toques más, es mía.
Estaba borracho.
Me reí. Ella le miró sin expresión alguna.
-Carla, ven.
-No, lo siento.
-Déjala tranquila, Sergi-Le dije.
-Tú cállate. Carla, mi amor.
Me miró.
-Lo siento, Sergi.
Él se marchó enfadado y yo sonreí para mis adentros mientras seguí bailando con ella.
La noche continuó de la misma forma. Carla fue a hablar con algunas de sus amigas y yo me quedé sentado en el sofá. Mi móvil vibró.
-¿Sí?
-Hola...
-Hola, Dani.
-He visto el partido, enhorabuena, mi vida.
-Gracias.
-Siento...lo del otro día.
-Ajá.
Vi que vino Carla.
-Te tengo que dejar, adiós.
Vino la rubia contoneándose con dos copas en la mano. Se sentó en mi regazo y yo la miré sonriendo.
-Toma.
-Gracias, reina.
Nos besamos.
La cogí de la cintura con cuidado y la senté justo encima de mi entrepierna. Ella se sobresaltó al sentir mi erección. Empecé a besarle el hombro.
-¿Quieres ir arriba?-Me miró inocente.
Le puse la medalla de campeón de Europa y la miré.
-Vamos.
Nos levantamos, la agarré de la mano y nos adentramos entre la gente para dirigirnos arriba.
Allí, abrimos la habitación y empezamos a desnudarnos mientras la fuerte música se oía abajo.
Acabamos en la cama, yo debajo y ella encima. Llevaba la medalla y esta chocaba con su pecho, cada vez que se deslizaba encima de mi.
-Mi campeón, se merece todos los premios del mundo esta noche...-Sonrió.
Jadeé acariciando sus pechos.
-Pequeña Carla...
Sonrió.
-Mmmmm.
Me senté y la abracé. Nos besamos tiernamente mientras yo acaricaba su cara.
Toqué la puerta. Ella abrió.
-Oh...hola-Sonrió.
-Hola, guapa.
Le di una rosa roja. Ella se quedó sorprendida.
-Gracias por haberme acompañado la otra noche, me lo pasé genial contigo y encima celebrando un título tan grande como este.
Sonrió.
-No hay de qué...
Nos sonreímos.
