Año 2015
Tenía la música a todo volumen mientras pintaba para relajarme. Pensaba en todo lo que me había pasado estos meses.
Mi momento de reflexión se vio interrumpido por el timbre. Bajé la música, me limpié las manos y fui a abrir.
Peter.
En mi vida he tenido relación con él, hemos intercambiado palabras y cuando él me ha hablado ha sido para insultarme.
Siempre ha sido muy malo conmigo.
-Hola, Carla-Sonrió.
-Eh...hola, ¿Buscas algo?
-Sí-Sonrió-¿Me dejas pasar?
Dudé un momento barajando lo que podría querer y el motivo que le traía hasta aquí. Le dejé pasar y nos dirigimos al salón de forma rápida, le ofrecí un café y este se sentó.
-¿Qué tal estás?
-Un poco estúpido que preguntes eso, ¿No?
-Se me olvidaba que eras así de arisca a veces.
-¿Cómo está papá?
-Bueno...bien.
-¿Como que bueno bien?
Sonrió.
Pensé en mi padre, a pesar de todo lo sigo queriendo. Estos meses intenté hablar con él para arreglar las cosas pero nunca cogía el teléfono.
-¿Por qué sonríes de esa forma? ¿Cómo está?
-Te lo digo con una condición.
-No seas gilipollas, dime qué le pasa a mi padre.
-Esto se trata de llevarnos bien, al menos intentarlo, nunca es tarde...-Sonrió.
Se levantó y se puso en frente de mi. Yo le miré de arriba abajo. Agarró mi mano, hasta que de repente, me puso unas esposas. Lo miré sorprendida y me levanté pero él me echó en el sofá con fuerza. Grité pero de un bofetón intentó que me callase. Forcejeabamos, él se quitaba el cinturón mientras yo me revolvía debajo de él.
-Cuánto tiempo he deseado esto...
Lo miré estupefacta. Grité y de un puñetazo me calló por completo. La sangre brotó de mi nariz y se mezclaba con mis lágrimas. Desabrochó mi pantalón y él se desabrochó el suyo.
-No...por favor, por favor-Dije con un hilo de voz.
-No sé si es normal que me guste mi hermana, pero en fin-Se rio.
Lloré y cerré los ojos esperando a lo peor. Se inclinó y lamió mi cuello, mi piel se erizó por la repugnancia que sentí. Me revolví y él agarró mi cuello para luego seguir bajando por mi cuerpo. Yo sacudía mis piernas para apartarlo pero no podía hasta que de una patada lo aparté, cayó al suelo y yo intenté correr hasta la puerta, caí al suelo, él me arrastró de las piernas y le pateé la cara con fuerza. Me levanté y abrí la puerta. Me llevé una sorpresa. Marc estaba ahí en posición de timbrar. Me miró sorprendido.
