Capítulo 3

4.5K 608 185
                                    

Entré en crisis, el muchacho que tenía a lado mío comenzaba a sufrir un ataque de estrés o nerviosismo, la verdad no sabía lo que pasaba, cuando llegaba a inyectarme cosas o inhalar no me sucedía eso.

-Oye, ¿Te encuentras bien? -Cuestioné con debilidad apoyando mi mano sobre el hombro de aquel castaño de manera que sintiera que alguien podía estar con él en esos momentos.

Pero segundos después, volví a espantarme cuando éste me cayó casi completamente encima.
Dando un pequeño grito, logré ver como un psicólogo salía de la misma sala de donde había corrido el chico. Mirándole con una cara de estar pidiendo ayuda, el hombre pellizcó el puente de su nariz antes de que levantase al castaño.

-Lamento esto, hay que llevarle a enfermería -Me dijo casi cargando al muchacho antes de que comenzara a caminar.

Siendo o no mi asunto, la curiosidad me picaba ¿Qué narcótico había consumido?, caminando detrás del doctor, sonreía, jugando con las mangas de mk suéter y de haber tenido condición, seguro le ayudaba pero ¡Vamos! Era más débil que una nenita.

(...)
Minutos después de todo el alboroto, me encontraba a lado de la camilla de 'Pino', había decidido ponerle así ya que portaba una camiseta bastante llamativa de dicho árbol logrando de esa forma poner toda mi atención ahí.
Con un semblante deprimente, como siempre solía estar, miré a la enfermera, sonriendo y parándome de mi silla.
-Creo que, ya es hora de que me vaya -Le dije señalando con mi pulgar hacia atrás mío dando de esa forma a entender que tenía que ir fuera.
Pero, antes de que esta me contestara, sentí un fuerte agarre -o al menos así era a mi parecer- logrando que me girara velozmente para poder ver que Pino, había despertado, sus ojos estaban completamente abiertos, rojos y con unas pequeñas lágrimas escurriendo por sus mejillas.

-N-No... No -Susurró el chico viéndome con angustia.

Tragué grueso, ahora estaba atado a un enfermo drogadicto, lo cual era irónico ya que casi me estaba mordiendo la lengua de decir eso.
Forzando una pequeña sonrisa, lo miré, intentando de esa forma deshacerme de ese agarre mientras la estúpida enfermera sólo observaba con las calmas del mundo como ese chico llegaba a zarandearme como si nada.

-S-Suéltame, Pino -Dije logrando de esa forma decir el pequeño apodo que le había puesto y comenzando a pellizcar su mano hasta que por fin me soltó. -Tengo que irme.

-¡NO! -Gritó con fuerza y desesperación logrando de esa forma asustarme. No sólo fue un grito, sino varios además de intentos por levantarse. Entrando en pánico me llevé las manos a los oídos cubriéndolos con fuerza antes de echar a correr, ese tipo vaya que me había dado miedo, no quería volverlo a ver en mi vida.

Estúpido mocoso, ¿Por qué te has de drogar?
Mírame, no es lindo... Es horrible.

(...)

-Eso ha sido todo en la sesión de hoy, pueden retirarse -Dijo la psicóloga abriendo la puerta y de esa forma dejándonos salir a Grenda, Candy y a mí.
Siendo ya otro día en aquel asqueroso lugar, me dediqué a intentar ver el lado positivo, como que hoy la dichosa doctora Pyronica nos había puesto a probar varios alimentos con los ojos vendados, una actividad didáctica que me pareció divertida aunque al final Candy y yo quedáramos con ganas de vomitar y Grenda con hambre.

Saliendo de la clínica oí como alguien intentaba llamar mi atención, y claramente lo logró ya que giré mi vista hacia donde provenía el ruido encarando así a quien llamaba, era Pino, saludaba energéticamente y se dirigía corriendo hacia mí.
Con pánico y una mueca de disgusto, me di la vuelta apretando el paso y evitando todo contacto visual con el loco aquel que casi me vomita los zapatos, casi me mata aplastándome y casi me hace darme un tiro en la enfermería.

-¡Oye espera! -Sentí como mi muñeca era bruscamente jalada de nuevo logrando sacarme un quejido de dolor siendo mi cuerpo demasiado frágil a falta de masa muscular y fácil de hacer daño. -Oh... Lo lamento

-D-Descuida... ¿Qué sucede? -Cuestioné zafándome de esa forma para sobar mi mano viéndole con el ceño fruncido.

-Oh bien, sólo quería agradecer que me hayas llevado a enfermería ¿Si has sido tú cierto?

-... -Torcí la boca antes de contestar -No -Mentí, quería deshacerme de ese tipo que parecía transtornado mentalmente y sobre todo, quería alejarme de las drogas nuevamente.

-Ah... Me habían dicho que buscara a un rubio pero, supongo que me he equivocado -Esbozando una sonrisa triste me contestó, haciéndome sentir lástima y sobre todo culpabilidad al intentar deshacerme de él. -Bueno, muchas gracias de todas formas...

-Espera -Detuve, no me iba a contener por más tiempo y si él me había tratado como una persona normal a pesar de mis cuarenta kilogramos -demasiado poco- entonces yo podía hacer lo mismo -La verdad es que sí fui yo pero... No sabía si eras de fiar.

-Wow, tranquilo, seré drogadicto pero no pandillero, yo sólo compro, consumo y vivo fin -Riendo me dijo eso como si fuese algo de lo que uno podría enorgullecerse pero que aun así me ahorré comentarios, después de todo, reitero, yo era igual.

-Si bueno... Eso

-Soy Mason -Extendió su mano hacia mí, sus ojeras le hacían ver tierno a decir verdad.

-... Y yo Bill -Murmuré tomando con delicadeza esa mano.

Estrechando de forma lenta pareciendo que el castaño por fin había captado mi condición, sonreí, me sentía confiado ahora y quizá no era tan malo como pensaba, sólo era cuestión de saber los límites de cada uno además de que parecía que en esos momentos andaba prácticamente "cuerdo" sin ninguna droga haciendo efecto, algo, que me daba tranquilidad.

Inconexo {DippBill}Where stories live. Discover now