¿Cuántos meses pasaron? No lo sé. Simplemente hice de todo por buscarte y no sabes a que me refiero con todo, casi recorría el país entero en un sentido exagerado de la frase.
Podría decirse que si te quería encontrar era por algo y ¿Sabes qué era? Decirte lo mucho que ayudaste en mi vida: Fuiste la primera persona que tras dejarme no tuve la necesidad de drogarme, sabía perfectamente bien que si te tenía a lado, seguro me darías una buena regañada por eso, también fue la primera vez por la cual mi apetito no disminuyó ni terminé en los huesos, tampoco caí en depresión como creí que lo haría y llegué a la conclusión de que todo esto se debía a que tenía esperanza, esperanza de hallarte algún día, de decirte lo mucho que me hacías falta contradiciendo mis párrafos anteriores y lo mucho que aprecio este libro en el cual escribí completamente todo lo que viví contigo, sí Dipper, si narro de esta forma es porque sé, sé que algún día esto llegaría a tus manos y quiero que lo leas con dedicación, detenimiento y puedas sentir los preciosos momentos que describí a base de casi siempre lágrimas como el maldito homosexual que soy.
Finalmente, creo que después de todo no puedo tener ni la suerte de enviartelo por correo, no sé donde vives.
Tan desesperado estaba en tu búsqueda que hasta fui a lloriquearle a Pacífica, cosa que por su mueca de asco que me hizo, supuse que ella tampoco debía saber ni un ápice de tu paradero pero bueno, eso no importa para mí, diario cargo con estos escritos queriendo saber si tú te cruzarás en mi vida un día de estos y pueda lanzártelo a la cara.
Este capítulo está muy corto, lo sé Pines, ya no tengo nada más qué contar de ti, ya no tengo nada que escribir, detallar, ni relatar y como me habría encantado escribir la forma en que me hacías el amor pero, evidentemente, nunca lo hicimos y a lo mucho que llegamos fueron a los besos y vuelvo a repetir ¿Y eso qué? Yo era malditamente feliz con que me rozaras la mano, con que me tocaras la nariz o con cualquiera de tus ñoños chistes que intentaban hacerme reír y sólo reía por lástima pero en fin, esto, esto es todo lo que puedo hacer y... Sé que no es mucho pero, podré sobrevivir con esto.
Gracias.
(...)
El rubio de mejillas coloradas cerró el libro tras finalizar el capítulo y suspiró, suspiró con pesadez sintiendo el vacío de lo que era terminar algo que a base de sentimientos había logrado hacer, y ahí, en la parada del autobus donde de costumbre esperaba aquel transporte que lo llevara a casa se levantó y miró como la gente comenzaba a amontonarse para poder subir a una de las rutas que era la más cercana a su hogar, miró el reloj, eran casi las diez de la noche, si no tomaba ese seguro anochecería más antes de que el siguiente llegara.
Encarrerado se levantó y corrió empujando con su mal humor, -como ya era costumbre- a la masa de gente dispuesto a irse a su hogar.
Suspiró nostálgico, a pesar de haber acabado el libro, sentía una extraña sensación de despecho y dolor, quizá nunca debió escribirlo, después de todo parecía un estúpido diario. Y, hablando de tal cosa tocó su mochila notando, cinco cuadras después que el libro no estaba ahí y se había quedado en la parada. "Mierda" se jaló el rostro hacia abajo, la cuestión era ¿Debía bajarse, arriesgar a que lo asaltaran y llegar tarde a casa tan sólo por su diario? Quizá era una señal de que debía de superar a Dipper.
Su gran amor.
