Capítulo 17

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¿Qué mejor cita que en un hospital comiendo gelatina? Sinceramente no me importó en nada, me encantaba tu actitud, esa que tenías de verle las cosas positivas a los momentos menos indicados, una de las cualidades que daba ya por perdida después de que habías comenzado a tener ataques de depresión, pero tal parecía que no era así.

Llevaba ya alrededor de unas tres horas ahí, acompañándote desde que me dijiste que nadie te iba a visitar y que te sentías muy solo, me necesitabas, me hacías sentir importante y eso era lo mejor para mí.
Reía contigo, me carcajeaba como no tienes idea a pesar de lo de antes: Hospital y gelatina.

Si bien esto parecía un inicio de cualquier canción de The Neighbourhood donde tarde o temprano saldrá la idea de que alguno de los dos va a morir. La realidad es otra, éramos más una canción de Green Day. Sin embargo me centraré en lo que ese momento me dijiste y me hiciste sentir porque eso se supone que estoy recordando ¿No es así?

—Te veo mucho mejor Bill —Dijiste rascando el fondo de ese vaso de plástico donde quedaba un poco de gelatina de vainilla. —¿Sabes? La primera vez que te conocí pasé por algo similar como lo de ahora ¿No? Es gracioso... Ah, si algún día me llego a morir tenlo por seguro que será en un hospital. En serio.

—Pino no digas eso —Reclamé frunciendo las cejas.

—No me refiero a un pronto tonto —Riendo te acercaste y jalaste de uno de mis mechones de cabello. —Me refiero a después, mucho después. No deseo morir en estos momentos, no ahora que llegó alguien especial. —Sentí por primera vez el calor de tu mano. Y digo primera vez porque era la primera en la cual tú dabas la iniciativa y no como yo todo desesperado que siempre la daba ¡Estaba por Dios que emocionadísimo!

—Ah... D-Dipper —Con mi otra mano acomodé mis cabellos tras la oreja y bajé la mirada frunciendo las cejas.

—¿No quieres que te tome la mano?

—¡No! ¡Al contrario! A ti te dejo que me agarres hasta... El alma —Acompleté en un susurro alzando una de mis cejas y girando los ojos con ironía.

—Lo sé —Y te reíste, ¿Por qué siempre haces eso?

—Agh... Eres cruel —Esta vez fueron mis cejas las que se arquearon y con eso terminé de rematar todo.

—Pero no tanto como tú

—¿Yo? ¿Por qué?

—Por esto —Tus manos se posicionaron con velocidad sobre mis mejillas y con la delicadeza característica de un enfermo en rehabilitación porque eso eras, uniste tus labios con los míos, ¡Total! Yo comía gelatina de chocolate y tú de vainilla ¿Qué mejor que eso? Es como la mezcla perfecta de un licor con un jugo, de unas papas con catsup y qué vergüenza sentía al hacer referencias de ese estilo.

Cerré mis ojos con la suavidad de un niño que cae en un profundo sueño que de a poco se prolonga a la extensión de esa fantasía que vivía y es que eras el único capaz de sacarme mi lado dramaturgo, mi Shakespeare.
Mis labios se movieron de tal forma que revelaba a la perfección lo bien entrenado que estaba para los besos, cosa que había querido mantenerte oculta y ahora había delatado en una fracción menor a los 40 segundos. Y, por fin, poco a poco decidí que era tiempo de hacerte respirar ya que aquel pitido de los cardiogramas me alertó que te estabas acelerando.

—¿Q-Qué?

—¿Qué d-de qué?

—¿Por qué te detuviste?

—¿Porque no respirabas tal vez?

—¡¿Y?! Ven —Un jalón de cabellos fue lo que recibí para que de nuevo mis labios se pegaran a los tuyos y de esa manera siguiéramos besándonos.

Cosa que arruiné porque una carcajada de felicidad, ilusión, alegría y realización de escapó de mi boca delatando mis sentimientos de niño de preescolar.

—Dipper, había estado esperando tanto, pero tanto...

















Sólo pasaba a avisar que falta poco para el final y que de una vez me vayan maldiciendo y odiando xfa recibo cartas de odio por FeDex el apartado postal es "StephenKingMiPastor #666"

Inconexo {DippBill}Where stories live. Discover now