Capítulo 5

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Nunca podrás plantar un buen futuro si estás anclado en el pasado.


Leina

Las cosas pueden cambiar de un momento a otro, al parecer mi destino no es ser feliz, más bien, es uno de sufrimiento y dolor.

Me deslizo por la fría pared hasta caer al piso en un sonido brutal, mis parpados me pesan de tanto haber llorado, miro la puerta que tengo frente a mí y suspiro al fijarme que tiene llave.

Mi única vía de escape está bloqueada.

Tenia miedo ¿qué me sucedería?

Normalmente los hombres lobo que tiene parejas humanas las rechazan y las dejan libres.

Espero que él haga lo mismo... pero algo en mi interior me dice que no será así.

Mi cuerpo se va decayendo poco a poco por el cansancio y sin darme cuenta caigo en la oscuridad.

(***)

Miro la gran habitación con impaciencia, desde que desperté he intentado de todo para salir, pero no encuentro ninguna parte por donde poder escapar.

Las paredes blancas de la habitación me recuerdan aquel hospital y ciertamente eso me está volviendo loca, mis manos están empezando a temblar, mi cuerpo está teniendo pequeños espasmos. Siento como me falta la respiración, mi cuerpo cada vez se hace más pesado y mis piernas se debilitan hasta el punto de caer al piso.

Se lo que esto significa.

Estoy sufriendo un ataque de pánico.

Los recuerdos empiezan golpear mi mente sin parar provocando que mis ojos se empiecen a cristalizar.

Los golpes e insultos son constantes en mi mente.

El aire se queda en mi garganta y empiezo a sentir pequeños espasmos.

Tengo que tranquilizarme

Vamos Leina respira

Cálmate

Eso ya paso

Nadie más te hará daño

Él está muerto

No volverá

Me digo a mi misma mientras cuento.

1, 2,3...

1, 2,3...

Poco a poco mi respiración vuelve a la normalidad y caigo devuelta en la realidad.

Una mano acaricia mi mejilla mientras dice cosas en mi oído, abro lentamente los ojos y me encuentro con una persona arrodillada frente a mí.

-estas bien- me dice la persona con la voz temblorosa y preocupada, yo solo asiento para después mirar al piso.

Reconocía su voz, era Dereck y ciertamente estar cerca de él me producía miedo y nerviosismo.

-¿qué es lo que paso?- me pregunta, pero yo no le respondo, el suspira y siento su mirada puesta en mi -me podrías mirar por favor- me dice pero yo no hago caso y sigo mirando el piso-por favor-habla con la voz lastimosa.

No sabía porque pero escucharlo así me hacía sentirme mal conmigo misma.

Pero por más que quisiera mirarlo no podía.

El miedo era mayor que cualquier otra cosa.

-bajemos a desayunar- me dice resignado para ayudarme a pararme y salir de la habitación.

Me encontré con un gran pasillo que ayer no me había detenido a mirar por el miedo que sentía.

Grandes cuadros adornaban las paredes azules con destellos blancos.

Los cuadros eran grandes y muy hermosos.

Pero uno llamo mucho más mi atención que los otros.

el cuadro poseía pinceladas delicadas y hermosas, me transmitía tantos sentimientos que me descolocaba un poco, ese era un cuadro de amor puro. En el un niño y una hermosa mujer rubia eran los protagonistas.

la mujer  vestía un elegante vestido blanco con tonalidades rojas en algunas partes, su brillante cabellera rubia y sus preciosos ojos azules destacaban más que cualquier otra cosa, a su lado se encontraba el niño de cabello negro abrazándola y mirándola con devoción. Ella sonreía  mientras abrazaba al pequeño.

Es un cuadro muy bonito. 

Ella es muy bonita.

-ella es mi madre-dice Dereck en mi oído y ahí es cuando comprendo que el pequeño es él.

Se nota que la amaba

-así es, la amaba con todo mi ser y lo sigo haciendo- me responde y yo no me sorprendo de que haya leído mi mente.

En la escuela nos habían enseñado que los compañeros podían leer la mente de su pareja.

Al llegar al comedor me encontré con la mesa repleta de comida.

Jamás en mi vida había visto tanta comida en un mismo lugar.

Dereck me sentó y el sentó frente a mí.

-come-me ordeno y yo me dedique a comer una porción de pastel de chocolate junto a mi jugo de naranja.

Durante el desayuno todo estuvo en silencio, hasta que unos gritos me desconcertaron.

- ¡déjame en paz! -grita una voz femenina mientras se escucha como baja por las escaleras con prisa.

-entonces tu no le hables más -le responde otra voz de manera autoritaria, los gritos se hacen más y más fuertes y finalmente ante mis dos figuras se empiezan a insultar, reconozco a una como Karla, la hermana de Dereck, aunque ella no huele a hombre lobo lo que me llega a desconcertar un poco.

La otra figura se me hace vagamente familiar, mas no logro reconocerlo.

-ya cállense- les regaña Dereck molesto-¿se puede saber porque mierda discuten? - les pregunta.

-Es que aquí el señorito quiere que deje de hablarle a Dominick solo por sus malditos celos de hombre lobo y macho - diga Karla totalmente enojada.

-Aleck no seas tan celoso, Dominick ha sido nuestro amigo desde hace años, sabes perfectamente que no le tocaría ni un cabello a Karla - le dice mirándolo mal.

-claro, yo ya te quiero ver cuando a Leina se le acerquen los hombres y te la quieran quitar- le dice Aleck burlón.

¿Y porque me meten a mí?

-jamás-gruñe Dereck para después sentir como me mira- todo aquel intente quitármela lo torturare hasta la muerte, ella es solo mía-dice con voz fría y enojada.

Mi cuerpo sintió un pequeño escalofrió al escucharlo hablar así.

-calma hombre que nadie te la va a quitar- dice Aleck aguantándose la risa por su actitud.

Aunque a mí no me provoca risa esa actitud, más bien me aterra.

Algo me decía que él hablaba enserio y eso me aterraba.


Amarrada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora