Reto no. 2 - Mitología

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Mitología eslava

•Dipper es un Villi/Willi, o sea, una deidad espiritual que vive en los bosques y sólo aparece por las noches, mientras que Bill es un metamórfico-brujo (sí, pactos con demonios). Los metamórficos o cambia formas son comunes en cualquier folklore.

Caminaba por la calle medio vacía de piedra. Veía que todos ya comenzaban a guardar su mercancía, ya que se hacía de noche y las brujas podrían robar.

El rubio sonrió para sí mismo. Él era un brujo, pero robarle a las tiendas del pueblo, no era algo que le interesara hacer. En el pueblo lo conocían como Bill, un simple hombre de pelo amarillo que solía vender artilugios de otros lugares. Los humanos comunes eran tan ingenuos, que no se daban cuenta de lo que sucedía frente a sus narices. Sabían de la presencia de brujas y brujos en su pequeño pueblo, pero no eran capaces de diferenciarlos.

Su amiga, una hechicera llamada Pyronica (que prefería los hechizos de fuego) lo acompañaba esa noche. Caminaban juntos, hablando de las pócimas que podrían ser útiles, hasta llegar al bosque.

El bosque siempre estaba vacío, especialmente de noche. ¿Por qué? Porque a muchos les aterraba encontrarse con una vila o un villi. Él jamás había visto uno de esos seres y tampoco le interesaba mucho conocer a un simple guardián encariñado con la naturaleza tanto que vivía entre ella.

—Bueno, lindo, me tengo que ir —la de cabellos rosas se despidió de Bill apenas ingresaron a la parte más profunda del bosque—. Diviértete.

El rubio la observó irse en su escoba. Luego volvió la vista al bosque. Había muchas luciérnagas; recordó que su madre un día le dijo que esos bichos eran peligrosos por contener fuego. Sabía que eso no era cierto. Además era lindo el paisaje así. No tenía que llevar una salamandra desde Grecia para iluminar las noches.

Se sentó en un tronco de pino caído, y sacó su libro de hechizos.

—¿Qué crees que estás haciendo en mi bosque, brujo inmundo? —casi suelta el libro al escuchar aquella voz masculina en su oído. Se volteó para encontrarse con un chico castaño vistiendo una túnica azul, con los brazos cruzados.

—Vaya, debes ser un villi —sonrió burlón el brujo—. ¿Te afecta en algo que yo ponga mi escultural cuerpo en este tronco?

—A ti sí, Bill —el mencionado levantó las cejas al escuchar su nombre—. Oh, vamos, todo el mundo te conoce. No dejaré que ensucies el bosque con tu magia negra. Largo de aquí.

—Pero —se detuvo para observarlo. No era más alto que él aunque estuviera flotando, y entre sus manos traía un bastón de pino con una insignia de hierro con una imagen del mismo árbol en ella. Sabía que era un ente espiritual, pero no lo parecía—, ¿al menos sabes qué es lo que yo hago? Pino.

—Es Dipper —murmuró el villi—. Yo sé lo que he escuchado, y te sugiero que te vayas si no quieres salir lastimado.

—Pues escuchaste mentiras, cariño. Yo mejoro mi mundo.

—Brujos como tú destruyen mi hogar —escupió Dipper, buscando con la mirada la del rubio, encontrándose más bien con un gato negro de grandes ojos amarillos. Su actitud cambió repentinamente—. Um... ¿Estás perdido, gatito?

El "gatito" comenzó a carcajearse transformándose al humano que era, frente a los ojos confundidos del espíritu.

—¿Metamórfico? —alcanzó a decir. Bill asintió acercándose más a la deidad. Dipper no pudo evitar que el brillo emitido por su alma se intensificara, logrando que su forma pareciera física.

—Oye, Pino —trató de tocar la mejilla del villi, quien agarró su mano para evitarlo—. Tengo muchas cosas que me encantaría enseñarte.

—¿A mí? —rió nervioso—. Vamos, soy una deidad menor... Es como si sintieras lástima.

El brujo rió, sacando de su bolso de pieles un frasco en el que contenía las canciones más bellas y mortíferas de quienes alguna vez fueron compañeras de Perséfone. Y otro más, con salamandras brillando; un ajolote de dos cabezas, cabello de unicornio, cosas que el villi jamás en su vida había conocido. Le emocionaba.

Sentados en aquel tronco de pino caído, cada noche al terminar la jornada, el brujo metamórfico asistía sin falta al encuentro de Dipper. Le esperaba si no había aparecido.

A veces, no era necesario llevar criaturas de otros lugares o transformarse en una para ver la sonrisa de aquel espíritu del bosque. A veces lo único que Bill tenía que hacer era sonreírle. Disfrutar de la noche, de la fantástica vista que ofrecía el bosque. Con él.

Dipper no le diría a aquel humano que practicaba la magia de los demonios, pero en realidad se perdía en sus ojos cada vez que le explicaba cómo había conseguido el objeto que le enseñaba y lo que hacía. Le fascinaba aquel brillo en los ojos de los humanos felices. En especial el suyo.

Una noche Bill no se presentó al lugar de siempre. Tampoco la siguiente, ni la siguiente después de esa. El villi pasaba la noche sentado en el tronco de pino, esperando.

Pasó un año. Dos. Llegó a pensar que el brujo se había olvidado de él. Decidió ir al pueblo, deseando encontrarlo. No fue así.

Sabía que Bill jamás lo engañaría; no era esa clase de brujo. ¿Qué le había ocurrido entonces? Entonces escuchó algo. Algo que le haría sentir dolor, de ese que odiaba.

Siempre le habían dicho lo inconveniente que era enamorarse de alguien que practicara la magia. Que terminarían engañándolo. Pero nadie le había dicho el otro camino. Que terminaría en la hoguera, y a él lo dejaría con el alma en agonía.  

Dipper regresó al bosque cuando el sol se había escondido.

Ni un animal se le acercó como siempre. Sentían lo que él, sentían su dolor.

Miró el tronco en el que habían compartido sonrisas, conocimientos y uno que otro beso inocente.

Un grito, seguido de un llanto lleno de lamentos, se escuchaba en el pueblo cercano a aquel bosque. La gente, aterrada, se encerró en sus casas. Ellos no comprendían.

El llanto cesó la noche siguiente.


La hechicera Pyronica caminaba por ese bosque a medianoche. Quería ver al villi del que su amigo eslavo tanto le había contado mientras vivía. Lo buscó por todo el perímetro. Preguntó a los otros villi.

Pero jamás lo encontró.

1006 palabras de contenido, sin contar las notas. (Siempre me paso, ya péguenme).

One Shots BilldipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora