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El tiempo siguió pasando, y a Harry le parecía una broma cómo todo había dado tantas vueltas para acabar así: con él enamorándose del niñero de su hija.

Incluso con lo más mínimo, su mente era acaparada por Louis Tomlinson y era jodidamente increíble. Su sonrisa tonta mientras jugaba con Kim era de sus favoritas, porque se veía como un niño a pesar de su edad, aunque quizá aquello también era un recordatorio de la gran diferencia de edad entre ellos. Pero quitando ese hecho, Harry amaba cada faceta de Louis, porque era malditamente perfecto a sus ojos.

La última semana lo había visto decaído, y después de verlo llorar con Kim no preguntó por si acaso, pero él quería y necesitaba volver a tener frente a sus ojos al Louis que conoció en el parque, aquel que jugaba tan animado con sus hermanas menores y se preocupaba por ellas. Estaba extrañando muchísimo al chico brillante como el sol. Y no pensaba dejar pasar más tiempo para poder enterarse de por qué su pequeño estaba tan mal, y aquella misma tarde cuando Louis llegó se las arregló para pedirse el día libre y no trabajar, y como plus tuvo la suerte de que Kim había decidido pasar la noche en casa de una amiga.

—¿Qué haces aquí, Harry? —frunció el ceño mientras soltaba su mochila a un lado del sillón.

—Es mi casa —respondió y lo miró con las cejas elevadas y un leve mohín—. ¿Es que a caso no puedo?

—No me refería a eso —negó con la cabeza—. Sabes a que me refiero —suspiró observando a su alrededor, perdido al no escuchar risas o gritos. Al parecer Kim estaba demasiado ocupada para ir a saludarle—. ¿Kimmie?

—No está.

Louis tragó saliva, para mentalizarse un poco de que estaba a solas con Harry Styles en la casa de éste, sin imposibilidades para que pasasen mil escenarios que por su mente se maquinaban y se asustó.

—¿Cómo que no está?

—No está. ¿Te molesta estar a solas conmigo?

—No es eso...yo...pensé que hoy cuidaría de ella y...yo...yo no sé —mordió su labio con nervios, apartando la mirada—. Será mejor que me vaya.

—¡No! —se levantó del sillón de un salto y se acercó a Louis, demasiado rápido para poder reaccionar. Louis se encontró entre los brazos de Harry en menos de lo que imaginó, sintiendo una suave respiración en su cuello—. No quiero que te vayas —murmuró provocando que su aliento caliente chocase en el mismo sitio, y Louis se erizó.

Sus manos caían lánguidas a sus lados y no sabía exactamente qué hacer. ¿Debía devolverle el abrazo? ¿Alejarse? ¿Recordarse a sí mismo que gustar de Harry era una aberración según su madre? ¿Qué eran jefe-empleado? ¿Qué putas debía de hacer? Las manos de Harry sí supieron, y se movieron suavemente hasta apoyarse en la cintura de Louis, para separarse de él apenas unos centímetros y levantar la cabeza del hueco de su cuello. Lo miró a los ojos, viéndose reflejado en ellos y sonrió, porque aquello le gustaba.

—Te quiero.

Se le cortó la respiración. Sintió que todo a su alrededor le provocaba una cálida sensación, los demás sonidos quedaron más allá de un simple segundo plano y sus orbes azules sólo podían deleitarse con la bonita sonrisa que le regalaba Harry. Por inercia sus manos se apoyaron en ambas mejillas del contrario, y no se preguntó por qué, no quiso saber nada antes ni después de posar sus labios con total delicadeza en los del rizado.

Un suave, inocente y gentil beso. Un toque, solamente eso, un agradable toque que los estaba llevando al cielo. Porque diablos, los dos se sentían así.

Harry usó sus manos para acercar más el cuerpo de Louis al suyo, teniendo más contacto aún, porque necesitaba de verdad sentirlo cerca. Y no podía pensar en absolutamente nada. Estaba olvidando quién era, incluso. Sólo podía centrarse en Louis.

Youth !PAUSADA!Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz