#6 Motivo 5; Culpa.

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Silence.
Capítulo 5Culpa.

Todavía no lo puedo creer — se volvió a quejar. Tenía los ojos clavados en el plato de comida, intacto, igual a como se lo habían dado. Hablaba en voz baja, triste, serio por su expresión y postura.

— Pero, ¿Qué paso? — preguntó el fideo con la curiosidad lógica de ese momento. Ya todos sabían sobre su relación, lo habían notado jugando a la botellita, cuando les tocó besarse y ambos de olvidaron de la presencia de todos allí, la pasión y el amor eran evidentes. No pudieron negarlo por más que intentaron, en realidad sólo Javier intento y Ezequiel aceptó, porque no quería verlo mal. Lo único que sabían sobre el reciente conflicto era que el más grande decidió poner un tiempo de distancia a la relación. Una relación que nunca fue propuesta, se dio con el tiempo de forma natural.

— Me dijo que se sentía como el orto estando conmigo, que sus papás ahora no le hablaban por mi culpa. Que se sentía culpable de ser feliz estando conmigo.

Su amigo, Higuaín, quiso pasar el mal momento con un chiste — Bueno, ahora que estás soltero... — y le guiño un ojo.

— ¡Entrega el culo entonces! — contestó con una sonrisa sincera,  mientras sus ojos se iluminaban otra vez. No podía decirse que estaba bien, claro que no, pero al menos lo intentaba.

La conversación, junto con la sonrisa del Pocho desapareció cuando Javier se sentó frente a él, junto a Lionel, quien había llegado a su lado. La bronca no tardo en aparecer, la media sonrisa de Javier expresaba "sí yo estaba mal y gracias a este ser divino estoy mejor". Que se vaya a la puta que lo parió, pensó el morocho con un poco de celos, pero resaltando el dolor ante cualquier otro tipo de sentimiento. Noto de inmediato los ojos de Javier clavados en él, parecía la cara de su madre cuando era pequeño y lo retaban por mandarse cagadas. Parecía rogar no tener que decirlo, no ordenar, suplicar que por favor comiera pero debió hacerlo.

— Come.

— No tengo hambre — contestó rápido observandolo. Esas miradas que tanto conocían y expresaban, que decían en silencio "te amo".

— ¿Y ustedes no comen? — preguntó Agüero observando a los últimos en llegar.

— Ya comimos.

Las preguntas (donde, cuando, por qué) resonaron en la cabeza del 22.
Necesitaba si o si una explicación, o aunque sea decirle todo lo que pasaba por su cabeza. Javier lo sabía porque tenía esa manera de mirarlo, de buscarlo siempre a él por mas que otra persona le hablara. Claramente esperaba no encontrar cambios en la personalidad de Ezequiel, porque a pesar de sus defectos para él era perfecto. Pero claramente, no fue así como sucedió. De a poco se fueron todos de la mesa para dejarlos a propósito a ellos dos solos. Entendían de la necesidad de hablar y ni siquiera lo planearon o se miraron, se fueron sin decir nada, de forma natural.

— Cómo me jode cuando no comes.

— Cómo me jode cuando pones los deseos y expectativas de tus padres por encima de los tuyos.

Se estaba poniendo serio el asunto. Porque Ezequiel enojado o dolido te hacía un planteo tras otro, y costaba hasta defenderse de algo que ya tenía otra cosa, en la que también tenía razón.

— Te jodera mucho pero no podes decidir vos. Ya te dije porque lo hago — trataba de no parecer muy a la defensiva, pero era obvio que defendía lo.indefendible.

— ¿Ah, no puedo opinar tampoco? ¿Te olvidaste que una relación es de a dos? Vos mismo me dijiste que querías seguir conmigo. ¿Vas a vivir toda tu vida solo o peor, con alguien que no amas? ¿Todo esto sólo para un segundo de felicidad de tus papás? Vas a besar a otra persona, vas a similar querer pasar tu vida con alguien que no querés, porque según sé, por el momento soy yo esa persona.— mientras más hablaba más rápido articulaba las palabras, ahora sí, no tenía ningún filtro cabeza-boca. — ¡Y no me digas que de repente ya no querés estar conmigo porque estás miserable y se te nota! Y me frustra que no me dejes hacerte sentir mejor porque no me dejas ni siquiera intentarlo y odio tener que verte así y guardarme los besos o abrazos que podría darte. — Se levantó e intento irse pero la voz de Javier estaba destruida cuando lo llamó. Tenía lágrimas en los ojos porque todo eso que Ezequiel había dicho era lo que tenía pensado hacer.

— Perdoname — se lo repitió varias veces. — te juro que no me enojo más por pelotudeces, que no me pongo más celoso por minas que terminan siendo inexistentes, que vos elegís el lugar de vacaciones, y que me voy a acordar que el café te gusta sin azúcar por más que sea horrible, pero perdoname. Por favor — se lo pedía, se lo rogaba con angustia sacando la voz de donde no había nada más que dolor y arrepentimiento. Ezequiel se acercó y se sentó junto a él.

— Sos un pelotudo pero te amo. — dijo al fin, haciendo sonreír al otro — pero si llegas a cambiar algo de todo lo que prometiste me voy, no sé, a Qatar. Y no vuelvo, eh — le extendió la mano y el otro no dudó ni un minuto en agarrarla y atraerlo hacia el con fuerza. — igual no ibas a durar mucho con esto de estar separados, no?

— No. — admitió mientras lo besaba con dulcura.

Silence. ➳ Maschezzi.Where stories live. Discover now