#7 La decisión; Normalidad.

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Silence
Capítulo 6 ≈ Normalidad.

— Tenemos que hacer terapia. — dijo serio Javier, con total seguridad en sus palabras mientras observaba como su novio preparaba la cena.

— Sí, no voy a ser siempre yo el que cocina, pero para eso podes hacer un curso y listo.

— No estoy haciendo un chiste. — su voz sonaba con cierta irritación, con una mezcla de bronca y deseo de que le prestara la atención que el sentía que requería en este momento. Esa misma mañana una charla con Sampaoli, su director técnico, le hizo darse cuenta de que no todo estaba tan perfecto como parecía. ¿Por qué vivían peleando si en realidad se amaban? ¿Por qué se presionaban a contar cosas que no querían? ¿Por qué no identificaban cuando el otro bromeaba o hablaba en serio? No se suponía que una relación debía ser así y por más que luego de cada pelea disfrutaba de sus besos y caricias, habría, tarde o temprano, algún momento en el que esas cosas que tanto amaban se vean desdibujadas por las interminables discusiones.

— Si te hace feliz vamos. Me gustaría saber por qué igual, yo no creo que lo necesitemos. — contestó con sinceridad y cierto nerviosismo. ¿De un día para el otro su novio se había puesto a favor de esas terapias que antes eran una pérdida de plata y dinero? Inentendible.

— Porque no debería ser así. Una relación no funciona de esta manera.

— No entiendo Javier, yo siento que estamos bien.

— Yo también, pero ¿y si en realidad no lo estamos? No es normal que peleemos constantemente.

— Tampoco es normal hacer terapia cuando ninguno siente que lo necesita. — cierta ironía salía de la voz de Ezequiel. Le parecía una idea estúpida y no dudaba en hacérselo saber al jefecito. — No me gusta perder tiempo en cosas con las que no concuerdo.

— ¿No te pusiste a pensar lo necesario que es? Vivimos discutiendo y después todo pasa sin siquiera hablarlo. En un minuto nos estamos odiando y al otro estamos besándonos.

— ¿Y para qué querés hablar de nuestras peleas? Creo que es una señal de que nuestra relación esta bien, no necesitamos decir nada porque nos conocemos, nos entendemos.

— Sí pero no es así como debería ser. — estaba molesto, no podía entender los motivos de Ezequiel para no confiar en sus palabras o simplemente estar de acuerdo con ellas.

— No pretendas que seamos una pareja normal. Partamos de la base de que ambos somos hombres y el estereotipo es hombre y mujer.

— ¿Vez que estamos mal? No se puede hablar con vos. — Javier se alejó de la cocina con rapidez hacia el patio trasero de la casa del 22. Estaba enojado, irritado, histérico. Era tan simple como ir y sentarse a debatir todo lo que acababan de hablar frente a un especialista que los ayude, ¿Por qué se negaba? Odiaba cuando hacía eso, cuando le negaba las cosas sólo porque él no estaba de acuerdo.
Una parte de Javier deseaba que su novio lo haya seguido al irse, que se sentara a su lado y besara su mejilla como si en realidad nada hubiera pasado, tal y como solía ser siempre. Y aunque sabía que así no era como debía ser ya se había acostumbrado. Había tomado con naturalidad esos cambios que tomaba su relación de un minuto al otro. Amaba esos cambios aunque no pudiera admitirlo.

No pasó mucho tiempo hasta que lo vio ahí, parado en el marco de la puerta con una leve sonrisa.

— Está la comida. Hice pastel de papa como te gusta a vos señor que necesita hacer terapia porque no puede naturalizar la felicidad.

Esas palabras podían tener miles de significados distintos. Javier no soportaba cuando se tomaba a chiste aquellos temas que para él eran importantes. Sin embargo, tenía cierta razón en esa frase "no puede naturalizar la felicidad" ¿Como hacerlo si con Ezequiel era con la primera y única persona que era feliz tiempo completo? Nada se compararía con el amor y felicidad que sus hijos le daban pero debía admitir que nadie más que Ezequiel podía hacerlo olvidar de todo. Incluso cuando estaba mal.

Se levantó con cierto desgano, no porque no quisiera ir y comer su comida favorita, sino porque aquella frase del morocho lo había dejado pensando. Dudando.

Cuando llegó a la puerta Ezequiel lo tomó de la cintura para que no siguiera avanzando.

— Mañana arrancamos la terapia. — depositó un dulce beso en sus labios, e inconscientemente, no cambiaron nada de lo que habían hablado anteriormente. No hablaron sobre la discusión, no fue necesario porque ya estaban bien. Otra vez, sin necesidad de hablar, todo había vuelto a la normalidad. Esa normalidad quizás errónea pero que amaban.

Silence. ➳ Maschezzi.Where stories live. Discover now