「 008 」

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Lo único que pedía era que mamá no lo descubriera, aunque podría decir que un tal pajarillo mendrugo que no quiero nombrar pero que empieza con Tae y termina con Hyung, le comentó a mamá sobre mi facilidad de olvidar el almuerzo.

Como la mayoría de ustedes sabe; el destino siempre se empeña en hacerme el mal cada vez que se le cruza la oportunidad por delante, y esta no podía ser la excepción. Por supuesto que no. Entonces es por eso que hoy cargo a mis espaldas en mi mochila un banquete completo para una manada de lobos hambrientos. Mamá no encontró mejor solución que abastecerme lo más que podía de comida y obligarme a devorarla como si fuera la última en el planeta tierra. ¡Y no me malinterpreten! La comida es sagrada, todos concordamos en eso, pero no es bonito cuando está a tus espaldas doblegándote el espinazo entero. Ahora sé cómo se siente un clip.

—Jimin.— me detuve en seco pues mi nombre fue pronunciado paulatinamente por voz femenina, y eso, en general, no me daba buena señal.

Sobre mis talones me giré, pero antes de que pudiese pronunciar palabra alguna aquella chica ya había acariciado mis cabellos en una forma de saludo cariñoso que solía compartir con sus más cercanos.

—Hola, JiHyo.— me sonrió gentilmente, pero aquello no duro mucho y es cuando su semblante cambió por completo siendo uno totalmente serio. Ella da miedo así, brrr.

—TaeHyung me contó lo que sucedió hace unos días, que no te habías alimentado bien, ¿es eso cierto?

No puedo mentirle, no puedo mentirme a mí mismo, entonces la verdad resbaló por mis labios. —Sí, lo es.

—¡Ay, Jimin, eres un tonto!

—¡Dime algo que no sepa!

—¡Pues crecer!

Refunfuñé y antes de entreabrir mis belfos para reprochar, una colorida envoltura de galletas me es entregada sin darme opción a negarme, porque aunque lo haga, JiHyo seguiría insistiendo hasta colmar la paciencia que poseo y entonces, de igual modo, terminaría aceptando lo que en un principio no quise. Mi vista viajó hasta las galletas y me fue imposible creer que ya tenía algo más con lo que llenar mi pequeño estómago. A pesar de mis negativos pensamientos aparenté una sonrisa satisfactoria para hacerle creer que aquello me había gustado, ¡Y es verdad! Que ella me haya regalado galletas demuestra lo preocupada que estaba por mí, y eso lo aprecio.

Pero, ¿tenía que ser más alimento? No podía ser un... No sé, ¿masaje de pies? ¿Una flor? ¿Otra amenaza de NamJoon? O ¿Un bozal para mi mejor amigo y su bocaza? Justamente hoy, lo que menos quería ver era comida y lo primero que me dan es eso.

—Cuídate, Jimin, come y mucho.— con sólo escuchar esas palabras, mi barriga ya se siente llenita. —Espero que la próxima vez que te vea, sea bonito y gordito.

—Gordito no soy bonito.

—Sí, lo serías. ¡Adiós!

JiHyo se despidió con su mano alzada al aire y yo hice lo mismo. Sonó el timbre y mis tímpanos sufrieron por el agudo sonido, las clases empezaban y no estaba verdaderamente preparado para este día.

(🍓)

Hoy he sido como el chico que da las muestras gratis de comida en el world trade. Como el carrito de empanadas del caballero de la esquina, sí, sólo que regalando la mercancía. Porque he tenido la fantástica idea de ir obsequiando los diferentes sándwiches, frutas, ensaladas, chucherías y jugos que mamá me envió, doy por seguro que aquello habría sido mucho para mí, así que alivianar la carga era más sencillo que tragar. Claro que deje algo para mí, no planeaba quedarme sin algo que saborear. Eso sí, el dolor de espalda es algo que no pienso que se vaya tan fácilmente.

WiFi ; Jimin {BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora