「 012 」

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No sé cómo hacerle para volver a ver a la señora Kim a los ojos, o al menos levantarle la vista. Cada vez que lo intento un remolino en mi estómago aparece y mis mofletes se pintan de bermellón a causa de eso. De la vergüenza. ¿Cuántas veces habré sufrido de lo mismo hasta ahora? Un montón, tanto que me faltarían dedos en la mano para poder contarlas. Pero se me hacía difícil, no saben cuánto, y aún si la mamá de YeSeul se lo tomó muy bien como cualquier anécdota graciosa de su vida, yo seguía sin superarlo. Incluso seguía cohibiéndome cada vez que la veía al salir de casa.

Supongo que tendré un trauma de por vida con los huevos. 

—Es que no logro resolver los logaritmos. Y mañana tengo examen, debo estudiar al llegar a casa.— gruñó como cual perro enrabietado, recargando sus codos en la mesa y frotándose las sienes en una especie de masaje que, pensaba, concentraría todas sus fuerzas en la cabeza. —Pero sé que llegaré a casa y por holgazana no estudiaré nada.

—Estudia y deja de quejarte. Esa es tu única solución, YeSeul.— le señalé rodando los ojos por cuarta vez de que me explicara su problema.

Yo y ustedes sabemos que a casi nadie le gusta estudiar, pero si realmente quieres salir bien de un examen en el que no entiendes la mayoría de las cosas, debes esforzarte por conseguirlo. Nada se te da gratis, ni se te sirve en bandeja de plata. No, señoritas, la vida no es así. 

—Es que no es tan sencillo.

—Si pusieras esmero si lo sería. 

—No. 

Negué con la cabeza, exasperado; más decidí no entrar en discusión con ella por algo tan mínimo como lo era las responsabilidades de un estudiante, así que me volteé hacia el paquete de galletas que estaba en la mesa de la biblioteca y lo abrí tratando de no hacer tanto ruido para que fresita pudiera concentrarse en los apuntes que había tomado prestados de JungKook.

—Podrías pedirle ayuda al mismo JungKook, en vez de robarle los apuntes.

—O... Podrías ayudarme tú.— sonrió, muy ampliamente. Una sonrisa maquiavélica muy similar a la del mismísimo guasón. 

Casi me atoro con la galleta que estaba comiendo, de hecho tosí un par de veces por la idea que mencionaba YeSeul.

Veamos, yo no tengo problemas en lo absoluto con enseñarle, es más lo haría hasta encantado, respondería sin pensármelo dos veces. El mero problema aquí es que yo no le voy a eso de las matemáticas, cosas que después te arman un lío en la mente siendo que no eres capaz de calcular tu propia existencia. De acuerdo, es algo sencillo una vez que aprendes adecuadamente, el inconveniente que presenta es aplicarla después. Con suerte recuerdo que en los logaritmos hay algo que se llama función logarítmica, supongo. Igualmente, ya pasé por eso y no me parece para nada bonito la sola idea de volver a vivirlo.

—Nop.— respondí tal cual un niño pequeño que recibe un dulce de su madre. Muy risueño.

—Jimin, por favoooor.

—Nop.

—Jiminnie, please.

—Nop.

—Ándale, ¿sí? Por fi, ándale, ándale.

—Nop.

—Toma tu nop y métetelo por el cu-...

Censurado y salvado por el timbre del termino de receso, uff. Qué alivio.

Velozmente cogí el paquete de galletas –en que aún permanecían la mitad de ellas– guardándolo en el bolsillo del bléiser escolar. Contemplé a YeSeul por sobre mi hombro viendo cómo es que suspiraba de lo agotada que estaba y recogía de la mesa los apuntes de Kook. Me sentía mal por no ayudarla, lo sentía inmensamente. Pero ocurría que yo tenía un pequeño compromiso está tarde, es por eso que no podía quedarme exclusivamente con ella por más que quisiera hacerlo. Primero cumplo mis promesas y le prometí a DaHyun que la visitaría hoy.

WiFi ; Jimin {BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora