「 015 」 (II)

17.6K 1.5K 1.4K
                                    

— ❀ —

« YeSeul. »

¡Los rayos del sol pegaban en mis párpados! ¿Qué no cierran las malditas cortinas? Me duele la cabeza como si fuese una punzada la que tuviera lugar en mi cerebro y siento la garganta seca, además tengo unas ligeras náuseas. Apenas si recuerdo que llegué a casa de un tal LonGi o TonGi.

Nunca más vuelvo a tomar. Never de los never, ¿de acuerdo? Déjenmelo de recordatorio.

En cuanto abro los ojos puedo distinguir una habitación de tonalidad beige, con la pintura desgastada y ropa tendida en cualquier parte. Es como si estuviera en casa, no puedo quejarme. Me levanté del sofá en el que dormí, el cual me tiene toda la espalda dolida porque parecía estar lleno de rocas, mientras hago a un lado las mantas que me cubren escucho una voz ronca quejarse en algún cuarto del apartamento. Recuerdo haberlo oído anoche, tal vez era el dueño del hogar que también había despertado. Pero el ricitos de oro debería estar aquí, vine con él después de todo. ¿Dónde se metió el chiquillo?

—¡Jimin, apúrate con el desayunooooo y sin kétchup!— gritó la voz ronca desde un pasillo que, creo, era donde estaba el cuarto del jefe.

No iba a quedarme a esperar y ver qué pasaba. La curiosidad me carcomía y mi impulso de idiotez me dictaba que debía investigar todo el lugar, quizás conversar con el chico que le gritaba a mi ricitos de oro pantene. Entonces di los primeros pasos del día haciendo que todo mi mundo diera vueltas sin cesar, casi sentía el estómago oprimido pero logré soportar. Al estabilizarme completamente, caminé hasta la primera puerta del corto corredor que había, sin pensarlo demasiado cogí el pomo entrando en el cuarto.

—¡¿Qué carajos haces aquí?!

¡Oh my god! Eres más blanco que el pan bimbo.

El chico llevaba una única prenda puesta, eran unos pantaloncillos de un oso negro con mejillas rojas, creo que decían Tutankamón o algo parecido. Pero intentaba taparse con las sábanas de la cama en donde estaba recostado mirando la televisión.

—¿Acaso te hiciste esos baños con leche?— cuestioné, alzando una ceja.

El chico YonLi, con una almohada sujeta contra su ropa interior –supuse—, me miraba iracundo como si yo hubiese sido una irrespetuosa que entro sin permiso a su cuarto.

—Nooo, fíjate que me duché con cloro y me desteñí.— respondió con sorna.

Me había ocasionado una gracia absoluta, porque ambos estábamos utilizando el sarcasmo tan tontamente que cualquiera se reiría de nosotros. ¿Qué podía esperar de un chico bañado en cloro y desteñido? Me echó de su habitación a rastras mientras maldecía y mandaba a chingar todo de aquí para allá. A pesar de haberme dejado puertas afuera de su cuarto me había agradado, tenía un humor interesante y eso solía entusiasmarme mucho.

—¡Ya llegué, YoonGi!

¡Es Jimin! ¡Él hará el desayuno, wuuu!

Troté, entre tambaleos, hasta la sala principal encontrándome de lleno con ricitos de oro sosteniendo varias bolsas en su mano derecha, dibujando de forma inmediata una gran sonrisa en su rostro al verme de pie frente a él.

—YeSeul, ¿te sientes mejor? ¿Todo anda bien?— solamente asentí ante sus preguntas, y pareció alegrarse aún más. —Te traje un par de medicamentos y té simples para que te recompongas, al menos por ahora, ya después iremos a casa y descansarás lo que queda de tarde. También te aviso que estaremos en aprietos al regresar y hoy es Lunes. No, no fuimos al colegio.

¡Oh, por todos los Santos NamJoons! ¿Ya era Lunes? Pero si ayer estaba en una fiesta de día sábado. ¿O no? ¿O sí? ¿O no? ¿Sí sí? ¿No sé? No sé.

WiFi ; Jimin {BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora