「58」

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CAPÍTULO CINCUENTA Y OCHO





—Tenemos más de una hora. ¿Nuestro refugio es un palo en el suelo? —la confusión nublaba su mente, no estaba muy seguro de qué pensar o decir.

—No es tan malo, cuando piensas en ello —dijo Minho—. Más de la mitad de nosotros llegó aquí. Parece que aún más del grupo de chicas.

Thomas se puso de pie, tratando de controlar su ira.

—¿La Llamarada te ha vuelto loco? Sí, hemos llegado hasta aquí. Sanos y salvos. A un palo.

Minho se burlaba de él.

—Amigo, ellos no nos mandarían aquí sin ninguna razón. Lo hicimos en el momento en que nos dijeron. Ahora sólo nos queda esperar la cuenta atrás y algo sucederá.

—Eso es lo que me preocupa —dijo Thomas.

—Odio admitirlo —Teresa agregó—, pero estoy de acuerdo con Thomas. Después de todo lo que nos han hecho, sería demasiado fácil tener una pequeña señal aquí, y luego que vengan por nosotros en un agradable helicóptero como recompensa. Algo malo va a suceder.

—Lo que tú digas, traidora —dijo Minho, no ocultando su rostro del odio que sentía por Teresa—. No quiero oír ni una palabra de ti. —se alejó, más enojado de lo que Thomas lo había visto.

Thomas miró a Teresa, que estaba visiblemente abatida—. No debería sorprenderte.

Ella se encogió de hombros.

—Estoy cansada de pedir disculpas. Hice lo que tenía que hacer.

Thomas no podía creer que hablaba en serio—. Lo que sea. Necesito encontrar a Newt. Quiero...

Antes de que pudiera terminar, Brenda apareció de entre la multitud, mirando hacia atrás y adelante entre él y Teresa. El viento arrancó a través de su pelo largo, anotándolo frenéticamente mientras que ella seguía empujándolo detrás de sus orejas sólo para volar de nuevo.

—Brenda —él dijo. Por alguna razón se sentía culpable.

—Hola —dijo Brenda, siguiendo de pie justo enfrente de él y Teresa—. ¿Ésta es la chica de la que estabas hablándome? ¿Cuando tú y yo estábamos acurrucados en ese camión?

Ouhhh...

—Sí. —apareció la palabra de la boca de Thomas antes de que pudiera detenerlo—. No. Quiero decir... sí.

Teresa tendió la mano a Brenda, quien se la estrechó—. Yo soy Teresa.

—Mucho gusto —dijo Brenda—. Soy una Crank. Poco a poco me estoy volviendo loca. Sigo queriendo morder mis propios dedos y matar gente al azar. Aquí Thomas prometió salvarme. —A pesar de que obviamente era broma, ni siquiera esbozó una sonrisa. Thomas tuvo que ocultar una mueca de dolor.

—Gracioso, Brenda.

—Me alegra ver que todavía tienes sentido del humor al respecto —dijo Teresa. Pero su rostro podría haber convertido el agua en hielo.

Promise ➪ NewtWhere stories live. Discover now