Otra Vida

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La noche que te vi la recuerdo bien,

la tierra tembló y todo cambió.

Fue como un espejismo, premonición

de todo lo que esperaba.


-John... -murmuró alguien. No hubo respuesta- John por favor... -la voz masculina sonaba molesta cerca del rubio, que no reaccionaba- ¡¡John, por un demonio!! –gruñó nuevamente. Hubo un silencio.

-Señor Watson...

Entonces John reaccionó. El profesor le miraba desde su altura con gesto reprobatorio mientras el rubio se incorporaba rápidamente en su asiento y pestañeaba reiteradamente para reaccionar al contexto en el cual estaba- vuelva a dormirse en mi clase y tendrá que explicárselo al director...

-Lo siento...profesor. –masculló John, avergonzado. Miró a Greg, quien tenía cara de querer matarlo. Lo había oído a lo lejos, entre sueños mientras dormía sobre su pupitre en la clase de matemáticas, una de las pocas clases que no compartía con su novia, Mary. El profesor volvió frente al pizarrón y siguió explicando problemas de ecuaciones cuadráticas.

-Idiota... –gruñó su amigo mientras el profesor seguía hablando.

-¿Cómo es que no tienes sueño Greg? Ambos nos dormimos tarde... -se quejó John.

-Sí, pero yo no salí a recorrer media ciudad con un desconocido... -le reprendió nuevamente su amigo.

John soltó una risita y mientras miraba la pizarra fingiendo atención a lo que el profesor decía, recordó.

.

.

.

Mientras volvía a su casa, John tuvo la idea de decir a sus padres que pasaría la noche en la casa de Greg. No habría problema con ello, pues conocían a su amigo y se había ido a quedar a su casa desde que tenían 13 años. Entró a su hogar con el corazón latiéndole fuertemente, porque no podía dejar de pensar en lo que realmente haría esa noche. Sherlock, el chico de los rizos rebeldes y la cuerda floja, le había dejado completamente absorto con su capacidad de leerlo con tan solo ver las cosas que traía en su mochila. Y por supuesto que quería saber más de él. Independiente de lo que fuera a pasar, era más de lo que John hubiera llegado a esperar de aquel chico que había visto tan solo la noche anterior. Subió rápidamente a su cuarto y mientras miraba los cuadros y posters que pendían de las paredes, decidió llamar a Greg.

-¿John?

-¡Greg! ¿Qué tal, amigo? –respondió entusiasmado.

-Bien... literalmente huiste después de clases, te busqué durante un rato y Mary me dijo que tenías una entrevista... ¿Cómo te fue?

-Sí, eh... bien... de eso quería hablarte, pero el tema es un poco... largo como para hablarlo por teléfono... -Habló John entrecortadamente, esperando que su amigo entendiera la indirecta.

-¿Quieres venir aquí en la noche?

-Sí, sería genial... -se animó John.

-Te esperaré con la cena entonces...

-¡No! –interrumpió John- debo hacer algo antes... em...

-¿Saldrás con Mary?

-No. No saldré con Mary, eso fue ayer... debo ir a otro lugar y no sé cuánto me tarde... ¿puedo llegar cerca de la medianoche a tu casa?

Se hizo un silencio al otro lado de la línea. John apretó los labios, ansioso por una respuesta.

-Entra por la cocina, estaré despierto, y me tendrás que contar todo. ¿De acuerdo?

Revista de GimnasiaWhere stories live. Discover now