Simetría

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Quiéreme como te quiero

sé que lo valdría.

Estaba perdido. El tiempo había transcurrido rápidamente, las vacaciones de Navidad se acercaban y John no había visto a Sherlock desde hace poco más de un mes. El circo por lo que él mismo le contaba había tomado un gran éxito en las regiones del norte de Inglaterra y esperaban llegar a Escocia durante el año siguiente. John extrañaba a Sherlock, pese a hablar con él a diario, y aún no se atrevía a contarle por ningún medio que su proceso de selección en el servicio militar avanzaba hacia lo que él siempre había soñado. Aunque seguramente, si viera a Sherlock él lo sabría inmediatamente.

Ese día viernes en la escuela el entrenamiento se suspendió debido a las fuertes lluvias, y así sin más comenzaron las vacaciones de Navidad tres horas antes de lo que John y Greg habían planeado.

-¿Jugamos Fifa en mi casa? –invitó Greg mientras iban en el autobús de regreso y la lluvia caía a cántaros en la calle.

-Claro. ¿Compramos algo en la tienda? – Su amigo le sonrió, y momentos después ambos estaban en el cuarto del mediocampista del equipo de rugby jugando fútbol frente a la televisión. John logró ganar cuatro partidos de los seis y se convirtió en campeón del torneo. Greg tiró papas fritas contra el equipo de play station y le juró a John que si algún famoso moría esta semana sería su culpa por jugar con el Arsenal y hacer que Ramsay anotara cinco tantos. John solo se reía burlándose de lo malo que era su amigo al momento de jugar con el control del videojuego. Afuera aún llovía, pero comenzaba a hacerse tarde y John debía volver a su casa. No era tan largo el trayecto, por lo cual decidió simplemente caminar. No se había sentido tan "como un chico" desde hace mucho tiempo, haciendo cosas sencillas como ir de la escuela a casa de un amigo, jugar videojuegos, reír y comer chatarra. Esa vida le parecía sencilla comparada con las decisiones "grandes" que día a día tomaba, ir a entrevistas de universidades, enviar a tiempo formularios para la milicia o estar al pendiente de los mensajes de Sherlock a veces resultaba agotador para John.

Le quedaba tan solo una calle para llegar, cuando se fijó que un automóvil negro, muy elegante, pero completamente ajeno al contexto de su vecindario pasaba lentamente frente a él, en dirección opuesta en la cual John caminaba. Frunció un poco el ceño, pero los vidrios del vehículo estaban polarizados y no pudo distinguir al conductor. Le recordó al auto en el cual el hermano de Sherlock había pasado a por él cuando este se accidentó. Siguió camino a su casa y una vez que entró su padre le comentó sobre el auto.

-Pasó un auto negro varias veces por aquí, muy lento. Tu madre cree que quieren robarnos... -murmuró su padre mirando por la ventana de la sala.

-Si lo vi, pero no tienen aspecto de ladrones, más bien de policías, era un auto muy caro y moderno papá...

-¿Cómo te fue con Greg?

-Bien, le gané casi todas las partidas en la consola- dijo el joven rubio con una sonrisa. Conversó un poco con su padre sobre la milicia y comentaron el último comercial de la BBC para el especial de navidad de Doctor Who. John subió a su cuarto dispuesto a desperezarse un poco, cuando miró su teléfono y notó que tenía varios mensajes sin leer. Todos de Sherlock.

"John, ¿qué harás en tus vacaciones de Navidad? Iré a la casa de mi hermano a pasar las fiestas. SH"

"John, ve a mi casa durante tus vacaciones de fin de año. SH"

"John, ¿sabías que el idiota de mi hermano te ha estado espiando? A ti y a tu amigo. SH"

Pestañeó un par de veces, extrañado por ese último mensaje, y entonces encontró una explicación apropiada al auto que había pasado junto a él cuando iba camino a casa. Mycroft le había parecido el tipo de persona que buscaría saber a como de lugar cada detalle de su vida, por lo cual ni siquiera se molestó por él. Lo que le pareció raro del mensaje, fue saber que también espiaba a Greg, según palabras del mismo adolescente pero ¿por qué también a Greg? Sacudió la cabeza, intentando alejar ese pensamiento de su cabeza y simplemente siguió adelante con lo que le quedaba de día.

Revista de GimnasiaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt