La mia risposta

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Muchas historias de amor comienzan igual, y la verdad es que esta no es distinta a las demás. Tiene drama, risas y lágrimas. Pero esta historia habla de dos personas enfrentándose al gran desafío llamado "vida" y aún más importante, que lo hacen juntas.

Quizás ya los conozcan, han sido el centro de atención en el mundo del patinaje artístico desde que se encontraron. Dos competidores, dos corazones y un solo sentimiento, Viktor Nikiforov y Katsuki Yuuri.

La historia de ellos comenzó hace años, ambos perdidos, una estrella estancada en el abismo de la fama y una flor esperando a florecer. Les tomó un vídeo viral para reunirse y así como en cualquier relación, el amor fue creciendo hasta culminar en un matrimonio, una hermosa boda en la Sagrada Familia, Barcelona, España. Mismo lugar donde decidieron comprometerse.

Ambos lograron convertirse en amantes y rivales, Viktor se había convertido en una leyenda del patinaje y entrenador de Yuuri quién parecía haber renacido de entre las cenizas posicionándose en el podio en cada una de sus competencias. Entre los dos parecían turnarse el oro y la plata.

Pero nuestra historia comienza en otro punto de sus vidas, justo después del Gran Prix Final en Dinamarca. Ambos estaban agotados y esperando su vuelo de regreso a Rusia, Yuuri revisaba las noticias de la competencia, su marido había quedado en primer lugar y él en segundo. Viktor se sostenía constantemente la cabeza, y suspiraba a lo que su esposo reaccionó.

-¿Viktor? ¿estas bien? Te ves mal- le preguntó dulcemente mientras le tocaba la frente -

-estoy bien, cariño. Solo quiero tomar ya el avión. Eso es todo - Respondió entre suspiros antes de recargarse en Yuuri - ¿pensaste en lo que te dije? -

Después de un suspiro, Yuuri observó al rubio platinado, en su rostro había algo de preocupación y tristeza.

-Si... Si lo he pensado... Vitya, aún no siento que.. No siento que sea el mejor momento ahora.-

Viktor dejó salir un suspiro y se apartó de su amado, en su rostro solo había decepción.

-Lo siento...-dijo el pelinegro al ver la reacción de su esposo, pronto se acercó y besó su mejilla - te amo...-

-y yo a ti- le contestó Viktor después de sonreirle aunque se notaba que estaba más que triste. Pronto el ambiente se rompió cuando un hombre peliblanco bien vestido y sombrero fedora oscuro, se acercó a ellos dos. Era Yakov, se había ausentado para revisar las reservaciones para sus vuelos, el propio, la pareja y Yurio, quién acompañaba a los tres como un competidor más.

-El avión está retrasado... -Dijo el entrenador de Viktor- Tardará otra hora en llegar, afortunadamente, podremos pasar primero así que pueden relajarse.- Una vez que terminó de hablar, se sentó a lado de Yurio, comenzaron a charlar más como una excusa para dejar a la pareja solos. Yuuri aprovechó eso, y sacó de su equipaje de mano una pequeña botella, parecía medicina de algún tipo. Volvió a ver a su esposo, seguía serio y tocándose su cabeza.-

-Vitya...- Lo llamó - Toma una de estas ¿si? Te ayudarán con el dolor. - Viktor lo miró y después a las pastillas, sin quejarse, tomó el recipiente sacando solo una capsula. En poco tiempo, ya la había ingerido - ... Debes pensar que solo estoy dando excusas, pero, estamos en la cima de nuestras carreras y tener un bebé no es cualquier cosa. Al menos uno de los dos tendría que retirarse por un tiempo para cuidar de él o ella..-

Viktor escuchó a su esposo interesado, desde hace tiempo, habían pensado en tener un hijo o hija, pero ¿como? Yuuri tenía razón, a diferencia de Viktor, él pensaba más las cosas antes de hacerlas. Pero cuatro años de matrimonio, ambos en la cima, la fama no lo era todo. Un bebé sería la cereza en el pastel en este cuento de hadas.

-Lo sé, lo sé... Es solo que esto se está tornando aburrido de nuevo... -Viktor tomó la mano de su marido y la acercó a sus labios- Ganar, patinar, ganar, patinar... ¿No te da la sensación de que algo falta?- Yuuri guardó silencio, definitivamente, tenía razón. -

-... Está bien... En cuanto... lleguemos a casa... comenzaremos el trámite... ¿si?- Lo miró desde abajo mientras le acariciaba su mejilla con ternura, entonces Viktor sonrió finalmente a lo que asintió para después besar los labios de su amado-

Poco después, el avión llegó, los tres patinadores y el entrenador abordaron el mismo en primera clase. Cuatro horas de vuelo hasta San Petersburgo, en esas cuatro horas, Yuuri no paraba de pensar en el futuro, quizás él podría retirarse para cuidar al hijo que tendría con Viktor. Mientras, el albino dormía recargado en el hombro de su esposo, se retorcía como si algo le doliera pero se tranquilizaba cada vez que Yuuri le hablaba.

Continuará...

bueno, aquí está un Viktuuri, recién salidito del horno. jeje Va a estar medio tragico así que no se asombren. Todo saldrá super bien al final uwu <3 <3

Querido esposo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora