Lo que había que decir

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«Re...Regina...» murmuró la bella rubia, visiblemente extenuada, al ver la silueta de la joven delante de ella, a los pies de la cama.

«Emma...Emma, ¿me oye? ¿Sabe dónde se encuentra?»

Emma parpadeó un par de veces al escuchar la voz masculina, antes de darse cuenta de las paredes blancas que la rodeaban.

«Hospital...» suspiró ella haciendo un máximo esfuerzo

Whale, visiblemente aliviado, le sonrió.

«Muy bien. Ahora descanse»

«¿Henry...? ¿Dónde está Henry?»

«Él está bien, está con sus padres. Salió de aquí hace unos días»

«¿Unos días? Pero, ¿desde cuándo estoy aquí?» preguntó mientras intentaba incorporarse. Pero una enfermera posó sus manos en sus hombros para que se volviera a echar.

«Tres días, Emma. Ha estado en coma tres días. ¿Se acuerda de lo que pasó?»

Ella cerró brevemente los ojos antes de volver a abrirlos.

«El accidente...el coche...Patiné, no veía nada...»

«Ahora todo está bien, descanse. Voy a avisar a sus padres de la buena noticia»

«Tengo...tengo hambre»

Entonces Whale le sonrió.

«Entendido»

A continuación la habitación se vació dejando solas a Emma y a Regina.

«Sigue aquí» constató con placer y alivio la bella rubia

«Todavía. Y tengo una mala noticia»

«¿Oh? ¿Cuál?»

«Henry está al corriente. Puede verme»

«Pero, ¿cómo?»

«Ni idea. En cuanto se despertó, me vio y escuchó...Me ha costado hacer que prometa que no se lo dirá a nadie»

«Se debió...sorprender»

«Emocionado sería la palabra»

«Habrá que hacernos a la idea ahora...»

«No quería que lo supiera. Ahora, va a creer que...»

«...que está aquí para siempre, lo sé»

Las dos jóvenes se quedaron en silencio algunos minutos antes de que Regina tomara la palabra.

«Así que...tres días en coma...es usted resistente» ironizó

«Es una sensación extraña. Como si, ya sabe: cuando dormimos, no nos damos cuenta de nada, ni del tiempo que pasa, ni del lugar donde estamos. Es la nada y a veces aderezada con sueños o pesadillas»

«¿Ha tenido pesadillas?»

«Al contrario, para ser franca»

«¿Ah sí? ¿De qué tipo?»

«Tipo...usted»

Regina se quedó rígida antes de dejar escapar un resoplido, casi una risa.

«Vaya. ¿Sueña conmigo, Miss Swan?» rio, pero ante el rostro serio de la bella rubia, perdió su sonrisa «¿Miss...Emma? De repente, Emma alzó el rostro y la mirada que Regina descubrió en él la hizo estremecerse «¿Emma?»

«Regina, yo...» de repente la puerta se abrió dejando que Snow, David y Henry entraran precipitadamente en la habitación.

«¡MAMÁAAAAAAA!» gritó Henry saltando a la cama, estrechando a su madre entre sus brazos, quizás un poco fuerte, porque ella se quejó un poco.

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