True Love Kiss

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Cinco días más tarde

Regina miraba la nieve caer suavemente sobre el suelo. Desde la ventana de su habitación, forrada en su albornoz, veía cómo el paisaje se volvía inmaculado.

No había salido de su casa desde hacía tres días. Estaba cansada de enfrentar la mirada de los transeúntes, a veces sorprendidos, a veces agresivos. Desde esa famosa tarde en Granny, la noticia había recorrido toda la ciudad: Regina Mills había vuelto, viva, mientras que Emma Swan había muerto esa misma tarde. Para todos, Regina milagrosamente había regresado, pero sobre todo había puesto fin a la vida de la Salvadora, de la princesa Charming, de la hija de sus héroes.

La noticia había sido tan dolorosa para ellos como para ella. Sin embargo, había tenido fe, por una fracción de segundo, antes de que las palabras de Rumpel golpearan en su rostro "Su vida por la mía", he ahí el trato. Y al besarla, Emma había sellado trágicamente su destino. ¿Lo sabía ella? ¿Lo había olvidado? ¿O era consciente? ¿Acaso pensaba poder burlar los planes de la Muerte?

Ese momento fatídico cuando el cuerpo de Emma se resbalaba de su agarre para caer al suelo, cuando Snow gritó de dolor y todos en el restaurante no sabían qué pensar: Regina Mills estaba de regreso y la Salvadora se había ido.

Una parte de los habitantes evidentemente habían creído que Regina había recurrido una última vez a su maldad para acabar con la Salvadora, y la acusaban de haberla matado. Otros, como Archie, Gold, Belle e incluso Henry no pensaban que ella fuera directamente responsable de ese drama.

Henry...Por un breve momento, él volvía a tener a sus dos madres. Solo un breve instante...antes de que la muerte le arrancara de nuevo a una de ellas. Snow había insistido para que Henry se fuera a vivir con ellos, pero él se había negado, prefiriendo volver a su casa, con su madre. Ni siquiera habían podido disfrutar de su encuentro, rotos por la muerte de Emma.

Y desde el incidente en Granny's, Regina se había clausurado en su mansión, al abrigo de miradas a veces crueles, a veces compasivas, pero estas eran muy escasas.

Ella estaba viva, no se lo creía...Pero, ¿para qué vivir si su alma gemela se había ido? Cuando todos la señalaban como la responsable de la muerte de Emma, ¿cómo vivir con ese peso sobre la consciencia? Por supuesto, solo Henry comprendía y no la culpaba, al menos no ahora. Pero no fue siempre fue así.

Cinco días antes

«¿QUÉ HAS HECHO REGINA?»

La voz estridente de Snow resonaba por todo el restaurante. Todos estaban petrificados ante lo que acababan de ver: un milagro así como una maldición: Regina había regresado de la muerte mientras que Emma parecía haberse hundido en ella.

Rumpel se levantó precipitadamente y fue hacia Snow. Llevó dos dedos al cuello de la joven rubia para ver si tenía pulso, pero nada. Cogió la muñeca que cayó pesadamente al suelo...Nada.

«Gold...¡GOLD! ¡Haz algo, te lo ruego!»

El hombre bajó entonces la mirada

«Ya no hay nada que se pueda hacer...»

«No, no...¿cómo es posible? Hace un minuto estaba bien y ahora...»

Rumpel echó una mirada a Regina, aun de pie y petrificada por el miedo

«Regina...¿Por qué dejaste que lo hiciera?»

En ese momento, Snow fusiló a Regina con la mirada.

«¿De qué está hablando? ¡REGINA, responde!»

La bella morena salió de sus pensamientos, desviando finalmente su mirada del cuerpo de Emma.

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