PARTE 1

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N/A: Lo prometido es deuda. ¡Feliz año y a leer!

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Sustantivo, \ser-uh n-dip-i-tee\

: hallazgo afortunado e inesperado que se produce de manera accidental o casual cuando se está buscando otra cosa distinta.

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PARTE 1: I ASK MYSELF WHAT AM I DOING HERE?

No sabes qué haces aquí.

Solo has necesitado cinco segundos para saber que no quieres estar aquí, así que... ¿por qué demonios sigues aquí?

Alguien te da un codazo en las costillas y te recuerda exactamente el porqué. Te giras para lanzarle una mirada furibunda a tu mejor amigo, quien tuvo la desfachatez de aparecer en la puerta de tu casa a las diez y media de la noche, obligarte a quitarte tus cómodos pantalones de chándal para embutirte en una camisa negra demasiado escotada para tu ánimo, unos tacones demasiado altos para lo que es realmente seguro debida tu torpeza natural, y arrastrarte a una fiesta llena de gente que no has visto antes jamás en tu vida.

Como si tú fueras la mejor cuando se trata de interacciones sociales.

Te podría importar menos que sea fin de año. Qué más da. Fin de año es para la gente con familias enormes y súper unidas, o para los que tienen pareja. Y resulta que tú no encajas ni en una categoría ni en la otra. Pero, maldita tu suerte, fuiste a buscarte a un mejor amigo que te extorsiona para que le acompañes a una fiesta y le veas tratar de ligar con una rubia que, quizá sea simpática, pero ha torcido el gesto cuando te ha visto llegar con Jesse, y quizá solo sean celos, pero te ha mirado de arriba abajo y ha puesto la misma cara que tú pones cuando vas a tirar la basura y apesta; así que has decidido odiarla.

- Tía, no te mataría ser un poco más amable – reprocha Jesse, apañándoselas para hacer pasar las palabras entre sus dientes apretados en una sonrisa tan repelente que te dan ganas de borrársela de la cara de un manotazo.

- ¿Yo tengo que ser más amable? ¿Y qué pasa con ella? – tu voz es apenas un gruñido, y ladeas la cabeza hacia la derecha donde, más allá, está la rubia charlando con sus amigos.

- Aubrey es... Ella ha organizado todo esto y se lo toma muy en serio. Es mi culpa, en verdad, se me olvidó por completo decirle que iba a venir con alguien – el joven se encoge de hombros –. Solo está descolocada.

Una risa seca y sarcástica escapa de lo más profundo de tu garganta.

- Eso tiene nombre, Jesse. Se llama...

- Te juro que como digas TOC, acampo en el salón de tu casa y te obligo a ver películas hasta que tirarte por la ventana te parezca más atractivo – te corta él, y en sus ojos marrones puedes ver que va muy en serio.

Y vale, no estás de humor. De verdad que no. Pero respiras hondo por la nariz y lo expulsas lentamente por la boca, haciendo un esfuerzo consciente por empujar el mal humor lejos de ti. Porque, en el fondo, Jesse no tiene la culpa de nada.

Esbozas una sonrisa tan dulce que puede causar diabetes a cualquiera que la vea, y en seguida notas cómo los hombros de Jesse se relajan.

-Voy a necesitar mucho alcohol – anuncias.

Tu mejor amigo ríe y sacude la cabeza, pero no te frena cuando le dices que ya sabe dónde encontrarte y le das permiso para que vaya a mezclarse con la gente de la fiesta, es decir, con cierta rubia en concreto.

SerendipityWhere stories live. Discover now